LUCHAN POR LA VIDA
Acompañar en la batalla contra esta enfermedad a una madre o un familiar los alentó a buscar la cura.
La vida de Gabriela Arciniega se transformó cuando se dio cuenta que tenía una protuberancia en uno de sus senos. Ella contó, en entrevista con EL UNIVERSAL, que el médico —al que inmediatamente asistió— le comentó que no tenía nada de qué preocuparse, pues no se trataba de nada malo. Sin embargo, por inquietud, se acercó con una profesional de salud pública, quien era clienta regular de su marisquería, y le contó lo sucedido. La doctora la citó en su consultorio, le pidió estudios y, posteriormente, le dio la mala noticia: su bulto del busto se trataba de cáncer de mama.
Después de tener conciencia de su padecimiento, Gabriela puso manos a la obra y luchó con todas sus fuerzas para salir adelante. Su familia, su motor más grande, y la fundación CIMA nunca la dejaron sola y la ayudaron en todo el proceso.
Pero su diagnóstico hubiera sido más oportuno si en el 2015, cuando ella comenzó con los síntomas, hubiese existido el sostén Eva. Aunque, en la actualidad, éste no es el único proyecto que busca facilitar la vida de los pacientes y médicos que tratan el cáncer de mama, porque son varios los científicos y profesionistas mexicanos que realizan investigaciones y buscan herramientas útiles. Estos son algunos de los más destacados...