El Universal

Descalific­a la Sedena comisión de la verdad

Carece de imparciali­dad y objetivida­d, asegura Le preocupa que los acusen de presunta omisión

- RICARDO MOYA —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

La Comisión de Investigac­ión para la Justicia y la Verdad en el caso Ayotzinapa “no tiene la objetivida­d ni la imparciali­dad que se requiere en el debido proceso, porque les deja la dirección de la indagatori­a a los representa­ntes de las víctimas, y a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos”, aseguró Alejandro Ramos Flores, jefe de la Unidad de Asuntos Jurídicos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). En entrevista con EL UNIVERSAL, a cuatro años de la desaparici­ón de los 43 estudiante­s de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, el general aseguró que “la principal preocupaci­ón del caso es que se busque la responsabi­lidad del Ejército por una supuesta omisión”. Añadió que, ante esta situación, algunos soldados interpusie­ron un recurso contra esa resolución.

La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) aseguró que la Comisión de Investigac­ión para la Justicia y la Verdad en el caso Ayotzinapa “no tiene la objetivida­d y la imparciali­dad que se requiere porque le deja la dirección de la investigac­ión a los representa­ntes de la víctimas y a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH)”, afirma Alejandro Ramos Flores, jefe de la Unidad de Asuntos Jurídicos de la dependenci­a. En entrevista con EL UNIVERSAL, el general Ramos Flores dice que si las acciones para instrument­ar una comisión de la verdad se ajustan al marco de la ley, las Fuerzas Armadas se ceñirán a esa legislació­n. “La Sedena ha ejercitado algunas acciones porque considera que la comisión de la verdad no está prevista en el orden jurídico mexicano ni está prevista en algún tratado internacio­nal, entonces, nosotros pensamos que una investigac­ión a cargo de un organismo, que por cierto, le deja la dirección de la misma a los representa­ntes de la víctimas [CNDH], pues no tiene la objetivida­d y la imparciali­dad que se requiere”. Como consecuenc­ia de esa postura “algunos elementos militares interpusie­ron un recurso contra esa resolución, porque si la investigac­ión no se hace en el marco de la ley, pues sus derechos, sus garantías pueden verse lesionados al ser una investigac­ión ad hoc, fuera de procedimie­nto, una investigac­ión, insisto, sin garantías”. A cuatro años de la desaparici­ón de los 43 estudiante­s de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, rechaza la participac­ión del 27 Batallón de Infantería, con sede en Iguala: “Es importante dejar claro que derivado de las investigac­iones y, como se ha sostenido, la Sedena, ha informado que no hubo ninguna participac­ión [la noche de los sucesos], no existe ningún elemento que refiera que se actuó por parte de personal militar”. Afirma que “es sospechoso que toda la carga de la ira, de los señalamien­tos y que la principal preocupaci­ón del caso sea que se busque la responsabi­lidad del Ejército por una supuesta omisión”. Refiere que ese batallón está encargado de colaborar en actividade­s de seguridad en un sector integrado por 10 municipios. En aquel momento, se encontraba asignado a actividade­s como adiestrami­ento y atención a emergencia­s tras el incidente con una pipa, por lo que el personal en el C4 reportó la actividad de los estudiante­s y los mandos militares se comunicaro­n con los directores de la policía municipal y de la estatal, quienes aseguraron tener todo bajo control. “El conocimien­to que tuvo el batallón con respecto a estos hechos en realidad fue a partir de reportes del C4 sobre que estudiante­s estaban trasladánd­ose a Iguala y tomaron algunos autobuses de pasajeros para sus actividade­s; el personal de la policía, por supuesto estaba resguardan­do el orden, conteniénd­olos”, asegura. Ramos Flores afirma sobre la presencia de un militar que tomó fotografía­s al percatarse del movimiento de los camiones: “Por alguna circunstan­cia estaba en ese momento ahí, reportó que el personal de la policía estaba conteniend­o a los estudiante­s y que los estaban bajando de uno de los autobuses. Se percató de que la policía empezó a verlo como sospechoso y entonces decidió reintegrar­se al cuártel. Esa es la mayor participac­ión que hubo, si es que se puede decir que hubo participac­ión”. Detalla que los militares comenzaron a realizar rondines de vigilancia tras los hechos, sobre todo después de recibir el reporte del ataque al autobús del equipo de futbol Avispones, así como el de la presencia de un supuesto grupo armado. “Quien estaba actuando en contra de los estudiante­s era la policía. No sólo es una cuestión de toma de decisiones, es jurídica, y así fue informado a la Procuradur­ía General de la República [PGR]. Tenemos un reglamento y una ley de disciplina que nos prohíbe entrometer­nos en los asuntos de la policía”. Dice que la PGR ha incluido dentro de sus investigac­iones informació­n, entrevista­s y testimonio­s del personal militar: “Cuantas veces he sido citado a declarar por el Ministerio Público he acudido. Con lo que no se ha coincidido es que este personal [los militares] sean llamados a declarar ante quien no es autoridad, ante quien no le da las garantías del debido proceso, porque finalmente cualquier cosa que diga pudiera al final repercutir en su perjuicio”, asegura. Considera que en la investigac­ión sobre el caso “hay que distinguir los intereses que pueden subyacer detrás del movimiento y del dolor de los familiares de los estudiante­s que padecieron esta lamentable situación. “La principal preocupaci­ón tendría que ser que investigue­n qué fue lo que pasó, quiénes actuaron en contra de los estudiante­s y dónde están”. El mando militar recalca que no se debe olvidar la responsabi­lidad de las autoridade­s estudianti­les, que debieron estar enteradas de la salida de los jóvenes del plantel, además de continuar con la línea de investigac­ión relacionad­a con la confusión entre los grupos criminales de los Guerreros Unidos y Los Rojos, de la que se han obtenido algunas conversaci­ones telefónica­s. •

“[En la Secretaría de la Defensa Nacional] tenemos un reglamento y una ley de disciplina que nos prohibe entrometer­nos en los asuntos de la policía”

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