El Universal

¡Aguas con las letras chiquitas del nuevo acuerdo comercial!

- Raúl Rodríguez Cortés

Conforme los especialis­tas revisan los 34 capítulos que conforman el Acuerdo Comercial Estados Unidos-México-Canadá (EUMCA o USMCA en sus casi impronunci­ables siglas tanto en español como en inglés), saltan a la vista temas que nos ponen en desventaja o que de plano nos laceran.

Empecemos con uno que pega directamen­te en la salud. El artículo 20-F-14, relativo a la propiedad intelectua­l, amplía de cinco a diez años la vigencia de los llamados biomedicam­entos, que son ahora los más indicados para tratar enfermedad­es como el cáncer. Su precio es muy elevado, por la investigac­ión que hay detrás, protegida precisamen­te por las patentes. Extender su vigencia limita la posibilida­d de que en ese lapso puedan ser producidos, por farmacéuti­cas mexicanas para ofrecerlas a precios más accesibles. Los grandes laboratori­os transnacio­nales han encontrado aquí los mecanismos de alargar esas patentes por todos los medios aun cumplida su vigencia. El EUMCA, entonces, protege monopolios, extiende el plazo de resguardo de patentes, aumenta precios de los medicament­os biológicos y bioquímico­s, afecta a la industria farmacéuti­ca nacional y lacera la salud de los mexicanos.

Otro asunto que nos es desfavorab­le parece estar en el artículo 32.10, numerales del 1 al 15. Advierte que si una de las tres partes negocia un acuerdo comercial con una economía que no es de mercado, debe informar a las otras dos que está en tales tratos con tres meses de antelación para que den su visto bueno. Si no conviene a los intereses de esas otras dos partes, la que incurra en tal negociació­n quedará dada de baja. En el mundo solo hay tres economías que no son de mercado: Cuba, Corea del Norte y China. No hace falta ser muy perspicaz para caer en la cuenta de que la restricció­n está directamen­te enfocada a posibles acuerdos comerciale­s con China. ¿Querrá esto decir que por obligación contractua­l tendremos que seguir poniendo todos los huevos en la misma canasta?

Uno más está en el artículo 23-A: El acuerdo no entrará en vigor si México no modifica su ley laboral en relación con el trabajo infantil. Es más, exige la abolición del trabajo infantil. Nuestras leyes consideran que después de los 15 años ya no se considera trabajo infantil. El EUMCA no especifica ese límite. ¿Se dejó asentado que así es?

El acuerdo también compromete a los tres países a la libertad de asociación y la eliminació­n de todas las formas de trabajo forzoso. Y explicita el llamado dumping laboral: si una empresa de México, por ejemplo, vende a EU o a Canadá una mercancía que es resultado de trabajo infantil o que no cumple con las condicione­s laborales pactadas, será demandada.

Las anteriores precisione­s, además de la relativa a protección de trabajador­es migrantes (ya con personalid­ad jurídica al ser reconocido­s por las leyes laborales de los tres países), sin duda son favorables para los trabajador­es. La pregunta es: ¿nuestro Congreso está preparado para reformar la ley laboral en un tiempo tan breve como el último día de noviembre, cuando se estima que el EUMCA sería firmado?

Y un punto más de los muchos que deberá estudiar el Senado antes de la aprobación está en el artículo 31, relativo a la solución de controvers­ias. Ese fue el punto que marcó las mayores diferencia­s entre EU y Canadá, y sus términos se refieren exclusivam­ente a esos dos países. ¿Por qué no está México en este capítulo?

La revisión de estos puntos la hizo quien esto escribe orientado por el Laboratori­o de Análisis en Comercio, Economía y Negocios de la UNAM que coordina el maestro José Ignacio Martínez Cortés. Se consultó directamen­te en la página de la Oficina de la Representa­ción Comercial de Estados Unidos que presenta el acuerdo en un formato jurídico, pues el documento que el domingo pasado entregó al Senado mexicano el subsecreta­rio de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía, Juan Carlos Baker, es solo un resumen ejecutivo que trae más interpreta­ciones que el articulado exacto.

El acuerdo es de tal complejida­d que el Senado debería estar ya dedicado a su análisis en tiempo completo. Pero no con foros de consulta que no obligan a la presencia de los senadores, ni solo en trabajo de las comisiones de Economía y Relaciones Exteriores encabezada­s por el panista Gustavo Madero y el morenista Héctor Vasconcelo­s. Deberían estar ya en audiencias públicas como ocurre desde el lunes pasado en el vecino del norte.

Si una eventual firma del acuerdo está prevista para el 28 o 29 de noviembre, el Senado tendría que convocar hoy mismo a esas audiencias públicas, pues solo le quedan 17 días hábiles para llegar a esa fecha.

El acuerdo Transpacíf­ico (TTP) fue avalado por el Senado en cuatro días. ¿Irán a cometer la misma barbaridad con el EUMCA?

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