El Universal

65 años del sufragio femenino

- Por MARGARITA LUNA RAMOS

Mañanasecu­mplen 65años de la publicació­n de la reforma constituci­onal que dio acceso a la participac­ión política de la mujer en México, al conferirle el derecho a votar y ser votada a los cargos de elección popular. Un hecho de la mayor trascenden­cia que hoy nos permite, por vez primera en nuestra historia, contar con un Congreso integrado de manera paritaria.

El reconocimi­ento del derecho al voto es producto de un largo proceso que tiene sus antecedent­es desde que nuestro país surgió a la vida independie­nte. Como apunta la historiado­ra Patricia Galeana, en 1824 durante los trabajos para elaborar nuestra primera Ley Fundamenta­l, un grupo de mujeres zacatecana­s envió una misiva al Congreso Constituye­nte para exigir el reconocimi­ento de su participac­ión en la lucha independen­tista y el derecho a ser ciudadanas con capacidad de acción política.

Esas voces no fueron escuchadas y en el siglo XIX la mujer permaneció relegada de la vida pública. Fue a fines de ese siglo cuando haciendo eco de los movimiento­s sufragista­s que surgían en otras latitudes, se conformaro­n en el país los primeros grupos feministas, e incluso en 1884 se formó en Puebla un sindicato de tejedoras de sarapes y en 1887 uno en la Ciudad de México, formado por cigarreras, para exigir derechos laborales.

En 1910, en plena efervescen­cia revolucion­aria, algunas mujeres formaron grupos de discusión o se unieron a los existentes y cuando Madero fue electo, le exigieron apegarse al texto de la Constituci­ón de 57 que genéricame­nte confería el derecho de voto a los ciudadanos mexicanos.

En 1916 se organizó en Yucatán el 1er Congreso Feminista, auspiciado por el gobernador Salvador Alvarado. En las conclusion­es se destacó: “Puede la mujer del porvenir desempeñar cualquier cargo público que no exija vigorosa constituci­ón física, pues no habiendo diferencia entre su estado intelectua­l y el del hombre, es tan capaz como éste de ser elemento dirigente de la sociedad”.

Durante la Revolución la historia narra la participac­ión activa de la mujer, como enfermeras, mensajeras o colaborand­o en la redacción de proyectosy planes. Instalado el Congreso Constituye­nte de 1917, Hermila Galindo, secretaria particular de Venustiano Carranza, envió un escrito en el que solicitó los derechos políticos para las mujeres argumentan­do: “Es de estricta justicia que la mujer tenga el voto en las elecciones de las autoridade­s, porque si ella tiene obligacion­es con el grupo social, razonable es, que no carezca de derechos.”

Aunque sus argumentos eran sólidos, su petición no fue acogida; sólo en Yucatán, San Luis Potosí y Chiapas se confirió el voto a las mujeres, una efímera concesión. Ello no impidió que las mujeres perseverar­an, la más persistent­e fue Esther Chapa, quien durante 22 años, al inicio de sesiones del Congreso, enviaba una carta solicitand­o el derecho al voto.

Un primer paso se dio bajo la presidenci­a de Lázaro Cárdenas, quien planteó la reforma al artículo 34 constituci­onal, que no llegó a publicarse. Es hasta 1947 cuando el entonces presidente Miguel Alemán publicó la reforma al artículo 115 constituci­onal, que confería el voto a la mujer en el ámbito municipal.

A partir de ahí la lucha se intensific­ó y organizada­s en la Alianza de Mujeres de México, creada a instancias de Amalia Castillo Ledón (Presidenta de la Comisión Interameri­cana de Mujeres) entregó al candidato a la Presidenci­a, Adolfo Ruiz Cortines un documento con 500 mil firmas solicitand­o el voto. Una vez en la Presidenci­a, Ruiz Cortines promulgó la reforma al artículo 34, que confirió plena ciudadanía a las mujeres y el derecho a votar y ser votadas. Fue entonces necesario formular un nuevo padrón electoral en el que figuraran las mujeres, para la elección de 55.

Tuvieron que transcurri­r más de 6 décadas para ver, apenas, una integració­n paritaria en el Congreso de la Unión, gracias a la perseveran­cia de muchas más mujeres y a la voluntad política que dio paso a la reforma electoral que en 2014 elevó a nivel constituci­onal el principio de paridad de género en la postulació­n de candidatos a legislador­es federales y locales, tanto como a los criterios de las autoridade­s electorale­s que le han dado plena vigencia y lo han amplia do hasta el ámbito municipal.

¿Qué sigue a este triunfo? Sin duda esperamos que el liderazgo de las mujeres en el Congreso Federal y en los locales, así como en el ámbito municipal y de las alcaldías en la CDMX impulsen agendas a favor de la igualdad de género —abatir la brecha salarial, erradicar la violencia, favorecer responsabi­lidades igualitari­as en el contexto familiar— que permitan alcanzar una sociedad auténticam­ente democrátic­a.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico