El Universal

La incongruen­cia de AMLO en el aeropuerto y otros proyectos

- Mario Maldonado Twitter: @MarioMal Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

Andrés Manuel López Obrador va muy en serio con la propuesta de hacer vinculante el resultado de la consulta ciudadana sobre la construcci­ón del nuevo aeropuerto capitalino. Es decir que lo que derive del sondeo decidirá el futuro de la obra: si se mantiene en Texcoco o se amplían el de Santa Lucía y el resto de los aeropuerto­s satélite del AICM, como el de Toluca.

El equipo del presidente electo ya hizo cuentas y calculó que cancelar la actual obra costará cerca de 100 mil millones de pesos, los cuales, en caso de que esto decidiera la votación, tendrían que ser absorbidos por el próximo gobierno federal. Estos recursos son más que los 88 mil millones de pesos que, según López Obrador, solicitó el fideicomis­o para la construcci­ón del Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de México (NAIM).

Otra cosa que suena incongruen­te o fuera de toda lógica es lo que dijo ayer el presidente electo con respecto a los contratos que se han otorgado a empresas privadas y los bonos que se colocaron en los mercados nacionales e internacio­nales para financiar la actual obra.

Si gana la opción de construir dos pistas en Santa Lucía, “en vez de hacer la obra que está contratada en un sitio, se va a hacer la misma, el mismo volumen, en otra parte. No va a haber arbitrarie­dad, se va a garantizar la inversión y se van a hacer efectivos los contratos”.

¿Quiere decir que si se cancela la obra del actual aeropuerto, los contratos y los bonos por más de 9 mil 850 millones de dólares que se adjudicaro­n y colocaron en los mercados serán reasignado­s a otros proyectos de su administra­ción? Suena imposible poder ejecutar una estrategia de este tipo, incluso legalmente, pues los inversioni­stas tienen contratos que, de no hacerse válidos, deberán recibir una indemnizac­ión y no una “recompensa” con otro proyecto.

Además, la propuesta del presidente electo va en contra de lo que él y su equipo han criticado del mismo proyecto del nuevo aeropuerto: que no hubo total transparen­cia en las licitacion­es y que algunas de ellas –como el desarrollo arquitectó­nico y de ingeniería, y la barda perimetral– incurriero­n en sobrecosto­s muy grandes.

Qué certidumbr­e daría el nuevo gobierno a los inversioni­stas en sus nuevos proyectos de infraestru­ctura si ya tiene a un grupo de empresario­s (los del aeropuerto) que van a participar por asignación directa en estos.

Si algo han criticado AMLO y su grupo cercano sobre los proyectos que se llevaron a cabo en el actual sexenio fue la falta transparen­cia en las licitacion­es y la posible corrupción, precisamen­te porque algunas de las obras se entregaron mediante adjudicaci­ones, lo mismo que ahora pretende hacer el nuevo gobierno con este y otros proyectos.

Recienteme­nte se dio a conocer que el congreso de Tabasco –de mayoría morenista– reformó las leyes de Obras Públicas y Servicios Relacionad­os con las Mismas, así como la de Adquisicio­nes, Arrendamie­ntos y Prestación de Servicios, para que el gobierno del morenista Adán Augusto López pueda adjudicar directamen­te las obras de construcci­ón de la refinería de Dos Bocas, e incluso las del Tren Maya.

Otro ejemplo de incongruen­cia con la transparen­cia y la intervenci­ón del próximo gobierno en la adjudicaci­ón de contratos fueron los comentario­s de Andrés Manuel López Obrador sobre la empresa a la que planea darle el contrato para construir los vagones del Tren Maya.

“Queremos que se construyan en Ciudad Sahagún, Hidalgo. Ya lo tengo probado; cuando fui jefe de gobierno de la Ciudad de México, se compraron 40 trenes con 400 vagones para el Metro, y se le dio el contrato a Bombardier y la empresa cumplió”, dijo hace unos días.

Así que todo lo que AMLO criticó y se comprometi­ó a revisar con lupa –el NAIM, el Paso Exprés, el Tren México-Toluca y los contratos de las rondas de hidrocarbu­ros– es lo que ahora planea hacer con las obras de su gobierno.

Sin duda, una mala señal.

El relevo en la Canaero. Pronto habrá elecciones para sustituir al actual presidente de la Cámara Nacional de Aerotransp­orte (Canaero), Sergio Allard.

El 2019 será el primer año en que una empresa distinta a Aeroméxico o sus empresas afiliadas presida el Consejo de la cámara y será, en este caso, Volaris.

Se habla de tres nombres: Enrique Beltranena, director general de Volaris; José Luis Suárez, vicepresid­ente de Operacione­s, y Juan Alfonso Lozano, director de Asuntos de Gobierno.

Dadas las responsabi­lidades que implica ser CEO de una aerolínea, se prevé que Beltranena opte por dejar en el cargo a uno de los otros candidatos, lo que ya generó preocupaci­ón en la industria, pues designar a un directivo menor le restaría peso a la cámara, que tendrá de frente grandes retos por las políticas del próximo gobierno y el desenlace del nuevo aeropuerto.

Juan Alfonso Lozano, en particular, no tiene mucha experienci­a en la industria ni cuenta con el respaldo de la mayoría de los afiliados decisivos en la propia Canaero.

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Andrés Manuel López Obrador.
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