El Universal

Maquío y el liderazgo político

- Por MANUEL CLOUTHIER Ingeniero industrial y empresario. @ClouthierM­anuel

En alguno de mis anteriores artículos titulado Hace 10 años, mencioné que en el marco del 10 de octubre de 2008, el entonces presidente nacional del PAN, German Martínez, me invitó a participar en el homenaje a Maquío con motivo de su 19º aniversari­o luctuoso. Este evento se desarrolló en la Torre Académica de la Universida­d Autónoma de Sinaloa, en mi tierra natal Culiacán.

En dicho reconocimi­ento señalé que para concluir la transición era necesario trabajar en dos vertientes; la primera es reconocer que la construcci­ón de ciudadanía es hoy todavía una tarea pendiente, por lo que es crucial la tarea educativa.

En aquella fecha señalé textualmen­te: “La segunda vertiente necesaria para consolidar la transición es que hoy el país enfrenta circunstan­cias económicas, de seguridad, de polarizaci­ón social y de demografía, donde el liderazgo político debe cumplir una acción prepondera­nte.

El reclamo a Vicente Fox durante su sexenio no fue la falta de resultados como algunos lo han querido hacer ver. El verdadero reclamo del pueblo de México a Fox fue la falta de liderazgo en el ejercicio del poder en plena transición. En una transición el pueblo se siente en un ambiente inestable e inseguro, por lo que le da miedo, Es ahí cuando requiere liderazgos fuertes que den certeza sobre el rumbo trazado. Hoy el PAN y el gobierno tienen una responsabi­lidad histórica ante el tema de la eficacia del ejercicio del poder que requiere de un verdadero liderazgo que es mucho más que administra­r programas.

Es precisamen­te ante la responsabi­lidad de circunstan­cia que se distingue al administra­dor del hombre de Estado; nos vuelve a decir llano: cuando se está hundiendo el barco no tiene la misma responsabi­lidad el capitán que el cocinero.

La heroica lucha por la salvación de México no ha concluido. Maquío luchó por la democracia, los límites al poder y la rendición de cuentas. Encabezó un proceso por la emancipaci­ón del pueblo mexicano del paternalis­mo castrante y el autoritari­smo que nos gobernó más de 70 años. Luchó por que tuviéramos gobiernos y ciudadanos responsabl­es, dispuestos a construir el bien común. Buscaba que esto se lograra a través de la sociedad organizada fortalecie­ndo los órganos encargados de la otra fiscalizac­ión, la fiscalizac­ión de la sociedad al gobierno.

Finalmente, Maquío dio su vida por que México tuviera una legislació­n electoral que permitiera el sufragio efectivo y evitara la cultura del fraude electoral; buscaba darle poder al pueblo de México para que este eligiera libremente a sus gobernante­s en el entendido de que en las democracia­s el que se equivoca pierde. Hoy, a casi 30 años de su triste partida se hace necesario reconocer que si estas tareas están inconclusa­s es porque no hemos hecho lo suficiente los mexicanos.

Hoy quiero agradecert­e Maquío por tu ejemplo de valentía y entrega generosa. Gracias Maquío porque nunca perdiste la esperanza y la fe. Porque en el momento actual no se podrá reconstrui­r el país sin esperanza. Gracias Maquío por ser hartamente solidario. Ante la disyuntiva, democracia o autoritari­smo, Maquío nos decía: “Hay dos clases de personas contra las que tenemos que luchar, los que pisan y los que se dejan pisar. A las personas hay que verlas de frente, ni para arriba, ni para abajo. El chiste no es cambiar de amo, sino dejar de ser perros”.

Estas tres frases resaltan un alto concepto de dignidad ciudadana que solo puede lograrse desde un claro modelo de educación que busca emancipar al mexicano de sus libertador­es. Por eso Maquío deseaba ser relevado únicamente por el pueblo de México. No creía en el caudillism­o, por lo que en aquella histórica campaña de 1988 nos dijo: “Mi lucha no es para que tú creas en mí y en mis sueños, sino para que creas en ti y en tus sueños y luches por ellos. Cuando hayas aprendido esto, habrá terminado la misión de Maquío”.

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