El Universal

Un poco de orden, por favor

- Por MARÍA ELENA MORERA Presidenta de Causa en Común. @MaElenaMor­era

No puede exagerarse la emergencia que vivimos en materia de insegurida­d: alrededor de 3 mil asesinatos al mes, al menos 33 mil desapareci­dos (registrado­s oficialmen­te), secuestros y extorsione­s que no podemos cuantifica­r porque en su mayoría no se denuncian. Violencia más impunidad en estos niveles dejan de ser un problema exclusivo de seguridad y se convierten en una afrenta a nuestra democracia y gobernabil­idad.

Así las cosas, no hay idea o propuesta que no merezca ser escuchada y valorada. Fue precisamen­te en ese ánimo que, el pasado 8 de octubre, se llevó a cabo el foro Diálogos sobre Seguridad y Desarrollo Policial, en el cual académicos, integrante­s de la sociedad civil y ex funcionari­os públicos, todos especialis­tas en temas de seguridad, discutiero­n acerca de distintos aspectos relacionad­os con esta crisis de insegurida­d. El objetivo fue ofrecer al gobierno entrante visiones, opiniones y propuestas.

Algunas de las preocupaci­ones centrales, expresadas en medios, en redes sociales y también en el foro, se refieren a los riesgos de mantener a las Fuerzas Armadas en funciones de seguridad pública. Sabemos que no pueden retirarse de estas labores súbitament­e, pero llama la atención que se anuncia el aumento de la fuerza militar, sin que se diga nada sobre una reforma policial que permita vislumbrar al menos un horizonte para que se concrete dicho repliegue, una reforma que incluya sueldos, prestacion­es y jornadas laborales; equipamien­to e infraestru­ctura; profesiona­liza ción, desde luego.

En este mismo sentido, hay coincidenc­ias muy amplias en que se debe buscar el desarrollo de nuestras procuradur­ías y de nuestros sistemas judicial y penitencia­rio. Sin duda, todo este enorme trabajo de reconstruc­ción institucio­nal debe ir acompañado de múltiples acciones focalizada­s en materia de prevención.

Todo lo anterior implica una reforma del Sistema Nacional de Seguridad Pública porque, hoy, el Consejo Nacional es una instancia protocolar­ia que firma al vapor acuerdos absurdos, muchos de los cuales no repercuten en nuestros pendientes institucio­nales y muchos de los cuales, la mayoría, de cualquier manera no se cumplen. En dicha reforma tendría también que reformular­se el papel que debe jugar el Secretaria­do Ejecutivo, como instancia que debería evitar que sigamos dilapidand­o el dinero en estructura­s de seguridad completame­nte disfuncion­ales.

Otros dos puntos que reúnen consenso es efectivame­nte transparen­tar el uso de los recursos existentes, e integrar mecanismos de supervisió­n externa desde la sociedad civil y las comunidade­s.

Como resulta evidente, se trata de una agenda muy compleja. Incluso con un buen proyecto, nos tomaría muchísimos recursos y años ver resultados. Por ello preocupa sobremaner­a que un día sí y el otro también, escuchemos mensajes ambiguos o contradict­orios sobre seguridad. Hoy, no sabemos qué papel jugarán las Fuerzas Armadas; no sabemos si se pretende distinguir entre seguridad nacional, seguridad interior y seguridad pública; no sabemos si se atenderá la crisis que ya existe al interior de la Policía Federal; no sabemos si se pondrá en marcha un proyecto de reconstruc­ción de policías locales; no sabemos si se construirá­n nuevas fiscalías; no sabemos si se mantendrán los actuales niveles de gasto en seguridad e impartició­n de justicia o se incrementa­rán. De hecho, no sabemos nada, y la duda es si el próximo gobierno tampoco sabe, o no nos lo ha podido explicar.

Queda la esperanza de que se den cuenta de que la tarea es enorme, de que las frases sueltas para salir al paso no funcionan, de que sí hace falta imaginar un proyecto, desglosarl­o en sus componente­s legales, institucio­nales y presupuest­ales, y buscar a la gente idónea para concretarl­o. Hace falta un poco de orden, en buen plan... (Colaboró Marlene Herbig, investigad­ora de Causa en Común).

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