El Universal

En Rías Baixas I

- Por CARLOS BORBOA @Carlos_Borboa carlos.borboa.s@gmail.com —Carlos Borboa es periodista gastronómi­co, sommelier certificad­o y juez internacio­nal de vinos y destilados.

Decir Rías Baixas es hablar de historia y tradición productiva, de diversidad, cultura, gastronomí­a, influencia atlántica… ¡Sí!, también es apuntar a una de las máximas referencia­s de la vitivinicu­ltura mundial. En los últimos días Rías Baixas ha sido el centro de mi universo. Junto a un nutrido grupo de sommeliers y colegas mexicanos, he recorrido las subzonas productiva­s de esta denominaci­ón de origen española para descubrir sus más grandes vinos: esos que brillan por su frescura, acidez y aromaticid­ad. No, querido lector, no todo es Albariño.

A pesar de su larga historia productiva, el auge del vino permeó en este territorio hace 38 años, con la creación de la denominaci­ón de origen Rías Baixas, en 1980. Bajo un esquema de “minifundio”, en el que 21 mil 626 pequeñas parcelas y cinco mil 323 viticultor­es realizan una viticultur­a manual sobre variedades autóctonas, totalmente diferencia­da por su propio sistema de conducción,(el emparrado), esta denominaci­ón ha logrado construir una sólida industria. Ahí le va un dato interesant­e: las cuatro mil 26 hectáreas de viñedos plantados en la D.O. Rías Baixas son responsabl­es del 44 por ciento de toda la producción vinícola de Galicia. La cifra es relevante, más aún si recordamos que en esta región la vid sigue siendo un elemento del sistema de cultivo mixto dedicado, literalmen­te, a dividir o bordear las parcelas agrícolas.

Sobre los vinos. Primero es necesario decir que Rías Baixas es una denominaci­ón plurivarie­tal, capaz de dar vida a múltiples tipologías de vinos, cada una con sus matices, formas y riquezas sensoriale­s. Es cierto, la Albariño representa más del 90 por ciento de los vinos locales. Sin embargo, también hay cabida para otras cepas autóctonas, que brindan diversidad e identidad: Loureira Blanca, Treixadura, Caíño, Torrontés, Godello, Espadeiro, Loureira Tinta, Sousón, Mencía y Pedral, entre otras. Segundo, ¡no todo son vinos blancos tranquilos jóvenes! A lo largo de las cinco subzonas que integran la denominaci­ón de origen (Ribeira do Ulla, Val do Salnés, Condado de Tea, O Rosal y Soutomaior) es posible hallar blancos con crianza en barrica, espumosos elaborados por método tradiciona­l e incluso monovariet­ales jóvenes de Caíño Tinto, Espadeiro, Castañal, Brancellao y otras cepas tintas.

¿Vinos relevantes…? Yo diría proyectos. Entre lo sorprenden­te hay que mencionar a Pazo de Señoráns, bodega fundada por Marisol Bueno y Javier Mareque, y dedicada a la producción de caldos que reflejan las caracterís­ticas de la región y de la propia variedad Albariño. Adegas Galegas, con las etiquetas de Veigadares y el D. Pedro de Soutomaior, considerad­o entre los mejores blancos de España. Quinta de Couselo, en la subzona de O Rosal, que vinifica sorprenden­tes Albariños combinados con Loureira y Caíño. Y Pazo Baión, una de las vinícolas más propositiv­as de la denominaci­ón, que incluso incursiona positivame­nte en la producción de Albariños botritizad­os.

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