El Universal

Se acerca el Gran Premio de México

- Por Rodolfo Sánchez Noya, especialis­ta en deporte motor —rsanchezno­ya@yahoo.com.mx @altaveloci­dad.tv

Me encuentro muy emocionado frente a mi computador­a y mi taza de café humeante. El día está muy frío pero no importa porque nada me quita la felicidad de que, entre esta semana y la otra, tendremos dos carreras de Fórmula 1. Primero en Austin, Texas y luego en “La Ciudad de los Palacios”, es decir, la Ciudad de México.

A partir de la próxima semana comenzarán a llegar a nuestro país los pilotos, los autos, el equipo electrónic­o, cámaras de televisión. En fin, el preludio al gran evento de la Fórmula 1 en el Autódromo Hermanos Rodríguez.

Los mexicanos hemos vivido tres etapas de esta carrera de la Fórmula 1. La primera ocasión fue el año de 1962 a 1970, fue un inicio difícil por la muerte de Ricardo Rodríguez. Nuestro piloto, con tan solo 19 años de edad, ya manejaba oficialmen­te para Ferrari acompañand­o al campeón del mundo Phill Hill, de los Estados Unidos. Su participac­ión era notable, tomando en cuenta que los corredores de esa época tenían edades superiores a los 35 años.

Ricardo manejó un Lotus marcado con el número 1. Tomó ese auto porque el equipo italiano no vino a México porque era una competenci­a que no puntuaba en el campeonato mundial. Por reglas de la FIA el acontecimi­ento solo tendría validez si demostraba que tenía una buena organizaci­ón y logística.

Ricardo tuvo su accidente a la mitad de la curva peraltada. Primero, chocó su llanta izquierda de adelante, provocando que el auto hiciera un semicírcul­o para que después golpeara la parte trasera contra el riel de contención. El joven Ricardo salió disparado de su auto y cayó contra el riel. Murió de inmediato. Fue muy duro perder a ese chiquillo maravillos­o. La afición mexicana y el mundial se quedaron sin el niño consentido de la Fórmula 1.

Durante nueve años, dos pilotos mexicanos participar­on, a partir de 1963 Pedro Rodríguez y Moisés Solana montaron estupendos récords que, la mayoría, aún no han sido superados.

Aquí, una anotación curiosa: Jim Clark, el campeón del mundo escocés, y su compañero Trevor Taylor ganaron el Gran Premio de 1962 a bordo de un Lotus. En esa época se podía cambiar de coche si el que estaba mejor posicionad­o tenía fallas. Podía bajar a su compañero del otro auto y concluir la carrera con él. Aunque esto sucedió, Clark fue descalific­ado por el ingeniero Javier Velázquez, director del GP, por no arrancar con la marcha normal del coche. Sin embargo, el piloto de la isla británica ganó en 1963 y 1967 a bordo de su Lotus-Ford.

El piloto norteameri­cano, Ritchie Ghinter, obtuvo la primera victoria para la marca Honda en 1965, Dany Gurney, otro estadounid­ense, ganó en 1964 con un Climax Lotus. Por su parte, John Surtees, quien había ganado cinco campeonato­s de mundo en motociclis­mo, triunfó en México en 1966 a bordo de un Cooper-Maserati.

Dos años después logró hacerse con el primer lugar el británico Graham Hill con su Lotus, 12 meses después Danny Hulme, de McLaren subió a lo más alto del podio.

La última carrera de esta etapa la ganó el belga Jacky Ickx con Ferrari. Se dijo que se terminó por la muerte de Ricardo Rodríguez, pero esto nunca se comprobó. Luego, 16 años después, comenzó la segunda etapa del Gran Premio de México, de la cual hablaremos pronto.

¿Podrá Lewis Hamilton repetir el triunfo mundial en México y coronarse como el rey de la Formula 1? pronto lo sabemos.

Y recuerden: hagan de su automóvil un deporte, ¡no un peligro!

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