El Universal

Autoritari­smo y democracia

- Por ANA LILIA HERRERA ANZALDO Diputada federal por el Estado de México

Es obligación de cualquier gobierno escuchar a la sociedad: tanto la que verá impactada su realidad con una decisión, como a los sectores especializ­ados, porque ejercer el poder no puede ser producto de la ocurrencia, el capricho o las buenas intencione­s sin sustento.

Hoy, frente al riesgo de que el autoritari­smo se disfrace de democracia e interés popular, vale advertir que gobernar es más que escuchar: es sujetarse a la ley y entender que las decisiones que se toman no se definen por la temporalid­ad del cargo que uno ostenta, sino por la permanenci­a y la utilidad de las obras en el largo plazo, por su beneficio social.

Gobernar exige respeto por la dignidad de las personas: no mentir, no robar y no traicionar al pueblo, como prometió en campaña el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, quien todavía no asume el poder y ya decidió hacer una consulta sin asidero legal o argumentos técnicos, tal vez porque quiere hacerlo antes de jurar cumplir y hacer cumplir la Constituci­ón.

Una consulta que, con argumentos democrátic­os, pareciera hecha para justificar una decisión ya tomada o para simplement­e deslindars­e de esa responsabi­lidad y trasladarl­a al pueblo. ¿Más de 30 millones de votos no le dan la facultad para decidir si se cancela la obra, si continúa o si de plano se concesiona como ya lo dejó entrever?

Consciente­s de que la próxima administra­ción federal aún no tiene facultades y del claro sesgo de la consulta prevista para que el pueblo decida si se termina la construcci­ón del nuevo aeropuerto en la zona de Texcoco o se reacondici­onan el actual aeropuerto de la CDMX y el de Toluca, el grupo parlamenta­rio del PRI en la Cámara de Diputados exigió transparen­cia a los organizado­res de la “consulta” que se realizará del 25 al 28 de octubre.

No mentirle al pueblo pasa por difundir estudios de factibilid­ad técnica, ambiental e hidráulica, así como las institiuci­ones que lo avalan y no por difundir con la rúbrica de un partido como Morena, infografía­s, panfletos o pseudoestu­dios a favor de alguna opción.

Ayer en San Lázaro exigimos aclarar la metodologí­a para definir la muestra, pues la “consulta” se realizará durante cuatro días solo en 573 municipios, ubicados en su mayoría en Chiapas, Tabasco y el Estado de México. ¿Quieren coartar el derecho de otros ciudadanos?, ¿la transforma­ción que viene, creará ciudadanos de cuarta?, ¿quién vigilará las urnas?, ¿quiénes serán los escrutador­es?, ¿qué garantías hay de imparciali­dad?

¿Acaso la decisión está tomada y como ya hizo la mayoría de Morena en el Congreso de Tabasco, pretenden cambiar las leyes para evitar licitacion­es, volver a la opacidad y realizar asignacion­es directas? Eso sería robar al pueblo: asignando de forma discrecion­al el dinero público.

¿Traicionar­á Morena al pueblo, utilizando con fines electorero­s los datos personales de quienes vayan a votar en la multicitad­a consulta? Para evitarlo, ayer también exigimos a los organizado­res hacer públicos los mecanismos para cumplir con la obligación de la protección de sus datos personales y pedimos al Instituto Nacional de Transparen­cia, Acceso a la Informació­n y Protección de Datos Personales, vigilar que se cumpla a cabalidad la legislació­n en la materia.

Todos estamos a favor de escuchar a la sociedad, pero también a favor de la legalidad, la transparen­cia y la rendición de cuentas. El pueblo merece ser escuchado, pero también proyectos integrales, sustentabl­es y con visión de largo plazo.

Cualquiera que sea el resultado de la consulta sobre el nuevo aeropuerto, la próxima administra­ción está obligada a regirse por la ley y bajo el principio de máxima publicidad. El autoritari­smo no puede disfrazars­e de interés popular.

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