No fabriquen estrellas de cartón
El hombre de moda en el futbol mexicano tiene que ser orientado y el grupo familiar —así como de amistades— que lo rodea, no hacerle creer que ya logró ser un súper estelar del balompié. Raúl Gudiño tiene 22 años, una edad en la cual apenas se empieza a construir una carrera en esa posición. Por eso, se debe tomar con prudente calma y madurez lo que vive en estos días, después de la muy buena actuación que tuvo ante el América el domingo.
El futbol es muy cambiante. Si Mateus Uribe hubiera anotado ese penalti, no se estaría hablando tanto ni tan bien de Gudiño. Además de lo conformista que se están volviendo la afición y directiva del Guadalajara, que ahora hasta celebran un empate ante su odiado rival. Eso no es de equipo grande. Deberían estar preocupados por no sumar un tercer torneo sin clasificar a la Liguilla; es decir, por no volver a fracasar.
En la historia de los Clásicos, han existido estrellas de cartón, que por una buena tarde y, con ese afán de buscar ídolos, se exageran al máximo sus actuaciones. Ojalá que eso no pase con Gudiño, quien tiene facultades para una longeva carrera.
Hay muchos ejemplos. A Gabriel García lo quisieron posicionar como el nuevo Salvador Reyes, u Omar Arellano, a quien —por un buen partido— ya lo ponían como la gran figura del Guadalajara. O bien, Paulo César Tilón Chávez, a quien daban como el mediocampista del futuro, o Sergio Gaucho Ávila, a quien inflaron tanto que explotó como globo en fiesta infantil.
Pero este tipo de historias no son solamente de las Chivas. En el América ha sido exactamente la misma cosa. Cuántos “analistas” y “especialistas” aseguraban que Juan Carlos Mosqueda era el nuevo Cuauhtémoc Blanco, o Juan Carlos Torito Silva ya había encontrado la estelaridad gracias a una buena actuación contra el Guadalajara; y así hay muchísimos.
Las figuras, como Omar Bravo, Javier Zully Ledesma, Benjamín Galindo, Fernando Quirarte, Salvador Reyes, Guillermo Tigre Sepúlveda y Oswaldo Sánchez, de un lado, y del otro Luis Roberto Alves Zague, Antonio Carlos Santos, Héctor Miguel Zelada, Alfredo Tena, Cristóbal Ortega y Guillermo Ochoa, no se construyeron con un buen partido, sino por una carrera ejemplar, de constancia y profesionalismo.
Tiempo al tiempo. Llevar la trayectoria de un futbolista sin excesos de optimismo e ir viendo —semana a semana— su desarrollo, es lo adecuado. Gudiño fue señalado por un supuesto amaño de partidos en Portugal, con el Unión de Madeira, situación que todavía no se aclara.
No se pudo quedar en el Porto o el APOEL de Chipre, ni tampoco tuvo la oportunidad de formarse de buena manera en las propias fuerzas básicas del Guadalajara, ya que mercenariamente lo vendieron hacia Europa cuando aún no estaba listo para emigrar.
Sin olvidar que lo que ha hecho es muy bueno, pero todavía le falta un largo trecho por recorrer, para seguir demostrando, y no por la premura de crear una estrella en el equipo, se deje engatusar por quienes le hablan al oído, diciendo que es ya el mejor portero y el futuro de la Selección Nacional.
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