1975, TRAGEDIA EN EL METRO
Un accidente en la estación Viaducto marcó la historia del STC a 6 años de inaugurado
El 20 de octubre de ese año ocurrió un accidente que manchó de sangre la historia del STC.
Desde 1975 a la fecha, mucho ha cambiado en los alrededores del Metro Viaducto. El tráfico en la Calzada de Tlalpan se ha multiplicado, el viejo cine Álamos dio paso a una tienda departamental, Entre los vecinos del rumbo apenas queda el recuerdo de una tragedia que marcó la historia del transporte capitalino y que casi ha desaparecido.
El 20 de octubre de aquel 1975, el tren número 10 del Metro se estrelló contra el 08, que estaba detenido en la estación, cobrando la vida de 31 personas, según el reporte oficial, y dejando más de setenta heridos.
El accidente ocurrió después de las 9:30 de la mañana en el andén con dirección a Tasqueña.
Los diarios publicaron en sus portadas las crónicas e imágenes más estremecedoras; relatos de víctimas y supervivientes y de padres que perdieron a un hijo.
Uno de los primeros testigos fue el fotógrafo de este periódico Jesús Fonseca, quien nos dice que este hecho lo impactó como reportero.
“Fue algo insólito, la gente no lo creía. Yo llegué cuando acababa de suceder, todavía estaban esperando a las ambulancias y a los bomberos, y se veían cuerpos salidos por las ventanillas, muchos heridos... no sé a qué velocidad sería, pero los vagones estaban como acordeón.”
“Me quedé cerca de media hora, porque los policías no querían que nos acercáramos a tomar fotos. Yo trabajé mucho tiempo la fuente y tenía contacto con las redes de policía, delegaciones, gracias a eso logré algunas fotos que fueron publicadas, pero también hubo censura. Parece mentira, pero la jefatura controlaba a todos los reporteros, y se trató de impedir que eso se divulgara.”
La conmoción popular fue enorme, en una ciudad que apenas seis años antes había estrenado la primera línea de lo que se había calificado como moderno y eficiente sistema.
El 21 de octubre se leía una sentencia contundente: “el orgulloso y flamante Metro de la Ciudad de México se bañó en sangre y sus estructuras quedaron convertidas en chatarra”.
Para Fonseca, la imagen más sobrecogedora fue la de “una persona que estaba prensada entre las ventanas, muerta, con más de medio cuerpo hacia afuera del tren”.
Esta escena también fue recogida en notas periodísticas posteriores, donde se narra el desenlace: “en vista de que no se podía rescatar el cuerpo completo, le pusieron una sábana encima para que la gente no viera que, de jalón en jalón, lo despedazarían. La sábana se cayó al momento de los tirones, y todos presenciaron horrorizados tan terrible maniobra.”
La prensa difundió que pasajeros afirmaron que alguien había accionado la palanca de emergencia del tren 08 varias ocasiones durante el viaje.
Según el testimonio de Mario Mejía, “cuando llegamos a la estación Viaducto volvió a sonar la alarma, sólo que entonces fue cuando sentimos el golpe. Todos salimos corriendo entre gritos de horror y llantos desesperados.” La trabajadora Marta Montes afirmó que dicho llamado de alerta se debió a que el brazo de un hombre había quedado atrapado entre las puertas, sufriendo una herida.
Por instrucciones del presidente Luis Echeverría, se formaría una comisión especial para investigar qué había sucedido.
El regente capitalino Octavio Sentíes se refirió al incidente de las palancas, asegurando que “no había nada de cierto”, pero que se estaban revisando todos los sistemas
Otra nota del mismo día recogió las declaraciones del conductor del tren 10, Carlos Fernández Sánchez quien dijo que las luces de los semáforos indicaban que el camino estaba franco. “Cuando el convoy iba subiendo la loma del Viaducto Miguel Alemán, me di cuenta de que había un convoy estacionado. Quise frenar, apliqué el control PC, pero no me obedeció.
“Era inminente el choque. Entonces me tiré por el lado izquierdo de la puerta y caí al suelo. Rodé por el andén, me lastimé los brazos y la cabeza” y que al darse cuenta del accidente, trató de rescatar a los pasajeros.
Sin embargo, las investigaciones se cerraron rápidamente y se descartaron fallas técnicas dejando la culpa a Fernández Sánchez, quien purgó 10 años de cárcel.
Una última mirada a lo ocurrido en octubre de 1975 se puede encontrar en los variados testimonios del libro Muerte sobre ruedas, de José Pérez Chowell, que sufrió una censura generalizada y que actualmente es muy difícil de conseguir.