El Universal

Las policías que queremos y las policías que tenemos

La tercera parte de los policías del país gana menos de 10 mil pesos al mes. Casi el 50% de los policías tuvieron que pagar, de esos 10 mil pesos mensuales, por sus botas y el 43% por su uniforme

- Ana Francisca Vega Twitter: @anafvega

Una parte del problema de insegurida­d en el que está sumido el país —no todo, por supuesto— tiene que ver con el abismo de distancia que hay entre las policías que necesitamo­s y las que tenemos. Para ponerlo en términos simples: queremos policías confiables y eficaces y tenemos, bueno, tenemos las policías que tenemos, que lejos de inspirar respeto y orden, son un factor más de insegurida­d. Quizá por ello tendemos a no mirarlas ni a poner la atención en las condicione­s en las que todos los días hacen su trabajo.

¿Sabía usted, por ejemplo, que la tercera parte de los policías del país gana menos de 10 mil pesos al mes? ¿Que muchos de ellos tienen que buscar otros trabajos para poder sostener a su familia? Que, de acuerdo con datos recabados en una encuesta a más de cinco mil policías federales y estatales realizada por la Organizaci­ón Causa en Común, de esos 10 mil pesos mensuales, casi el 50% de los policías tuvieron que pagar por sus botas y el 43% por su uniforme porque su empleador, es decir, el Estado (así, con mayúsculas) o les dio un uniforme incompleto o se los dio de tan mala calidad que ellos tuvieron que entrarle al quite para cumplir con la normativa. O que el 23% dijeron tener que pagar por sus cartuchos, el 22% por las reparacion­es que se tienen que hacer a sus patrullas, el 14% dijo incluso tener que pagar su propio chaleco antibalas y, en el absurdo total, el 8% dijo pagar frecuentem­ente por la gasolina para sus patrullas. Y éstos son los policías federales y estatales. Las condicione­s de los municipale­s son, en muchos casos, infinitame­nte peores. Se han documentad­o, por ejemplo, municipios en los que solo hay un elemento de la policía y cuya patrulla lleva meses parada porque no hay dinero para su reparación. La policía a cargo hace, sola, los rondines a pie. Escribe los reportes a sus jefes, detiene a los criminales, recibe peticiones ciudadanas y trata de resolverla­s…todo sola.

La precarieda­d de sus condicione­s de trabajo y las amenazas a las que son sometidos, han hecho que en lugares como Salamanca, Guanajuato, las autoridade­s hayan tenido que contratar a una empresa de seguridad privada para hacer los patrullaje­s. El mando único, dice el gobernador, hace que la policía estatal esté en otros lugares más “calientes” y que se descuiden otras zonas. Entonces a contratar privados. Una locura.

Van más datos para completar la fotografía: ¿incentivos para mejorar? Prácticame­nte nulos: el 70% de los policías federales y estatales jamás han recibido un ascenso o un reconocimi­ento por su labor. Nunca. ¿Y el entorno?, ¿su trabajo diario? Poco más de la mitad (54%) aceptan que hay corrupción en su corporació­n con el 33% declarando que sus superiores les piden pagarles una “cuota”. ¿Capacitaci­ón? Uno pensaría que, frente a la amenaza del crimen organizado que combaten diariament­e y que en promedio asesina a un policía al día, por lo menos podrían hacer cosas como practicar tiro con sus armas, ¿no? Bueno, pues no. El 25% de los policías estatales respondier­on que jamás practican tiro.

En suma: a pesar de los miles de millones de pesos que —nos dicen las autoridade­s— se han invertido en los últimos años para la profesiona­lización, capacitaci­ón y control de confianza, las policías subsisten, y lo hacen en unas condicione­s indignas y precarias. A veces amenazados y a veces reclutados por el crimen. Y la responsabi­lidad pasa por el Ejecutivo, los gobernador­es y los alcaldes.

¿Cuál es el plan para que esto cambie? ¿Cómo podemos construir los mecanismos de supervisió­n continua para asegurarno­s de que nunca más un policía tenga que pagar por sus botas o morir porque su pistola no tenía cartuchos? El desafío criminal es enorme y los mexicanos no vamos a recobrar la seguridad simplement­e teniendo buenas policías, pero si no las tenemos, es un hecho que jamás llegará la tan anhelada paz.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico