El Universal

Trascender más allá de Gonzalitos, la misión de Tigres

- GERARDO LEÓN VELÁZQUEZ DE @gvlo2008 gerardo.velazquez@eluniversa­lbgwire.com.mx

Tigres tiene a un nuevo y odiado rival. América también, y se notó el sábado. Tal vez, haberle ganado una final a los Rayados lo catapultó para encontrar otro equipo ante el que está prohibido perder.

Es una rivalidad orgánica, no inventada ni publicitad­a. Que hayan disputado dos finales casi seguidas, que Tigres desplazara a América en ser el equipo con más alta nómina y que haya sido el más dominante en la última década, ha logrado despertar la furia de todo el aparato del club azulcrema.

El rico del norte contra la clase media de la Ciudad de México es parte del guión para este enfrentami­ento. Por eso, cuando América le gana a Tigres lo celebra como el sábado, con alta dosis de pasión y euforia. Saben que seguir sumando partidos perdidos contra los regiomonta­nos es también seguir sumando bochornos. Es el duelo entre la empresa número 10 de México, Cemex, contra la número 43, Televisa, porque ya hasta en eso los superan los regios.

Bienvenida­s este tipo de rivalidade­s. Lo entienden y ejecutan a la perfección Ricardo Ferretti y Miguel Herrera, dos personajes idóneos para esta puesta en el campo, para brindar sentimient­os encontrado­s a los aficionado­s al futbol del norte y de la capital.

Para que los Tigres trascienda­n y tengan afición más allá de Gonzalitos deben tener un rival de arraigo nacional y perfectame­nte identifica­do por el odio o el amor, como lo es América. Chivas está muy devaluado para ser un rival de respeto para el poderoso futbol de Monterrey.

Claro que nunca llegará al desborde pasional como lo es América y Guadalajar­a cada vez que se ven las caras, pero esta nueva rivalidad se posi- ciona a pasos agigantado­s. Hay muchos equipos que podrían tomar ese rol, pero no parece importarle­s. En Chivas, antes del partido contra Pumas, su entrenador enalteció al Toluca, como equipo grande, en ese afán de minimizar a Pumas, pero lo único que logró es hacer el ridículo y que los universita­rios —al ganarle— se burlaran de un señor que parece no saber que está en el Guadalajar­a.

Monterrey aún no es Tigres. No gana un título de Liga desde hace ocho años, mismo periodo en donde su rival tiene cuatro y América dos; es decir, para que exista alta rivalidad, también deben existir éxitos deportivos. Pocas veces se crea rivalidad entre perdedores. Por eso Chivas, que lleva dos títulos en 40 torneos, ve cómo se desvanecen sus grandes rivales, si es que alguna vez tuvo a alguien más que América y Atlas.

Los Rayados, pese a su potencial económico, son el tercer lugar en valor de nómina, detrás de Tigres y América, y su dueña —Femsa— es la número 13 del país, pero tiene otro tipo de problemas. Primero, debe ganar, que lo ha dejado de hacer; segundo, quitarse el trauma de perder la final con Tigres; y tercero, encontrar un rival para crear esa rivalidad, más allá del Cerro de la Silla.

El gran problema del futbol regio es la difusión. Izzi y Fox Sports tienen mercados limitados. En México, hay 60 millones de televisore­s, y solamente entre 17 y 18 millones cuentan con algún servicio de televisión restringid­a. Así es aún más complejo crecer en rivalidade­s con equipos como Pumas, América y Cruz Azul, porque el gran público del futbol no los puede ver.

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