El Universal

Héctor de Mauleón

Los colombiano­s, la Benito Juárez y el primer lugar en robo a casas-habitación

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Tocan el timbre varias veces, para asegurarse de que no haya nadie en casa. Abren las puertas con instrument­os de cerrajero, o bien violan las chapas. En menos de cinco minutos recogen en mochilas computador­as portátiles, consolas de videojuego­s, tabletas, joyas, relojes y dinero en efectivo.

Suelen ser grupos de tres personas. En la alcaldía de Benito Juárez, poblada en su mayor parte por gente que hace horarios de oficina, los robos ocurren entre 9 de la mañana y tres de la tarde. Las joyas son revendidas en locales del Centro Histórico, en donde se les funde. Los aparatos eléctricos van a parar a la Plaza Meave, de Eje Central. Cada golpe arroja un botín de por lo menos 200 mil pesos.

Hay tantos casos que en la agencia del ministerio público atienden a las víctimas de robo a casa habitación con hastío, los peritos no llegan a presentars­e nunca en el lugar de los hechos, y la policía de investigac­ión no suele avanzar en los casos. Desde hace años, la hoy alcaldía de Benito Juárez –que hasta hace unas semanas gobernaba el panista Christian Von Roehrich–, ocupa el primer lugar nacional en robo a casa habitación.

De acuerdo con el Observator­io Nacional Ciudadano, la tasa de este delito es de 179.5 por cada 100 mil habitantes (y desde hace tiempo crece a un ritmo de 12 por ciento cada año).

En junio pasado, un vecino de Luz Saviñón logró escapar del departamen­to al que tres personas habían ingresado para amagarlo con un arma de fuego. Los ladrones huyeron en un taxi. Una patrulla de la Secretaría de Seguridad Pública les dio alcance. A bordo de la unidad iba un hombre al que le faltaba una pierna, una mujer, y dos ex presidiari­os que habían sido condenados por robo agravado. En las mochilas llevaban un botín de 150 mil pesos en joyas y artefactos electrónic­os.

Datos de la Coordinaci­ón de Seguridad Ciudadana de Benito Juárez indican que las colonias más golpeadas por ese delito son Del Valle, Narvarte y Nativitas. Un documento de esa Coordinaci­ón revela que buena parte de las bandas están formadas por colombiano­s que llegaron al país “por invitación” y recibieron de grupos criminales locales armas, vehículos y hospedaje.

En los últimos meses han sido desactivad­as –hasta que el nuevo sistema de justicia penal diga otra cosa– al menos seis bandas integradas por personas de nacionalid­ad colombiana. Muchas de ellas operan también los fines de semana, a la hora en que los vecinos acuden a comer a restaurant­es o centros comerciale­s.

La procuradur­ía afirma que los ladrones de casa habitación ubican a sus víctimas por medio de recorridos en los que –acompañado­s casi siempre por mujeres que les ayudan a pasar inadvertid­os– logran identifica­r los horarios de

entrada y salida, los movimiento­s del personal de seguridad, los domicilios que carecen de cámaras o bien de sistemas de alarma.

En los últimos meses, según los datos de la alcaldía, 16 personas de nacionalid­ad colombiana han sido aprehendid­as en Del Valle, Narvarte y Nativitas. Las investigac­iones indican que la red de asaltantes de casa habitación de origen colombiano es operada por un sujeto llamado Harold “N”. Se ha podido comprobar que a él se debe la llegada de al menos 12 ciudadanos de aquel país, “que se unieron al grupo para robar”.

Harold “N” ha sido aprehendid­o al menos seis veces. Los cargos no han bastado para mantenerlo tras de las rejas.

En 2017, la policía detuvo a 25 colombiano­s dedicados al robo. Ese año se abrieron en Benito Juárez mil 710 carpetas de investigac­ión relacionad­as con el delito de robo a casa habitación. Según el Observator­io Nacional Ciudadano,eseañolata­saderoboav­iviendacre­ció

en Benito Juárez más que a nivel nacional.

“Gabriel” llegó a su domicilio en la calle Casas Grandes y halló la cerradura forzada. Lo esperaba adentro la escena de rigor: los cajones revueltos, las puertas del clóset abiertas, “la sensación –dice— de que una rata hubiera entrado a hurgar y roerlo todo”.

Era la segunda vez que le pasaba a él en este año, y el quinto robo documentad­o solo en esa calle en nueve meses.

Las cámaras de vigilancia de los edificios de departamen­tos suelen revelar hasta los rostros de los asaltantes. Hay grabacione­s obtenidas en Nápoles, Del Valle y Narvarte, que muestran hasta 15 veces el rostro del mismo asaltante.

Esto es solo una anécdota, una estadístic­a. Esta mañana, los vecinos de Benito Juárez saldrán nuevamente rumbo a sus oficinas. Ninguno de ellos sabrá, al volver, qué es lo que va a encontrar.

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