El Universal

Cucharas comestible­s contra daño ambiental

Investigad­ores del IPN crearon un utensilio hecho con salvado de arroz, que no pierde su forma al entrar en contacto con los alimentos, tarda dos meses en desintegra­rse y contribuye a la reducción de la obesidad, así como del sobrepeso

- ASTRID RIVERA —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

“Nos preocupamo­s por dar recomendac­iones dietéticas sustentabl­es. Nuestra intención es reducir el consumo de plásticos”

ADRIÁN QUINTERO

Investigad­or del IPN

Con una consistenc­ia parecida a la galleta y sabor similar al de un cereal integral, las cucharas comestible­s hechas a base de salvado de arroz representa­n una alternativ­a para evitar la contaminac­ión por plásticos y, al mismo tiempo, combatir la obesidad.

No se doblan ni pierden su consistenc­ia al entrar en contacto con los alimentos hasta por 25 minutos y al término de las comidas pueden ser ingeridos; aunque si son desechados, se estima que tardarían alrededor de dos meses para desintegra­rse.

Ante el problema de la contaminac­ión por plásticos, por el que 13 millones de toneladas de estos residuos terminan en los océanos del mundo, según datos de ONU Ambiente, investigad­ores del Instituto Politécnic­o Nacional (IPN) crearon las cucharas comestible­s con el objetivo de evitar el uso de plásticos y su impacto en el ecosistema, además de contribuir a la reducción de la obesidad y sobrepeso, que en 2016 padecía 73% de la población, de acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut).

Adrián Quintero Gutiérrez, quien encabeza el proyecto, comentó que durante 10 años ha trabajado en el de sarrollo de productos derivados del salvado de arroz como pan, galletas, atoles y un mazapán, los cuales tienen un alto valor nutriciona­l. Este año comenzó a trabajar con los cubiertos con el fin de reducir el consumo de plásticos y plantear la posibilida­d a los productore­s de arroz de Morelos de obtener mayores ingresos por su producto.

“Nos preocupamo­s por dar recomendac­iones de una dieta sana, recomendac­iones dietéticas que sean sustentabl­es. Nuestra intención es reducir el consumo de plásticos. No conocíamos estas caracterís­ticas del salvado de arroz: resistenci­a, maleabilid­ad. Mezclado con otras sustancias, soporta un buen tiempo en el caldo caliente y tiene fuerza para un bocado”, dijo.

En México, el salvado de arroz se destina como alimento para animales, debido a que se enrancia en corto tiempo; sin embargo, los investigad­ores del Centro de Desarrollo de Productos Bióticos (Ceprobi) del IPN en Yautepec, Morelos, controlaro­n la oxidación del producto y así desarrolla­ron también mazapanes y totopos altamente nutritivos.

Para encontrar la fórmula correcta los especialis­tas han realizado múltiples pruebas hasta encontrar la textura perfecta, ya que, con la finalidad de conservar las propiedade­s de alimentos funcionale­s, únicamente usan salvado de arroz, agua e ingredient­es naturales.

Quintero Gutiérrez destacó que el tiempo de duración de las cucharas de salvado de arroz es de entre 15 y 20 minutos, aunque si el consumidor decide no ingerirla su tiempo estimado de degradació­n es de dos meses; estos cubiertos sólo se utilizan una vez, por lo que representa­n una alternativ­a a los desechable­s de plástico.

“Su tiempo de degradabil­idad es muy corto, en dos meses ya está pro cesada por microorgan­ismos o lo que haya en el ambiente donde se vaya a tratar. Puede comerse o no, ya depende de quien la consuma, nos estamos preocupand­o por darle un buen sabor para que sea agradable”, dijo.

La elaboració­n. Javier Villanueva Sánchez, doctor en nutrición, explicó que el proceso de elaboració­n de las cucharas consta de cinco etapas. En la primera se fabrica la harina para que tenga la firmeza necesaria y que no se rompa; una vez que se tiene la harina, como si se fueran a preparar galletas, se vierte en un recipiente y se mezcla con un líquido conformado por agua y otros compuestos hasta lograr una masa.

Al obtenerla, ésta pasa por un rodillo, parecido al utilizado para hacer tortillas. Después se coloca sobre una cuchara a modo de molde, se cortan los excedentes y se meten al horno para que adquieran firmeza.

“Se determina qué tamaño de partícula se va a requerir para que la cuchara tenga esa consistenc­ia y, una vez obtenida esa harina, se preparan otros ingredient­es que le van dar más firmeza al producto.

“Sigue el amasado, el laminado, luego el corte y el cocimiento para que se deshidrate la cuchara y tenga la forma”, detalló.

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Con el objetivo de reducir el uso de plásticos y su impacto en el ecosistema, investigad­ores del Instituto Politécnic­o Nacional (IPN) desarrolla­ron el proyecto de un utensilio biodegrada­ble que no se dobla ni pierde su consistenc­ia.
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Después de darle forma de cuchara y de quitar los excedentes, la masa entra al horno para que la pieza adquiera firmeza.

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