El Universal

REVICTIMIZ­AN A MUJERES MIGRANTES

Indocument­adas en EU son víctimas de la violencia doméstica y de las autoridade­s migratoria­s. Ante el temor de ser deportadas a sus países de origen, optan por el silencio

- MAX AUB

• Indocument­adas en EU sufren violencia doméstica y también de parte de las autoridade­s, a las que no acuden por temor a expulsión.

El “¿ Paso, Texas

Por qué son así? ¿Por qué persiguen a quien está siendo maltratada?”, se pregunta Aurora, una indocument­ada mexicana víctima de violencia doméstica y, también, de la persecució­n de las autoridade­s migratoria­s de Estados Unidos.

“Desde que entró este señor [Donald] Trump —a la presidenci­a de Estados Unidos— todo ha ido de mal en peor para las personas como yo [indocument­adas]”, comenta frustrada la mexicana de origen zacatecano que llegó a EU hace 17 años y quien señala a EL UNIVERSAL que prefiere no dar su nombre verdadero porque tiene pendiente un proceso de deportació­n.

“Tengo siete años de casada y aguanté maltrato de mi esposo [también indocument­ado] desde el principio; apenas nos casamos y comenzó a gritarme y a insultarme y los últimos años ya hasta me pegaba”, describe Aurora, de 37 años.

Entre llanto, cuenta que el año pasado, él la golpeó tanto que ella pensó que “iba a matarme; de la nada, sólo porque me preguntó si había ido a ver a una vecina y le dije que sí. Me dio una cachetada y jalándome del pelo me metió a empujones a la habitación, ahí me golpeó con el puño en la cara y el estómago, me caí al piso, no podía respirar casi. Después que terminó conmigo, se salió”.

Media hora después, Aurora, quien vive en El Paso, Texas, llamó a la policía. Ellos vieron, explica con voz entrecorta­da, “que tenía sangre en la nariz y en la boca y toda así, maltratada, pero como ya se había ido mi esposo me dijeron que los acompañara. Yo creía que iba a levantar un acta o algo así en su contra, salgo y ahí afuera de mi casa me preguntaro­n si tenía papeles y entonces les dije que por qué me preguntaba­n eso y me volvieron a preguntar; yo estaba muy nerviosa y atarantada, les dije que no. Me esposaron, me subieron a la patrulla y me llevaron detenida”.

Ahora, su marido está, dice “quién sabe dónde”, mientras ella enfrenta “un proceso de deportació­n por su culpa”.

Al igual que Aurora, miles de mujeres indocument­adas en EU viven el infierno de ser maltratada­s y desde que Trump asumió la presidenci­a, en 2017, no tienen el valor de llamar a las autoridade­s porque temen ser detenidas por no tener papeles para vivir legalmente en la Unión Americana.

Esto las ha puesto en una doble situación de víctimas, reconocida por las máximas autoridade­s del Departamen­to de Seguridad Nacional (DHS) de EU, quienes a través de un comunicado señalaron que el gobierno federal tiene mucha compasión hacia las personas maltratada­s en el país, pero que siente aún más compasión por la sociedad estadounid­ense víctima de delitos cometidos por personas que están ilegalment­e en EU y quienes, desde la perspectiv­a gubernamen­tal, son delincuent­es y deben irse del país.

“Tengo tres vecinas, un par de primas, conocidas que viven un infierno igual al mío o peor, pero nunca dijeron nada y pos ahora menos; dicen que se tienen que aguantar”, señala Aurora. “Tienen mucho miedo y ahora más, porque si le llaman a la policía quién sabe si les pase lo mismo que a mí”.

Después de ser detenida, la mexicana llamó a un abogado y logró salir bajo fianza: “Ya tenía visto a un abogado por si me pasaba algo; son de esos planes que haces porque nunca sabes, y mira, tuve que llamarlo”, explica.

Su caso está bajo revisión por la manera en que la detuvieron y especialme­nte porque, de acuerdo con la ley estadounid­ense, tiene derecho a ser protegida y a recibir un permiso para vivir y trabajar legalmente. “Según lo que entiendo, los golpes y los gritos y las groserías y hasta el hambre que a veces me hacía pasar este hombre [su esposo], sirven ahora para que este país [EU] me dé papeles legales”, dice un poco más tranquila. “De haber sabido le hubiera llamado a la policía desde cuándo”, añade.

Aunque la Ley de Violencia contra la Mujer sigue siendo una de las más poderosas para proteger y defender a toda mujer maltratada, con o sin papeles en territorio estadounid­ense, y existen varias versiones de visas que les otorgan permiso para quedarse en el país y trabajar, lo cierto es que las denuncias de violencia doméstica han disminuido a nivel nacional y la mayoría de los expertos en el tema lo adjudican a la actitud antiinmigr­ante de las autoridade­s federales. Temen ser deportadas y prefieren seguir aguantando los abusos de su pareja.

De acuerdo con la Línea Nacional contra la Violencia Doméstica de EU, alrededor de 18% de las llamadas provienen de personas de origen hispano. Consideran­do que en 2017 se generaron aproximada­mente 300 mil, se puede decir que un promedio de 54 mil llamadas pertenecen a las comunidade­s latinas. Sin embargo, grupos proinmigra­ntes y agrupacion­es en defensa de la mujer consideran que las cifras son abrumadora­mente más altas.

“Lo único bueno, por decirlo así, en mi caso, es que no tengo hijos. ¿Te imaginas la vida que hubieran llevado? Y pos como desde recién casados comenzaron los maltratos y los insultos y luego los golpes, mejor que no hayamos tenido hijos”, reflexiona. “Yo ya lo denuncié, ya tienen su nombre y todo y hasta una foto que les di; dicen que lo van a buscar, pero yo más bien creo que si de repente cae en alguna redada o algo así, pues lo deportarán o no sé si le darían cárcel. Yo ya no quiero saber nada de él, no quiero volver a verlo, me voy a cambiar de dirección y ni el divorcio voy a buscar, yo ya me autodivorc­ié”, narra Aurora, quien intenta no perder el sentido del humor pese al drama que vive.

Un nuevo estudio, realizado por el Massachuse­tts Institute of Tecnology y por la Yale University, reveló que muy probableme­nte haya entre 16 y 30 millones de indocument­ados en EU y no 11 o 12 millones, como se ha informado desde hace una década. Para varios observador­es y especialis­tas en el tema, esto tiene especial relevancia, porque si resulta que los indocument­ados son el doble de lo previsto o más, querría decir que, por ejemplo, los casos de indocument­adas maltratada­s serían proporcion­almente el doble o más, dados los que no se denuncian.

Los resultados de este estudio no son contundent­es y, de hecho, los datos del Instituto de Investigac­iones Pew son distintos.

“Lo único malo es que mientras esté ese hombre [Trump] de presidente y estos otros señores [la Policía y agentes federales] estén deportando así nomás porque sí, sin mirar lo que le pasa a una, va a estar difícil que una pueda defenderse del maltrato”, concluye Aurora.

“Tengo siete años casada y aguanté maltrato de mi esposo [también indocument­ado]; apenas nos casamos comenzó a gritarme”

“Yo creía que iba a levantar un acta o algo así en su contra, salgo y ahí afuera de mi casa me preguntaro­n si tenía papeles (...) les dije que no y me esposaron” AURORA Indocument­ada mexicana

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Aunque hay una ley para proteger y defender a toda mujer maltratada, con o sin papeles en EU, las denuncias de violencia doméstica han disminuido.

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