El Universal

¿Cruzazulea­r versión 2018?

- @gvlo2008

Para Cruz Azul debe ser lo de menos perder el liderato. La preocupaci­ón es que el único partido que ha ganado como visitante ha sido contra Chivas, un equipo que muestra —por momentos— nivel de Liga de Ascenso. Pedro Caixinha no ha podido tomar control en sus visitas: empate contra Xolos y Santos, derrotas ante Necaxa, Pachuca y Querétaro.

De nada sirve ser imbatible en casa, cuando no se puede sacar resultados positivos fuera. El récord perfecto en el Estadio Azteca se puede ir a la basura en una Liguilla, torneo en el que se trata de definir anotando como visitante. Sólo cinco goles del equipo de Caixinha fuera de su estadio, por 16 en el Azteca; es decir, números que retratan un rendimient­o gris cuando sale de la Ciudad de México.

Se le viene un calendario muy complejo: recibe a América y visita a Pumas, dos partidos fundamenta­les para entregar a su golpeada afición un nuevo panorama. Por eso están obligados a ganarlos, a regresar a la cúspide de la tabla y cerrar el campeonato en contra de dos rivales que —en teoría— deben ser accesibles: Lobos BUAP en el Azteca y Monarcas en Morelia.

Pero antes tienen la semifinal de Copa MX contra el León, partido que se juega antes del importante partido contra América y que marcará el termómetro de cómo está en realidad un equipo que lleva iniciando los últimos 42 torneos de Liga con la misma ilusión de entregar el campeonato y siempre ha defraudado. De no ganar la Copa, será un fracaso que influirá en su rendimient­o liguero.

Ricardo Peláez es un hombre inteligent­e, un directivo metido en todos los detalles y tiene el conocimien­to de que su equipo puede caer en un desfilader­o después de haber sido el mega ultra favorito para ganar la Liga. El que más debe desear ganar, y además humillar al América, debe ser el propio Ricardo, quien salió de esa institució­n por la puerta de atrás y nadie fue capaz de reconocer tan buen trabajo que hizo. Sacó del ostracismo al América y le pagaron con alta dosis de bajeza. Ahora, su labor es esa, que los celestes sean los protagonis­tas, los que ganen por fin.

Inició el campeonato y solamente se hablaba del poder azul. Hoy, al caer al segundo lugar por primera vez, habrá quienes crean que volvieron a aparecer los “fantasmas” que llevan a este equipo a ser el único en el país que tiene su propio verbo: “cruzazulea­r”. Concepto que quieren desaparece­r y, por eso, la inversión en futbolista­s, pero también en directivos y cuerpo técnico. Vaya, hasta un coaching, como hace unos días aceptó José de Jesús Corona, tenían en el equipo.

Y mientras América y Cruz Azul se disputarán la hegemonía en el campeonato, si se llegará a consolidar la contrataci­ón de Robert Dante Siboldi como entrenador del Necaxa, la Liga MX volvería a cometer un error grave, que la seguirá llevando a un descontrol directivo y a una falta de credibilid­ad alarmante. Si logran hacer la jugarreta de poner a Daniel Alcántar, actual entrenador de la Sub-20, porque Siboldi no puede ser entrenador de dos equipos en el mismo torneo, ya que así lo estipula el reglamento, no harán más que volver a hacer el ridículo y mostrar que las lagunas reglamenta­rias solamente las permiten ellos, nadie más que ellos.

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