De “prohibida” a deseada
Gracias a la era de las redes sociales, la ciudad de Chefchaouen figura entre los escenarios soñados de los viajeros. Esto resulta irónico, pues hasta principios del siglo pasado los extranjeros no tenían permitido siquiera entrar a la ciudad, porque tenía carácter de sitio sagrado.
Su Medina, o barrio antiguo, se encuentra amurallada hasta hoy en día. En esta zona es donde todas las construcciones mantienen la misma gama de color. Esta tradición se estableció hace apenas un par de décadas, según la BBC. Originalmente, solo una pequeña sección de la Medina, habitada por judíos, tenía tal característica. Ahora, el barrio entero es pintado tres veces al año.
No se sabe con precisión por qué se adoptaron los tonos azules. Existen varias versiones al respecto, y dos de ellas destacan en particular. Se dice que se eligió ese color porque para los judíos y musulmanes se relacionaba con la divinidad; la otra explicación responde a fines prácticos: para ahuyentar insectos y mantener frescos los espacios en época de calor.