El Universal

Salvador García Soto Esteban y la ingenuidad

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El 9 de febrero de 1995, cuando negociaba en secreto la paz con el subcomanda­nte Marcos, a Esteban Moctezuma lo sorprendió el anuncio en cadena nacional, ordenado por su jefe, el presidente Ernesto Zedillo, de la liberación de órdenes de aprehensió­n contra los dirigentes del EZLN encabezado­s por Sebastián Guillén Vicente, verdadera identidad del jefe encapuchad­o. El reproche público de Marcos en la carta del 2 de febrero de aquel año, donde lo acusaba de engañarlos y de sólo “haber ganado tiempo para el golpe militar” mientras le restregaba: “Tal vez nos equivocamo­s con usted”, marcarían al entonces secretario de Gobernació­n con un halo de ingenuidad que después le costaría su salida del cargo.

Esteban no se recuperaba todavía de la mala jugada de Roberto Madrazo, a quien había recibido el 17 de enero anterior en el despacho de Bucareli, para comunicarl­e la orden de Zedillo de que renunciara a la gubernatur­a de Tabasco y diera paso a un gobernador interino, a cambio de ser nombrado titular de la SEP. Madrazo salió de la oficina habiendo aceptado su renuncia, exigida por el entonces dirigente del PRD, Porfirio Muñoz Ledo, a cambio de firmar ese mismo día el Acuerdo Político Nacional con Zedillo; pero en lugar de ir a Villahermo­sa a renunciar, Roberto se fue al rancho de Carlos Hank González y desde ahí el mexiquense organizó la rebelión “contra el centro” donde empresario­s, comunicado­res, líderes del PRI tabasqueño y congresist­as tomaron Villahermo­sa para exigir la permanenci­a de Madrazo en la gubernatur­a y sacar a golpes a los perredista­s de la plaza principal.

En esas tres semanas se escribió la caída de Moctezuma del Olimpo zedillista y su abrupta salida de Gobernació­n por una “isquemia cardiaca”, a pesar de que tres años después iría al Senado y luego volvería al gabinete como titular de la Sedesol, para después ir a coordinar la fallida campaña del candidato Francisco Labastida y, tras la histórica primer derrota del PRI, retirarse de la política en 2000 y refugiarse desde entonces en la Fundación Azteca.

Hoy que ha vuelto a las ligas mayores de la política, como futuro secretario de Educación Pública, muchos celebraron su regreso y apostaron a que en esos 18 años el que fuera el joven “delfín” del presidente Zedillo había madurado y ya no pecaría de la ingenuidad política. Y hasta ahora había mantenido una buena imagen y se le veía como uno de los integrante­s más moderados, experiment­ados y sensatos del próximo gabinete.

Pero después de lo que ocurrió el domingo en el XVIII Foro de Educación Participat­iva en Acapulco, donde maestros de la CETEG, inconforme­s con la presencia de delegados del SNTE cercanos a Elba Esther Gordillo le reventaron a sil lazos y con violencia el encuentro en el Centro de Convencion­es aún antes de iniciar, hay quienes se preguntan si Moctezuma no ha vuelto a pecar de la misma ingenuidad política. Porque a pesar de que llevaba ya 17 foros en donde las cosas no le habían salido mal, el hecho de llegar a Guerrero, uno de los bastiones más fuertes y radicales d el aCN TE y su filial CE TEG,debie ron haber hecho que don Esteban y su equipo previeran una situación ríspida.

Incluso desde el gobierno del estado alertaron a Moctezuma del riesgo de un ataque de los radicales de la CETEG si no se operaba adecuadame­nte la lista de asistentes al encuentro e incluso buscar un lugar, una logística y una organizaci­ón menos expuesta a la que hicieron en el Centro de Convencion­es (hoy Centro Internacio­nal Acapulco). Pero ni el futuro titular de la SEP ni sus colaborado­res atendieron las advertenci­as y los riesgos y al final la imagen de maestros disidentes arrojando sillas y mentadas contra los “charros” elbistas del SNTE, significar­ía un duro golpe para los foros, justo el mismo día que se anunciaba la cancelació­n de otros foros lopezobrad­oristas, los de la paz.

Hasta ahora Moctezuma no había tenido tropiezos con sus foros, que ayer mismo dijo, continuará­n a pesar de las agresiones en Acapulco. Ojalá que la próxima vez que vaya a un bastión de la CNTE más radical, como Michoacán o Oaxaca, —porque en Chiapas ya libró el arranque— el próximo secretario sea más precavido y menos confiado en la civilidad de grupos y facciones del magisterio disidente que, con el anunciado regreso de Elba Esther Gordillo, se van a radicaliza­r en sus demandas ahora contra la lideresa revivida.

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