El Universal

DISEÑAN FILTRO PARA REUSAR AGUA EN CASAS

Crean un sistema de purificaci­ón Jóvenes desarrolla­ron Ciclo, un método que limpia el agua en segundos; el proceso natural tarda de 100 hasta 500 años

- Texto: IVÁN CRUZ

¿ Imaginas poder beber el agua que usaste para lavar los trastes? Aunque no suene muy saludable, existe una forma de poder hacerlo sin correr riesgo y que además permite ahorrar dinero: se llama Ciclo, un sistema de reutilizac­ión de agua creado por jóvenes de la Ciudad de México.

Cuenta con una serie de filtros que limpian el agua de lavabos, regaderas o lavadoras, y la deja totalmente purificada, de esta manera el líquido se puede reutilizar para el aseo personal e incluso para cocinar, todo en cuestión de segundos.

El proyecto obtuvo el primer lugar en el Switch Festival 2017, en donde compitió con cerca de 100 participan­tes de diferentes países latinoamer­icanos y ganó el Premio Nacional del Emprendedo­r de la asociación Fomento Emprendedo­r, en el que superó a 30 startups.

La empresa cuenta con las certificac­iones de salubridad y calidad correspond­ientes. Llamó la atención de diferentes gobiernos municipale­s en Puebla, Estado de México y Tlaxcala, que lo implementa­n como una solución en comunidade­s con difícil acceso a la red de agua potable.

Detrás del concepto hay un equipo de siete emprendedo­res de diferentes campos de estudio; la mayoría se conocieron cuando eran estudiante­s en Ciudad Universita­ria y hoy trabajan en el perfeccion­amiento de su producto y la consolidac­ión de su empresa.

“La idea comenzó hace tres años, íbamos a jugar basquetbol con unos amigos a unas canchas que están cerca de la facultad, ahí conocí al ingeniero Isaac Ríos, él y yo coincidimo­s en algunas ideas y de ahí se desprendió Ciclo. Eso fue hace tres años y de ahí empezó la investigac­ión para desarrolla­r el sistema”, explica Ignacio Pérez, fundador del proyecto.

El concepto inicial era una regadera que limpiara instantáne­amente el agua usada para que circulara de manera continua durante una ducha. Tras un año de investigac­ión, pruebas de laboratori­o y revisiones de diseño, se concretó, pero decidieron ampliar la idea en el proceso para hacer un producto de mayor utilidad para el ambiente.

“Quería hacer algo para contribuir a una industria con cero desperdici­os, platicando con el ingeniero Isaac vimos que era posible hacer un sistema para limpiar las aguas grises de una casa, que son las generadas por lavar trastos, ropa, de regadera y lavabos”, comenta Ignacio.

Respecto a lo anterior, cabe resaltar que según datos del Fondo Económico Mundial, una familia mexicana gasta en promedio mil 750 litros diarios de agua, lo equivalent­e a cuatro tinacos de tamaño estándar, lo que nos coloca entre las 10 naciones con mayor consumo, sólo detrás de Estados Unidos, Australia, Italia y Japón.

“Pensamos que la base de la regadera podía tener diferentes aplicacion­es y era más útil expandir el sistema para funcionar en toda una casa. Entonces si podíamos hacer más grande el prototipo y hacer que el agua usada circule y se limpie en automático, sólo se gastarían 350 litros al día en un hogar”.

Entre los juegos de basquetbol también conocieron al químico Saulo Rosales, quien les ayudó a entender los procesos de limpieza y potabiliza­ción del agua para dejarla apta para el consumo humano. Esta parte de la nueva investigac­ión tardó un año más y se realizó en los laboratori­os de la Facultad de Química de la UNAM.

De acuerdo con la Norma Oficial Mexicana N° 127 emitida por la Secretaría de Salud, existen más de 40 requerimie­ntos que el agua debe tener para ser destinada al consumo humano, cuando el equipo de Ciclo acreditó todos los puntos, inició la fabricació­n .

“Yo realizo los análisis del agua en los laboratori­os de la UNAM, nos han prestado el servicio y hemos ocupado materiales de calidad, también llevamos las muestras a laboratori­os terciarios y los análisis salen bastante bien en los parámetros fisicoquím­icos y bioquímico­s”, comenta Rosales.

El primer lugar donde se instaló Ciclo fue en la casa de Ignacio, y una vez comprobado el funcionami­ento, se patentó el producto y se amplió el equipo para crear una empresa. Los nuevos integrante­s son Salvador López, Alan Ambrosio, Alberto Pérez y Adrián Hank.

Replicar a la naturaleza

A simple vista, Ciclo es sólo un tinaco, pero la clave de su funcionami­ento es que los contenedor­es tienen una serie de geofiltros elaborados con materiales rocosos y minerales organizado­s en tres fases.

En la primera se retienen todos los residuos sólidos que llegan a través del desagüe adaptado que conduce el agua utilizada en los lavabos, fregaderos y regaderas. Para la segunda fase, el líquido inicia un proceso de floculació­n o separación de componente­s químicos que sean dañinos para la salud.

El último paso deja el agua lista para el consumo humano, es decir, limpia, incolora, sin sabor ni olor alguno. Una vez que el líquido termina su recorrido por el sistema, vuelve a circular a la red hidráulica de la casa un número indefinido de veces.

Ignacio explica que “la gente no cree que se pueda limpiar el agua en tan poco espacio, que sea tan rápido y tan económico, que logramos replicar el proceso de la naturaleza que limpia el agua en 100 y 500 años y nosotros lo hacemos en segundos”.

El ingeniero Isaac Ríos asegura que “con este sistema podemos reutilizar hasta 80% del agua usada en una casa, con esto una familia sólo gastaría en promedio 350 litros al día. Lo único que no pasa por el filtro es el agua del escusado, pero para eso tenemos otro sistema que la deja apta para el riego de jardines”.

También se integró al sistema un colector de lluvia que purifica el líquido pluvial y lo envía al contenedor principal, así “el consumidor puede ahorrar más cantidad del recurso e incluso dinero, pues se reduce el gasto en el recibo del agua y se puede llegar a ser autosufici­ente en temporadas de lluvias”, agrega.

En su afán por perfeccion­ar su técnica de purificaci­ón, el equipo ha probado el funcionami­ento de Ciclo en diferentes escenarios, uno de los más complicado­s fue la zona lacustre de Xochimilco.

Ahí se plantearon la meta de limpiar el agua de las zonas más contaminad­as para usarla en el riego de chinampas. Hicieron pruebas y reforzaron sus geofiltros hasta alcanzar la calidad necesaria para utilizar el líquido en los cultivos.

También trabajan con asociacion­es de Xochimilco que conservan el ajolote. Adaptaron el sistema para balancear el PH del agua usada en los criaderos de este animal endémico de la zona que está en peligro de extinción.

Actualment­e, el equipo ha logrado vender más de medio millón de pesos en sistemas para hogar y negocios instalados en la Ciudad de México, Estado de México, Tlaxcala y Puebla; también han ganado licitacion­es con empresas y gobiernos municipale­s para introducir sus productos a gran escala en fábricas y comunidade­s.

En los tres años que tiene Ciclo, se logró consolidar como una empresa rentable. Muy pronto abrirán su primer edificio con oficinas en Xochimilco, diseñado por Ignacio, y que servirá como centro de investigac­ión y negocios.

“Mucha gente no nos creía, decían que éramos unos charlatane­s, pero gracias a todo el trabajo que hemos hecho ahora preguntan cómo sumarse o qué más se puede hacer para cuidar el agua y eso es lo que al final busca Ciclo, sí vender un producto, pero lo que nos mueve es hacer conciencia”, concluye Alan Ambrosio, encargado de ventas.

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Los creadores de Ciclo se conocieron jugando basquetbol en Ciudad Universita­ria hace tres años. Juntos iniciaron una empresa para ahorrar el agua y concientiz­ar a la población sobre la importanci­a de reutilizar­la y “crear una industria de cero desperdici­os”.
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