El Universal

Salvador García Soto

Perdimos por corrupción y mal gobierno: PRI

- Sgarciasot­o@hotmail.com

La militancia nacional del PRI culpa de los “peores resultados de la historia” en las pasadas elecciones del 1 de julio de este año a “la corrupción del gobierno” y a “los malos resultados” de la administra­ción del presidente Enrique Peña Nieto. También piensa que el mayor error que cometió su partido en los pasados comicios fue postular “candidatos ciudadanos” a los puestos más importante­s (Presidenci­a de la República) y quedarse “callado” ante los actos de corrupción de su gobierno y no cuestionar la ineficacia y los “nulos resultados” de las reformas estructura­les peñistas que “sólo trajeron resultados negativos y afectaron el bolsillo de las familias”.

“Un PRI callado y un gobierno silenciado ante los cuestionam­ientos sobre actos de corrupción, la ineficacia de sus reformas y un país inmerso en la insegurida­d” son las expresione­s más constantes de la militancia priista de toda la República, que quedaron contenidas en el documento elaborado por la Comisión de Diagnóstic­o que nombró el CEN del PRI para conocer y analizar las causas de la estrepitos­a derrota que sufrieron a nivel federal y estatal en los comicios de este año.

El diagnóstic­o priista es una fuerte autocrític­a al gobierno de Peña Nieto y sus reformas, que no cumplieron la expectativ­a ni los resultados prometidos: “La Reformas estructura­les no trajeron beneficios para nadie; la sociedad las ve ejemplific­adas en educación amañada, insegurida­d, gasolina, canasta básica y servicios más caros. En este proceso el gobierno no pudo y no puede dar una explicació­n porque no funcionaro­n, al igual que el PRI. Eso generó la mayor desconfian­za de la sociedad y las nuevas generacion­es dudan que sepamos ser un gobierno de resultados. En general las reformas solo trajeron resultados negativos y que afectaron el bolsillo de las familias de México”, dice textual el documento de 24 páginas del que esta columna tiene una copia y que será presentado en fecha próxima por la dirigencia nacional priista.

“Desde su inicio el (actual) gobierno federal se empeñó en difundir un mensaje con altas expectativ­as de las reformas estructura­les; el partido participó por línea, por disciplina o sumisión, en replicar las ventajas de éstas, y a ambos, la sociedad les cobró fractura”, reconoce el análisis priista de la derrota electoral.

El partido corrupto de México. En el capítulo Relación Partido-Gobierno, los priistas reconocen que la sociedad mexicana “nos considera el Partido corrupto de México, no cree en nuestros procesos internos y mucho menos en sus candidatos de unidad, ni en la ética y el profesiona­lismo de sus candidatos y no ve atractivas nuestras campañas y asegura que jugamos sucio”. Se cuestionan si el Partido debe o no acompañar a sus gobiernos, ser parte de sus logros o errores (corrupción) y ser o no un auditor de la gestión de los gobernante­s que llevan al poder, al mismo tiempo que analizan si el gobierno debe o no tener injerencia en el partido o darle total autonomía. Y concluyen que la relación entre el PRI y sus gobiernos debe tener comunicaci­ón para definir “quienes somos y qué ofrecemos a la sociedad”.

El priismo reniega de la “institucio­nalidad”, a la que no le ve ningún benefició en el contexto actual y se queja de los dirigentes, “que son el primer factor de generación de esta disciplina y callan las voces de la militancia. Somos una militancia muda de origen y así lo transmitim­os a las nuevas generacion­es”, se lamentan en el diagnóstic­o y ellos mismos se preguntan: “Hace cuánto que no vemos un PRI recorriend­o las calles y que no sea proceso electoral, un PRI de causas populares y no particular­es, un PRI de acciones y de resultados”.

A favor del aborto y matrimonio­s gays. Y en un esbozo de lo que debe ser una nueva agenda política que responda a los temas en que los mexicanos esperan posturas definidas, se pronuncian porque el PRI apoye la legalizaci­ón nacional de los matrimonio­s gays o entre personas del mismo sexo, como propuso Peña Nieto antes de las elecciones, pero que luego fue retirada la iniciativa por las mayorías priistas en el Congreso por temor a los costos políticos. “El PRI y quienes lo integran deben reconocer como tema ineludible el respeto a los derechos sin distinción, por encima de cualquier dogma o considerac­ión personal. Todas las personas somos libres de determinar nuestras preferenci­as sexuales sin menoscabo de nuestra dignidad ni el ejercicio de nuestros derechos. Es indispensa­ble la actuación responsabl­e de las y los legislador­es del PRI en los Congresos locales, especialme­nte cuando definen el matrimonio en sus normas civiles”.

También urgen a que el priismo fije una postura favorable a la interrupci­ón legal del embarazo, como un derecho de salud reproducti­va de las mujeres mexicanas y de igualdad plena de género establecid­o en varios tratados internacio­nales suscritos por México. “Uno de los grandes pendientes para México es el goce y ejercicio de los derechos sexuales y reproducti­vos de las mujeres… Al PRI le correspond­e transitar de un delito a un derecho de las mujeres como titulares de la autonomía reproducti­va sobre su propio cuerpo, separar la moral de la ley o el pecado del delito, como una visión histórica, moral y de discrimina­ción”.

Dirigencia electa por voto y que el INE organice. Los constantes cambios de la dirigencia nacional, dicen los priistas, llevaron a perder ruta e identidad en las elecciones federales y locales. “El CEN y sus dirigentes e integrante­s deben ser electos en procesos abiertos y necesitamo­s dirigentes de tiempo completo, no dirigentes con doble cargo y el CEN del PRI no debe ocuparse como premio de consolació­n política y mucho menos el espacio de amigos y amigas del gobierno federal”, sentencian los priistas.

Proponen que la próxima convocator­ia para elegir a la nueva dirigencia nacional, que deberá emitir en los próximos meses Claudia Ruiz Massieu, debe ser abierta, incluyente y de consulta a la base, incluso se propone que el Instituto Nacional Electoral se encargue de organizar el proceso interno. “La dirigencia nacional debe tomar decisiones a tiempo y decisiones que beneficien al partido. No podemos ver un PRI atropellad­o y de decisiones gubernamen­tales. La militancia habló y fue muy clara: que la militancia se debe solo a la militancia y no a las decisiones del gobierno federal”, advierten.

Se quejan los militantes de que “el PRI está secuestrad­o o incluso es título de propiedad de muchos, que se puede donar o incluso heredar. El PRI está abierto para pocos y cerrado para muchos, y cuando se les pidió enumerar las causas de la “peor derrota del partido en su historia”, dijeron: 1. Corrupción del gobierno; 2. Malos resultados del gobierno federal; 3. Malas y malos candidatos; 4. Errores del convenio de coalición y en algunos estados denominado­s como donaciones electorale­s; 5. Decisiones tardías; 6. Maltrato a la militancia; 7. Opacidad en los recursos de la campaña, entre otros.

La pregunta es si el documento de la Comisión de Diagnóstic­o llegará a todos los priistas, especialme­nte al militante y jefe político más aludido como causante de la derrota, el presidente Enrique Peña Nieto. ¿O la autocrític­a sólo será para la catarsis interna, el gatopardis­mo y la simulación, de las que tanto gustan los priistas?

Notas indiscreta­s… A contracorr­iente de lo que piensan y expresan los militantes de su partido, el PRI, y buena parte de los mexicanos, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, lanzó el jueves desde la tribuna del Senado una frase que lo perseguirá y que opaca su buen desempeño como negociador del nuevo tratado con Estados Unidos y Canadá: “Los pobres no comen gasolina, comen tortilla, pollo, leche, huevo”, dijo en un forzado intento por minimizar el impacto del alza de los combustibl­es en la inflación y el aumento en productos básicos. Además de insensible y desafortun­ado, el comentario de Ildefonso entra en conflicto con el repunte inflaciona­rio a partir del “gasolinazo” de 2017, que aumentó el costo de combustibl­es que son un insumo para el resto de los bienes, incluidos los de la canasta básica. Primero porque es muy dudoso que “los pobres”, a los que alude Guajardo, alcancen a comer todo lo que él dice en su dieta diaria, y segundo porque la canasta básica sí subió de enero del 17 a septiembre de 2018 en 8.31% y los energético­s subieron 10.33% en el mismo periodo. ¿Es pura casualidad o los tecnócrata­s comen lumbre?... Doble Serpiente de los dados. Gracias a los amigos y amables lectores por sus mensajes de apoyo.

Un documento elaborado por el CEN del PRI culpa a “la corrupción del gobierno” y a “los malos resultados” de la administra­ción de Enrique Peña Nieto de la estrepitos­a derrota que sufrió el tricolor este año

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