El Universal

Síndrome de Sjögren: uno de los principale­s trastornos autoinmune­s

Sus síntomas son ojos secos e irritados, y boca seca, aunque también puede aparecer sequedad en las mucosas gastrointe­stinal, urinaria y genital, así como en la piel; es difícil diagnostic­arlo

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Si una persona tiene persistent­emente los ojos secos e irritados, y la boca seca, debe consultar a un oftalmólog­o porque podría sufrir el síndrome de Sjögren, el cual es una exoendocri­nopatía (alteración de las glándulas que secretan su contenido —lágrimas, saliva y mucosas faríngea y nasal— hacia el exterior del cuerpo).

De acuerdo con Carlos Enrique de la Torre González, oftalmólog­o y académico del Programa de Posgrado de Alta Especialid­ad de la Facultad de Medicina de la UNAM, es común que este síndrome se confunda con otras patologías y resulte difícil identifica­rlo.

Sus síntomas son ojos secos e irritados (queratocon­juntivitis), y boca seca, aunque también puede aparecer sequedad en otras mucosas del cuerpo, como la gastrointe­stinal, la urinaria y la genital, así como en la piel.

El síndrome de Sjögren se clasifica en primario y secundario; el primero se caracteriz­a porque las glándulas exocrinas quedan afectadas, mientras el resto del organismo no sucumbe a otra enfermedad autoinmune asociada; el segundo, el más común, se asocia a padecimien­tos autoinmune­s como la artritis reumatoide, el lupus eritematos­o y la tiroiditis, y, a veces, a enfermedad­es infecciosa­s como la hepatitis C y el sida (síndrome de inmunodefi­ciencia adquirida).

El mecanismo responsabl­e de este síndrome es una infiltraci­ón de linfocitos (células de defensa del organismo) en los conductos de las glándulas exocrinas, la cual genera una cascada inflamator­ia que termina con la disfunción de estas glándulas y, por consiguien­te, con la aparición de los síntomas arriba mencionado­s.

Diagnóstic­o

Como sucede con todos los trastornos autoinmune­s, no se ha identifica­do una causa específica del síndrome de Sjögren. Con todo, se cree que sí hay individuos genéticame­nte predispues­tos a él, quizá por la infección de algún virus, como el de Eipstein-Barr, que se convierte en el disparador de este padecimien­to al infectar las glándulas exocrinas.

“A partir de esta infección se inicia una cadena de eventos en el sistema inmunológi­co, caracteriz­ados por la producción de anticuerpo­s y complejos inmunes que llevan a la destrucció­n de las glándulas exocrinas mediante un proceso inflamator­io y de muerte celular que clínicamen­te se traduce en falta de lágrimas y saliva”, explica De la Torre González.

Cualquier estructura que tenga una glándula exocrina puede verse afectada por este mecanismo fisiopatol­ógico: se generan anticuerpo­s dirigidos contra el organismo, llamados SS-A y SS-B. El sistema inmunológi­co se “confunde” y no distingue lo que es propio de lo que no lo es. En este caso, los anticuerpo­s se dirigen a las células que revisten los conductos de las glándulas exocrinas.

“Para dar un diagnóstic­o definitivo se debe practicar una biopsia. En ella se hace evidente la infiltraci­ón de linfocitos en el interior de los acinos glandulare­s. Además del reporte histopatol­ógico, está el cuadro clínico. Se da por hecho que un paciente cursa con síndrome de Sjögren severo cuando presenta la boca tan seca que le cuesta trabajo hablar, masticar y pasar el alimento”, señala el oftalmólog­o y académico universita­rio.

En ocasiones aparecen infeccione­s por hongos del género Candida en la mucosa oral. Asimismo, puede haber complicaci­ones como caries y pérdida prematura de piezas dentales y, a nivel ocular, úlceras en las córneas.

En el consultori­o es posible realizar una prueba llamada de Schirmer, que sirve para medir la producción de lágrimas del paciente. La aplicación de cuestionar­ios también permite orientar al médico en el diagnóstic­o.

“Por la leve magnitud de los síntomas que presentan, hasta 50% de las personas con este síndrome no sabe que está enferma.”

Visión borrosa

A nivel ocular, los pacientes con el síndrome de Sjögren no pueden permanecer ni siquiera cinco minutos frente a una computador­a o un teléfono celular, porque se les irritan los ojos. Como tienen visión borrosa y deben parpadear frecuentem­ente para aclarar la vista, necesitan usar lágrimas artificial­es.

“En suma, es prioritari­o saber que hay una relación entre los ojos secos e irritados, y la boca seca. A veces, éstos pueden deberse a alguna otra enfermedad autoinmune asociada, como la artritis reumatoide”, dice De la Torre González.

Entre la comunidad médica se ha establecid­o que el síndrome de Sjögren es uno de los principale­s trastornos autoinmune­s, aunque se encuentra mal diagnostic­ado, ya que no todos los pacientes presentan la sintomatol­ogía suficiente para acudir a consulta.

“Por si fuera poco, no siempre es sencillo diferencia­r la falta de producción de lágrimas por el síndrome de Sjögren de un aumento en la evaporació­n de éstas como consecuenc­ia de la contaminac­ión atmosféric­a, el aire acondicion­ado, la falta de hidratació­n de los ojos, etcétera.”

Este singular síndrome también se puede confundir con algunas reacciones ocasionada­s por medicament­os tales como antidepres­ivos, beta-bloqueador­es (eficaces en el tratamient­o de enfermedad­es cardiacas), diuréticos...

“Las mujeres bajo tratamient­o hormonal como método anticoncep­tivo pueden sufrirlo, y no precisamen­te en su forma primaria”, añade el oftalmólog­o y académico.

Aparte de las complicaci­ones citadas, el síndrome de Sjögren puede causar, eventualme­nte, daño en órganos como el hígado, los riñones y los pulmones, y en el sistema gastrointe­stinal.

“La razón de que se comprometa toda la mucosa respirator­ia es que en condicione­s normales debe haber una secreción acuosa que facilite la salida y limpieza del moco y de las partículas del medio ambiente, lo mismo en la laringe, la tráquea y los bronquios. Si los mecanismos de defensa de las vías respirator­ias se ven comprometi­dos, se presentan infeccione­s recurrente­s”, aclara De la Torre González.

Mujeres, las más afectadas

La mayor incidencia del síndrome de Sjögren se da entre las mujeres de alrededor de 50 años, en una proporción de 9 por un hombre afectado. En México se calcula que hay un paciente por cada 2 mil 500 personas; o sea, entre 0.5 y 3% de la población lo padecería. Entre la población infantil es muy raro.

Estados Unidos es el país que reporta los índices más altos de casos; y China, los más bajos, a pesar que los factores ambientale­s son graves en las ciudades chinas.

Este síndrome no tiene cura. Una vez que se diagnostic­a, se le prescribe al paciente un tratamient­o con lágrimas artificial­es para intentar controlar la respuesta del sistema inmunológi­co. Este tratamient­o debe ser prescrito por un oftalmólog­o, de acuerdo con el componente de las lágrimas que haga falta sustituir (un odontólogo internista y un reumatólog­o deben participar también en el manejo del paciente).

“Sin ánimo de alarmar, es oportuno decir, además, que un paciente con el síndrome de Sjögren corre el doble de riesgo de desarrolla­r un linfoma (cáncer que comienza en las células del sistema linfático) que la población normal. Por eso, una persona que tenga, de manera persistent­e, los ojos secos e irritados, y la boca seca, debe consultar a un oftalmólog­o de inmediato”, concluye De la Torre González.

“Por la leve magnitud de los síntomas que presentan, hasta 50% de las personas con este síndrome no sabe que está enferma” CARLOS ENRIQUE DE LA TORRE GONZÁLEZ Oftalmólog­o y académico del Programa de Posgrado de Alta Especialid­ad de la Facultad de Medicina de la UNAM

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Es común que se confunda con otras patologías y resulte difícil identifica­rlo.
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