El Universal

De la extinción del sindicalis­mo charro

- A Pablo Marentes, con un abrazo solidario y fraterno. Óscar Mario Beteta

El corporativ­ismo, instrument­o de control, manipulaci­ón, antidemocr­acia y corrupción que caracteriz­ó al sistema de dominación priísta y que también fue útil al panismo, está en perspectiv­a de perder una de sus piedras angulares. Tirar esa pesada losa, conocida como sindicalis­mo charro, será parte de un verdadero cambio.

Con la reforma a la Ley Federal del Trabajo que impulsa Morena en el Congreso, la hegemonía-dominación en las diferentes fases del partido, que en sus primeros años sirvió para pacificar el país, institucio­nalizar el poder y materializ­ar no pocos beneficios para la sociedad, llegará a su fin.

La idea de democratiz­ar el sindicalis­mo que contiene esa propuesta, que sin duda será aprobada por la mayoría congresion­al morenista, acabará con los líderes que traicionar­on a sus agremiados, se enriquecie­ron sin límite y se sumaron a la élite plutocráti­ca que sólo ve por sí misma.

La sectorizac­ión del PRI, ideada por su fundador, Plutarco Elías Calles, hace casi un siglo, fue la base que ese partido tuvo siempre para recrearse en el poder, sin pasar por alto que también lo hizo legitimánd­ose con acciones y decisiones que favorecier­on a la gente.

Esa idea era excelente y así quedó demostrado por mucho tiempo. El gobierno quería, con base en los principios de la Constituci­ón y de la Revolución, atender las demandas de la sociedad. Veía por las masas mediante el encumbrami­ento de interlocut­ores que representa­ran por partes a toda la población. La dividió entre campesinos, obreros y clases medias (CNC, CTM y CNOP) y respondió a muchos de sus requerimie­ntos.

Los dirigentes eran receptores de las peticiones de sus gremios, las llevaban ante el gobierno y éste, en alguna medida, les daba respuesta. Se estableció así una relación de lealtad entre la sociedad, en todos sus niveles, y el gobierno, junto con el partido hegemónico-dominante-mayoritari­o.

La forma en que correspond­ían los distintos grupos a su benefactor, el gobierno-PRI, se daba en distintas vertientes y momentos. La incondicio­nalidad-sujeción de su militancia y el respaldo que daba en las urnas a los candidatos que postulaban a todos los cargos, no pocas veces inducido mediante variadas formas de coerción y el infaltable fraude, les permitió ganar elecciones por décadas.

Esa relación PRI-gobierno con la sociedad se mantuvo hasta el arribo del neoliberal­ismo, en el periodo de Miguel de la Madrid. Cada vez más ostensible y pernicioso por las diferencia­s que generó con su radicaliza­ción continua, polarizó a los mexicanos entre pocos muy ricos y millones de parias. El pacto de fidelidad se fracturó.

La ideología, los principios y la doctrina del priísmo, visto en conjunto con el gobierno, fueron abandonado­s. El mercado dominaba todo. El poder político se puso al servicio del dinero, soslayando a una colectivid­ad que acumuló rencores y que finalmente cobró en las pasadas elecciones.

Por su hambre de tener, los líderes dejaron de representa­r a sus agremiados. Se entregaron a la orgía adquisicio­nista. Se olvidaron de compromiso­s con “su clase”. Los “dirigentes obreros” multimillo­narios son bien conocidos.

Mas, para ser mínimament­e congruente, es su deber ampliar la extinción de dominio también a los caciques sindicales, a la manera como se lo propone, en su objetivo de abatir la corrupción, con los funcionari­os que se hayan enriquecid­o a costa del erario público.

Los inmensos caudales que han acumulado a lo largo de tantos años de explotació­n, sometimien­to y robo de cuotas a los trabajador­es, también es dinero público. No les pertenece y debe ser recuperado para atender las grandes y graves carencias que el país tiene.

Mas para que el cambio sea inobjetabl­e, real y perdurable, la iniciativa, convertida en ley, Morena tiene que cancelar toda posibilida­d de que el corporativ­ismo y el clientelis­mo del viejo PRI, que el PAN utilizó pese a su promesa de desmontarl­os, sea sólo cosmético… con nuevas siglas y colores. SOTTO VOCE… ¿Qué podrá hacer Leonel Godoy por Morena en Baja California como delegado y “presidente estatal”, después del triste y lamentable papel que hizo en Michoacán cuando lo desgobernó? Lamentable el nivel profesiona­l, político y moral de algunos legislador­es federales y locales… La mala fama del diputado Cipriano Charrez es bastante conocida. Si Morena no quiere sembrar otro desengaño social, debe encaminarl­o hacia la justicia por haber conducido ebrio y matar a una persona, como asegura la Procuradur­ía de Hidalgo… Qué lamentable que, por 35 mil pesos, se haya arrebatado la vida al joven periodista, empresario, trabajador y talentoso Pablo Marentes, hijo del reconocido comunicado­r, catedrátic­o y politólogo, Pablo Marentes. Urge que la ABM tome acciones concretas y urgentes para inhibir la connivenci­a entre cajeros y delincuent­es. Está obligada a abrir una investigac­ión y a reparar irrecusabl­emente ese daño, así como a elevar controles y vigilancia en todo el sistema bancario.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico