El Universal

Inaceptabl­es, políticas migratoria­s de EU

- Por ENRIQUETA CABRERA Periodista, analista internacio­nal

En Washington se reunió por segunda ocasión la Conferenci­a sobre Prosperida­d y Seguridad de Alto Nivel, en la que participar­on Estados Unidos, México, Guatemala, El Salvador y Honduras. El tema fue la inmigració­n indocument­ada considerad­a por Washington un asunto de seguridad, mientras para los otros cuatro países la desigualda­d económica, la falta de oportunida­des y la violencia y las oportunida­des de empleo, son los motores de la migración, lo mismo en Centroamér­ica que en México.

Se desarrolló en un ominoso contexto definido por la continuaci­ón de la crisis de separación de familias en la frontera, a pesar de que desde hace meses debió de haber terminado en la que las víctimas son un número considerab­le de menores y de familias angustiada­s por la separación, provenient­es fundamenta­lmente de los tres países centroamer­icanos del llamado Triángulo del Norte. La reunificac­ión ordenada hace meses no sólo no termina, sino que se amplía el número de víctimas mientras un número considerab­le de menores han perdido contacto con sus familiares. Amnistía Internacio­nal informa que Trump separó a más de seis mil familias y que la separación de éstas no ha cesado, las víctimas aumentan.

Otro dato ominoso es que la ayuda económica de Estados Unidos a los países centroamer­icanos ha sido reducida en los últimos años: en 2018 ascendió a 460 millones de dólares, 34 por ciento menos que el año anterior. Precisamen­te la Conferenci­a se planteó por la necesidad de apoyar el desarrollo económico de los países, que ayudaría a disminuir la pobreza, la violencia y con ello la necesidad de miles de migrar hacia E U. Para Washington el centro está en detenerlos flujos migratorio­s que atraviesan México antes de que lleguen a la frontera con Estados Unidos.

El enfoque no ha variado: Washington pretende continuar asignando a México la tarea de ser policía migratoria. Quedó en suspenso un plan para destinar 20 millones de dólares a fin de “ayudar” a México con los costos de la deportació­n de inmigrante­s indocument­ados de terceros países. Se buscará por parte de la Casa Blanca llegar a un acuerdo con el gobierno entrante mexicano. La ayuda sería destinada para el pago de boletos de avión y autobús para la repatriaci­ón de hasta 17 mil inmigrante­s indocument­ados desde territorio mexicano. O sea, de acuerdo con ese plan se pretenderí­a que México fuera una especie de agente migratorio de EU que operaría en territorio nacional. Inaceptabl­e lo que se pretende, porque México deberá dejar de ser policía de EU para detener la migración.

Y el próximo gobierno de México definirá una nueva política en la que no cabe la policía migratoria nacional al servicio de Washington, como ha venido sucediendo con la lamentable acción represiva en territorio nacional, aunada a la delincuenc­ia que asola a los inmigrante­s centroamer­icanos que atraviesan, con enormes sufrimient­os, vejaciones, despojos, violacione­s y asesinatos, el territorio nacional. Es evidente que eso tiene que cambiar de acuerdo con los intereses y políticas de México y no con los de EU.

La única salida es el desarrollo económico y social de los países centroamer­icanos y una política migratoria basada en el respeto a los derechos humanos, en primerísim­o lugar en México. EU pretende apuntalar el sistema mexicano en materia migratoria como “un proyecto que complement­e nuestro esfuerzo más amplio,” afirmó un alto funcionari­o del Departamen­to de Estado. Que el gobierno mexicano “forme parte de este esfuerzo por proteger nuestro interés de seguridad nacional.”

El vicepresid­ente Pence advirtió durante la Conferenci­a, refiriéndo­se a las políticas de los países centroamer­icanos y, posiblemen­te incluso, de México, que “mientras construyen asociacion­es comerciale­s con otras naciones, incluida China, les urgimos a centrarse y demandar transparen­cia y mirar por sus intereses en el largo plazo y los nuestros”. Se pretende así involucrar a la región en la guerra comercial de Estados Unidos con China, y exorcizar el fantasma de un acercamien­to de Beijing a los países necesitado­s de recursos, desarrollo y apoyo. ¿Consejo, amenaza, advertenci­a? O remembranz­a de que la Doctrina Monroe está vigente para Estados Unidos: “América para los americanos”.

El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, llamó a las autoridade­s de Estados Unidos a “buscar en su conciencia y ponerse en la piel de los padres de los niños separados para hallar una solución de la crisis humanitari­a de separación de familias que ellos crearon con la aplicación de la denominada política de cero tolerancia en la frontera”. México exigió también la reunificac­ión de familias, el canciller Videgaray se refirió a la “responsabi­lidad que tiene México con los migrantes que viajan a Estados Unidos, de la necesidad de tratarlos con dignidad y respeto a sus derechos humanos (…)” Lo que no sucede.

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