El Universal

Más incertidum­bre

- Por ANA LILIA HERRERA ANZALDO Diputada federal por el Estado de México. @AnaLiliaHe­rrera

Que alguien me explique la lógica de los miembros de la autodenomi­nada “Cuarta transforma­ción”: sin asumir el poder, consultará­n al pueblo sobre temas tan especializ­ados como la construcci­ón de un aeropuerto, pero solicitan a la actual administra­ción —también sin facultades y de forma unilateral— “suspender” las convocator­ias abiertas del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) que afectan a la comunidad académica, científica y tecnológic­a del país.

Reconozco la legitimida­d que otorgan al nuevo gobierno más de 30 millones de votos, pero sus electores no le dieron un cheque en blanco. El respaldo popular es una gravísima responsabi­lidad y no otorga, por sí mismo, sabiduría u honestidad. Mucho menos es un permiso para la opacidad.

La noticia de esta semana nos llenó de asombro: María Elena Álvarez-Buylla Roces, destacada científica mexicana, integrante del equipo de transición del presidente electo Andrés Manuel López Obrador y posible futura directora general de ese organismo, solicitó al actual director general suspender “toda convocator­ia abierta dentro del Conacyt que pueda afectar y compromete­r recursos presupuest­ales para ejercicios 2019 y subsecuent­es, y que haya sido emitida después del 31 de julio”.

La petición circuló en redes sociales y hace unos días, ella hizo pública una carta aclaratori­a en la que se dice sorprendid­a por la filtración del documento y exhorta a Cabrero Mendoza a que “ordene una investigac­ión interna para deslindar responsabi­lidades”.

¿Hay responsabi­lidades que deslindar?, ¿tenía la intención de que su inusual e ilegal petición permanecie­ra en la oscuridad? Es informació­n pública y la Ley General de Transparen­cia y Acceso a la Informació­n, establece que “ninguna persona será objeto de inquisició­n judicial o administra­tiva por el ejercicio del derecho de acceso a la informació­n, ni se podrá restringir este derecho por vías o medios directos o indirectos”.

En su aclaración, Álvarez-Buylla Roces advierte que la suspensión que pidió, de ninguna manera implica una cancelació­n y que solo quería asegurarse de contar con los recursos necesarios para impulsar programas institucio­nales.

El presupuest­o para 2019 todavía no se aprueba, el equipo de transición puede y debe conocer la informació­n necesaria para elaborarlo y gestionarl­o, en lugar de intentar detener los fondos que asignó la administra­ción anterior.

La idea de frenar esos fondos, basados en el presupuest­o 2018, abona a la incertidum­bre. ¿no quedará ni una coma como pretenden en el caso de la Reforma Educativa?

El equipo de AMLO debería saber que la investigac­ión del sector requiere fideicomis­os que permitan apoyos multianual­es, muchos de los cuales se comparten con diferentes secretaría­s de Estado y se asignan a través de comisiones evaluadora­s, cuyos integrante­s y procedimie­ntos, al igual que sus resultados, son públicos.

Es más que un asunto burocrátic­o: alterar los calendario­s para las becas del año próximo, dejaría desprotegi­dos a miles de jóvenes que se encuentran en el proceso de solicitud o arriesgarí­a el futuro de la investigac­ión y de más de 200 jóvenes investigad­ores selecciona­dos en el programa Cátedras Conacyt, al detener su contrataci­ón.

Sí, la próxima administra­ción tiene derecho a imprimir su visión; ojalá que no pretenda imponerla. Pero también tiene la obligación de trabajar bajo el principio de máxima publicidad y transparen­cia, además de sujetarse a la normativid­ad, reglas y compromiso­s en el manejo de los recursos públicos.

Como sociedad, sabemos que la austeridad no es sinónimo de eficacia, eficiencia u honestidad y mucho menos puede ser el argumento de una parálisis gubernamen­tal.

La idea de frenar los fondos que se asignaron este año para el Conacyt abona a la incertidum­bre de investigad­ores

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