Pescadoras En las redes de la desigualdad
De las mujeres que trabajan en el sector pesquero, 70% carecen de ingresos fijos; su aportación no está valorada, indican empresarias, expertas y permisionarias
Más de 14 mil mujeres trabajan en el sector pesquero de México, pero 70% no percibe un ingreso fijo, señala un análisis basado en cifras del Inegi. El papel femenino en esa industria no es valorado económicamente del mismo modo que el de los hombres, coinciden especialistas.
Cuando llega la temporada de la almeja catarina, cada primavera en la Bahía de Magdalena, Baja California Sur, el trajín de Marceni Mejía inicia desde las cuatro de la mañana, al preparar las embarcaciones y remolcarlas a la orilla. Después alista el desayuno de sus dos hijos y los lleva a la escuela, pues quiere que sean profesionistas y que no se dediquen a la pesca. Luego limpia la casa y al mediodía recoge las lanchas con el producto.
Mientras la permisionaria mide, pesa, enhiela y vende las almejas, sus trabajadores duermen unas tres horas. En ese lapso va de nuevo por los niños y luego regresa a la rutina. A las siete de la noche, parece que sus párpados cargan plomo.
Marceni rema a diario a contracorriente como miles de otras mujeres, ya que los pescadores les dicen que son de mala suerte en altamar, que no tienen fuerza, que su trabajo es en el hogar, que su salario es menor porque los hombres se desgastan más.
En los 17 estados costeros de México trabajan 14 mil 311 mujeres, frente a 158 mil 227 hombres en el sector pesquero; de ellas, 70% no percibe un ingreso fijo de acuerdo con un análisis de dataMares y Comunidad y Biodiversidad (Cobi), basado en las cifras del último censo económico del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Esa cantidad se debe a que no hay esfuerzos para recolectar datos de los procesos previos y posteriores a la extracción (valor agregado) donde participa la mujer, según refieren pescadoras, empresarias, permisionarias y especialistas consultadas por EL UNIVERSAL para este reportaje en tres partes.
“El papel de la mujer en la pesca no está valorado económicamente”, dice Lorena Ortiz, asesora de la Confederación Mexicana de Cooperativas Pesqueras y Acuícolas. “El obstáculo principal es la poca política pública”, señala Alejandra Perea, especialista en biología marina por la Universidad de Victoria en Wellington, Nueva Zelanda. “Un profundo reto es tener un censo real de cuántas manos de mujeres participan”, subraya Laura Rodríguez, directora del Environmental Defense Fund (EDF) en México.
Para lograr una política pública integral se requieren más datos y contrapesos en la toma de decisiones, coinciden las expertas. Por ejemplo, en la historia de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) desde 2001 no ha habido una mujer al frente y en el gobierno entrante tampoco la habrá.
Marceni se asume como ama de casa, pese a que conoce el oficio desde niña en su natal Reforma de Angostura, Sinaloa. Su primera jornada laboral inicia en el hogar, pues los varones pescan por la madrugada o la noche. La segunda es en procesadoras, donde se realiza limpieza del producto (descabezar o destripar), preparación de embarcaciones, reparación de redes y distribución. Sigue la administrativa, en la contabilidad y los permisos.
Se trata de un problema global, ya que millones de mujeres trabajan con o sin percepciones fijas en el sector, indica por su lado la Organización Mundial de la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Las cifras de México, lugar 16 en producción pesquera, no son alentadoras. Conapesca establece que son 22 mil mujeres, mientras que el Inegi registra 14 mil 411 en el último censo de 2014. De ellas, 9 mil 907 (70% del total) no reciben un sueldo fijo y periódico, igual que 88 mil 233 hombres (59%).
Los porcentajes más preocupantes son los de Guerrero (90%), Nayarit (88%), Jalisco (87%), Oaxaca (86%) y Michoacán (83%), que representan a 6 mil 503 mujeres. En Guerrero, Oaxaca y Michoacán, cabe destacar, 50% de la población total es pobre.
En contraste, con sueldo fijo aparecen Sonora (81%), Baja California (79%), Quintana Roo (73%), Yucatán (58%) y Campeche (53%), que, sin embargo, sólo generan una tercera parte de los empleos, con 2 mil 259.
Desde que Marceni se divorció fue como si empezara de cero. Intentó subsistir de varias formas, pero la pesca siempre ha sido su fuente primaria. Con el tiempo se percató de que
ganaba menos que los hombres. “Si trabajas en la planta procesadora son de mil a 2 mil pesos en la semana; un hombre se va a marea y viene ganando 2 mil o 2 mil y feria. Un pescador gana más que una mujer en una oficina o vendiendo lo que sea”, cuenta la mujer de 36 años.
Minerva Pérez, propietaria de la firma Atenea en el Mar, en Ensenada, Baja California, recuerda que al comenzar encontró diferencias en los sueldos de mercado del sector “y me dijeron: ‘Ah, porque son mujeres, los hombres trabajan más’”.
Actualmente no hay datos oficiales sobre la brecha salarial; sólo existen los relacionados al servicio público, donde la Conapesca registra
65% de hombres, 25% de mujeres y el resto, vacantes, según su directorio.
De los 12 cargos en la comisión, sólo uno está equilibrado: dirección de área de segundo nivel, mientras que en la del primero son 11 frente a cuatro. En subdirecciones, jefaturas de departamento, direcciones generales y adjuntas, la plantilla es masculina en su mayoría. Además, ningún cargo femenino rebasa los 50 mil pesos netos de salario, en contraste con los hombres, que perciben de 60 a 130 mil.
Apoyo en cuatro años
La Comisión, adscrita a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), indicó a este diario que el gobierno federal ha invertido 880 millones de pesos (mdp) en proyectos de apoyo que beneficiaron a más de 11 mil mujeres involucradas en la pesca y la acuacultura en los últimos cuatro años.
Uno de los planes más importantes de respaldo en localidades de media, alta y muy alta marginación es el incentivo denominado Acuacultura Rural, mediante el cual se respaldó a mil 286 proyectos en 20 entidades, con una inversión de 174 mdp que beneficiaron a 2 mil 791 productores, de los cuales 744 son mujeres, resaltó.
En Bahía Magdalena, Marceni no es la única mujer que emprendió el camino del mar. “Aquí lo que yo hago muchas lo hacen, hay luchonas que bucean almeja catarina, que les gusta salir al mar. Son obreras la mayoría y son parte de la productividad del mar”. En 1997 llegó a San Carlos, donde aprendió a ser madre, esposa, pescadora y empresaria. Ahora tiene dos lanchas, pero la contribución que hace a la economía nacional permanece invisible en los registros oficiales.
*Iniciativa de Ciencia y Periodismo, dataMares http://datamares.org
“Si trabajas en la planta procesadora son de mil a 2 mil pesos por semana. Un pescador gana más que una mujer en una oficina o vendiendo lo que sea”
MARCENI MEJÍA
Permisionaria en Baja California Sur