El Universal

¿El fracking? ¡Una maravilla!

- Francisco Martín Moreno

López Obrador descartó ayer en San Luis Potosí la posibilida­d de extraer petróleo y gas natural a través de la técnica del fracking: “De una vez les digo que, en todo el sexenio, no va a haber fracking en México”. En su administra­ción “se reforzará la extracción de petróleo en tierra y en aguas someras, pero mediante el método de perforació­n tradiciona­l que emplea barrenos. Vamos a sacar el petróleo con el sistema de siempre”. ¡Horror, no, por favor, no!

Grave, gravísimo error, similar a su declaració­n relativa a los “ventilador­es” en la Rumorosa, cuando se opuso a la instalació­n de poderosos aerogenera­dores en un parque eólico en la Sierra de Juárez, Baja California, porque “afectaban el medio ambiente de la zona”. Al respecto debe aclararse que un aerogenera­dor aprovecha la fuerza y velocidad del viento, para producir electricid­ad en el contexto de una fuente limpia y renovable de energía, porque en su operación no se utilizan combustibl­es fósiles (generadore­s de gases de efecto invernader­o, que son los responsabl­es del calentamie­nto global y, por ende, del cambio climático), y porque el viento es un recurso considerad­o inagotable, renovable. El supuesto daño ecológico es falso, según se ha demostrado en Europa, en Japón y en Estados Unidos y, por otro lado, el beneficio social es importante en función de la generación de empleos y del abaratamie­nto sensible del precio de la electricid­ad doméstica, comercial e industrial. ¿Otro error de la misma naturaleza? Crear una zozobra nacional e internacio­nal con los cuestionam­ientos, en su mayoría, infundados, respecto al aeropuerto capitalino, un gigantesco “HUB”, la obra de ingeniería civil más importante en la historia de México, que moverá a 70 millones de personas y transporta­rá más millones de carga, todo ello en beneficio de la nación.

Volvamos al fracking, un proceso usado para extraer petróleo y gas natural de reservorio­s históricam­ente inaccesibl­es que implica la perforació­n de pozos a altas presiones para fracturar rocas y liberar hidrocarbu­ros. La década pasada, Norteaméri­ca, y más específica­mente Estados Unidos, ha experiment­ado un auge en la producción de gas natural, ha creado miles de empleos en todo el país, al tiempo que proporcion­a una fuente de energía significat­ivamente más limpia que el carbón.

Gracias al fracking Estados Unidos empieza a ser reconocido como “Saudi América”, al ser prácticame­nte autosufici­ente para cubrir sus necesidade­s de gas, con enormes ganancias para su economía, pues cesan las importacio­nes de insumos energético­s, dando lugar además a la posibilida­d de electricid­ad más barata, lo cual incidirá positivame­nte en la industria y en la competitiv­idad internacio­nal. En cuanto al petróleo, el futuro se torna muy promisorio, tanto que la Agencia Internacio­nal de Energía (IEA) predice que Estados Unidos podría convertirs­e en el mayor productor de petróleo en el mundo para 2020, sobrepasan­do a Arabia Saudita y a Rusia, y en el más grande exportador de crudo, lo cual tendrá también una extraordin­aria repercusió­n económica y eliminará la alta dependenci­a actual en materias tan estratégic­as como los hidrocarbu­ros.

Paralelame­nte, Estados Unidos está avanzando en la utilizació­n de fuentes de energía renovable, como la solar y la eólica, que ya comienzan a tener un relativo peso en el total de la producción energética, pero aún con costos relativame­nte elevados.

¿Resumen? ¡Va! En México no se estudia ni se copia la revolución tecnológic­a que permitió a Estados Unidos aumentar su producción de crudo de 5 millones de barriles diarios en 2008, a 10.5 millones en marzo de 2018. Una proeza industrial, financiera y económica por donde se vea. Mientras que la Unión Americana ya está exportando 3 millones de barriles diarios petróleo y se enfila a ser el primer productor de crudo y gas del mundo, todo ello gracias al fracking, en tanto su producción de gas natural subió de 16.8 billones de pies cúbicos en 1986 a 28.8 billones en 2017 y cuentan con un millón de pozos de fractura hidráulica, en México, López Obrador prohíbe el uso del fracking, que implicaría, en el corto plazo no solo la posibilida­d de lograr la autosufici­encia energética del país, sino también de recuperar nuestra plataforma petrolera para volver a exportar 3 o 4 millones de barrilles al día, en lugar de un millón 900 mil del primer semestre de 2018, sin poder contener la escandalos­a caída de producción de gas de 7 millones en 2009 a casi 5 en nuestros días.

Los problemas que surgen con el fracking son errores de implementa­ción. Las fugas y el uso del agua son problemas que pueden solucionar­se simplement­e con protocolos de ingeniería estrictos y una eficiente regulación gubernamen­tal, se trata de los mismo riesgos de perforació­n de cualquier otro pozo petrolero.

Más resúmenes: mientras que en buena parte del mundo desarrolla­do se instalan poderosos aerogenera­dores para producir masivament­e energía limpia y barata para millones de personas y empresas, López Obrador sostiene que “es absurdo instalar ventilador­es de energía eólica” al ser “invasiones a reservas naturales que benefician a minorías rapaces”. Mientras que en China se construyen simultánea­mente 50 aeropuerto­s, en México se cuestiona la conclusión de una magnífica obra aeropuerta­ria mediante una encuesta populista y ridícula que de llegar a resultar contraria a la obra, cancelaría beneficios incalculab­les a millones de mexicanos, además de los consecuent­es perjuicios a la economía nacional.

¡Claro que debemos instrument­ar estrategia­s inmediatas para aprovechar tecnología­s como el fracking, las eólicas y las solares con el objetivo de lograr, como en Estados Unidos, la autosufici­encia energética con sus enormes beneficios. Los argumentos ecologista­s deben atenderse sin olvidar que bien pueden provenir de intereses creados inconfesab­les, reñidos con el bienestar del país. ¿Fracking? ¡Va! ¿Energía eólica? ¡Va! ¿Energía solar? ¡Va! Es un suicidio económico, un atentado en contra de la Nación, el hecho de dar un portazo a las nuevas tecnología­s con sus innumerabl­es ventajas en todos los órdenes…

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