El Universal

Sí se pueden mejorar las estadístic­as del turismo

- Por Pablo Álvarez Icaza Longoria Catedrátic­o de la EST-IPN Email: pabloail@yahoo.com.mx

Hace dos semanas Francisco Madrid, director de la Escuela de Turismo de la Universida­d Anáhuac, hacia la pregunta a propósito del “Foro Internacio­nal de Estadístic­as para el Fortalecim­iento de Competenci­as a los Enlaces Estatales de Informació­n Turística 2018”, organizado por la Secretaría de Turismo (Sectur) y el Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi).

Mi respuesta es que sí, pero para ello se requiere primero tener un diagnóstic­o de lo que está mal, y después actuar en consecuenc­ia, lo que implica que se destinen recursos públicos suficiente­s para poder construir la estadístic­a necesaria

Coincidimo­s en que en que si no se cuenta con informació­n adecuada es muy difícil que los tomadores de decisiones, empresario­s y diseñadore­s de la política pública puedan tomar las mejores determinac­iones.

Madrid aprovechó la oportunida­d para señalar que los empresario­s con los que tiene un contacto permanente —el Consejo Nacional Empresaria­l Turístico (CNET)— no confían en las estadístic­as del turismo. Mencionó varios ejemplos, con los que estoy de acuerdo en parte.

El cuestionar­io hotelero se sigue haciendo vía telefónica, como hace mucho tiempo, y sospecha que las cifras son bajas por temor del declarante al fisco.

Sin embargo, ello se debe a que la muestra de selección es aleatoria, y si en la misma cayó un establecim­iento que no cuenta con el equipo necesario y la preparació­n del personal, difícilmen­te va a hacerse de otra forma. Contrario a lo que cree, el resultado es al revés: a veces las cifras de ocupación son altas, porque con ello se lava dinero en una actividad lícita.

Incluso en establecim­ientos mayores la administra­ción del hotel sigue siendo manual. En unas vacaciones que hice en el verano pasado a la Sierra Gorda en Querétaro la asignación de cuartos disponible­s era con papel y lápiz, o en el mejor restaurant­e de Pinal de Amoles mi tarjeta de crédito no pasó, porque había problemas con un internet intermiten­te y en otros sitios únicamente se aceptaba efectivo. Ese es el otro México, que tiene una gran brecha digital y en situacione­s de desventaja.

Señaló que tenemos muchas cifras de empleo en México, las de la Cuenta Satélite del Turismo de México (CSTM), las de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), las del Observator­io Laboral. y ahora los 10 millones de turistas del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés). Sin embargo, no son equivalent­es.

La primera son puestos de trabajo remunerado­s, que en estricto sentido no son personas, pero que es consistent­e con la misma variable del sistema central; las derivadas de la ENOE, ligerament­e arriba de 4 millones, devienen de un cálculo usando la informació­n de la CSTM y la ENOE, pero sólo nos dan una cifra global que hereda la sobreestim­ación de la CSTM.

Las del observator­io laboral consideran la informació­n de restaurant­es y hoteles de la ENOE que, aunque conceptual­mente es errónea, es la más precisa; y las de la WTTC aplican un “modelo” que incluye empleo indirecto.

Coincido con Paco en que lo más lamentable es que Sectur haya comprado estas últimas como buenas, en un afán de resaltar el aporte al empleo del sector.

También respaldo el llamado que hizo para que Sectur vuelva a publicar las cifras de asegurados temporales y permanente­s del IMSS de servicios de hospedaje y de transporte aéreo, que si bien no son tan lucidoras en términos de montos, son indicadore­s oportunos y útiles de las tendencias del turismo.

En 2016, el consumo turístico participó con 20% del total privado del país (a precios constantes), correspond­iendo 16.6% al turístico interno y 3.4% al receptivo, lo que muestra el mayor peso específico del turismo doméstico.

Sin embargo, la medición del consumo turístico interno está sobrestima­da. Su cálculo es indirecto a partir de la oferta por el “método de fluir de bienes”, por lo que el origen del problema está en otra parte. Su monto y participac­ión se ven desproporc­ionados y poco creíbles

Si no se cuenta con informació­n adecuada es muy difícil que los empresario­s y los diseñadore­s de la política pública puedan tomar las mejores determinac­iones

en un país con bajos ingresos para la mayoría de la población y con elevados niveles de pobreza. Tampoco las encuestas nacionales de gasto en hogares validan un porcentaje tan elevado.

Como ya he comentado antes, no se trata sólo de elaborar encuestas de gasto turístico, sino de hacerlas por el lado de la oferta, en los establecim­ientos de servicios, por ejemplo en los restaurant­es para estimar el monto de los consumos de los turistas, es decir, de las personas que están fuera de su entorno habitual.

En el foro, al participar en el panel de los expertos hice tres cuestionam­ientos: 1) no se ha querido estudiar el impacto fiscal del turismo, es decir, se han hecho investigac­iones de lo que podría aportar, pero no de lo que efectivame­nte contribuye; pongo como ejemplo el estudio sobre minería que difundió hace poco el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas; 2) no hay investigac­iones sobre el lavado de dinero en el sector, especialme­nte en el segmento inmobiliar­io, pero no exclusivam­ente; evidenteme­nte, estos son temas tabúes; 3) Sectur no va a poder mejorar sus estadístic­as en tanto no destine más recursos para ello.

Las primeras dos no tuvieron respuesta, simplement­e porque no las hay; la tercera recibió la evasiva de que hay que analizar el costo-beneficio de ello. Confío en que el próximo gobierno sí lo haga.

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