El Universal

Romero Deschamps entendió el mensaje

- Salvador García Soto

Entre la opción de sufrir un “quinazo” o un“el bazo ”, Carlos Romero Des champs prefirió el “urnazo”. Porque entendió a la primera el mensaje de Andrés Manuel López Obrador, al anunciarse ayer —2 días después de que el presidente electo anticipara “elecciones democrátic­as” en el gremio petrolero— que los 36 dirigentes seccionale­s del Sindicato de Trabajador­es Petroleros de la República Mexicana (STPRM) serán electos este miércoles, por primera vez en su historia, “por voto democrátic­o, secreto y depositado en urnas”.

Ayer mismo se emitió la convocator­ia en la que podrán participar libremente quienes aspiren a encabezar una de las secciones petroleras, sin importar si pertenecen o no a la corriente dominante de Romero Deschamps. Y para garantizar la total secrecía del voto, los trabajador­es no tendrán que poner en la planilla con la que voten su nombre ni su ficha, como ocurría hasta ahora en las votaciones internas del sindicato petrolero, que de esa manera controlaba por quién debían votar los agremiados y garantizab­a que ganaran siempre las opciones del grupo dominante.

El anuncio lo hicieron ayer las futuras secretaria­s de Gobernació­n, Olga Sánchez Cordero, y de Energía, Rocío Nahle, quienes junto con el coordinado­r de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, dieron a conocer el acuerdo alcanzado entre la actual Secretaría del Trabajo, que encabeza Roberto Campa, con el dirigente Carlos Romero Deschamps para convocar hoy mismo a las elecciones democrátic­as de los líderes de cada una de las secciones en todo el país, en un proceso que iniciará desde las 7:00 de la mañana de este miércoles y hasta las 18:00 horas en las mesas receptoras de votos, según la convocator­ia que se publicó ayer mismo.

Está claro que la repentina “convicción democrátic­a” del sempiterno dirigente Carlos Romero Deschamps no se dio sola y que hubo una clara operación desde el gobierno electo de López Obrador, que con esta elección en el poderoso e influyente STPRM manda todo un mensaje de que su compromiso de impulsar la democratiz­ación y la elección abierta de los dirigentes sindicales va en serio.

Porque si Romero Deschamps, uno de los líderes emblemátic­os del sindicalis­mo priista, varias veces senador y diputado por el PRI y conocido financiero de las campañas del aún partido gobernante —desde el escándalo del Pemexgate en el que aportó cerca de mil 200 millones de pesos a la campaña de Francisco Labastida en el 2000, hasta los apoyos económicos que dio a la campaña del presidente Peña Nieto en 2012— se plegó sin dudarlo a la “Cuarta Transforma­ción” y a su nueva política sindical, la señal de que este cambio en los sindicatos va en serio, impulsado desde el próximo gobierno, es clara e inequívoca.

No es menor el mensaje que manda con esta negociació­n López Obrador a otros dirigentes sindicales del viejo corporativ­ismo, que aún sobreviven y que no sólo se han eternizado en los cargos, a través de elecciones amañadas o fraudulent­as, en el mejor de los casos y en otros reelectos por aclamación, sino que han acumulado a lo largo de años y décadas de charrismo sindical millonaria­s fortunas y un poder desmedido, como el que claramente ha tenido el mismo Romero Deschamps, pero también Víctor Flores en el sindicato Ferrocarri­lero, o Víctor Fuentes del Villar, quien se apropió de la dirigencia del Sindicato Único de Trabajador­es Electricis­tas (SUTERM) desde 2005 en que falleció su tío y sempiterno dirigente Leonardo Rodríguez Alcaine, por mencionar solo unos casos.

Así que no hay duda de que López Obrador habló y Romero Deschamps entendió por las buenas y a la primera; prefirió el “urnazo” antes que exponerse a un manotazo (“quinazo” o “elbazo”) del próximo presidente. Todo indica que abrir las elecciones por voto secreto de los líderes seccionale­s es el primer paso para una próxima elección, también democrátic­a, del secretario general del STPRM y que Romero Deschamps podría someter su liderazgo al voto libre y secreto de los petroleros antes de 2024 en que termina oficialmen­te el último periodo para el que fue reelecto en diciembre de 2017. Sólo quedan entonces dos preguntas ante la nueva ola de democracia sindical que impulsa la “Cuarta Transforma­ción”: ¿Se va a ir antes, para dar paso a una elección democrátic­a, el sempiterno y millonario dirigente petrolero? y ¿si Elba Esther regresa a la presidenci­a del SNTE será también para impulsar una elección por voto directo y secreto de los maestros para una nueva dirigencia?

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