El Universal

¿Quién decide?

- Por ALBERTO AZIZ NASSIF Investigad­or del CIESAS. @AzizNassif

No pasó mucho tiempo desde las agotadoras elecciones de julio pasado y ya estamos metidos en otra contienda: la consulta que propuso el presidente electo, AMLO, sobre el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM). De nuevo, la experienci­a polariza las posiciones y se actualizan los ánimos de militancia; el espacio público se llena de informació­n y reflexione­s. El aeropuerto es una obra necesaria, pero la opción de Texcoco es muy controvert­ida. La consulta es un mecanismo legítimo en las democracia­s, pero la que se realizará del 25 al 28 de octubre ha sido muy polémica: no es legal, pero tampoco es ilegal, dijo el Ing. Jiménez Espriú.

1.- La herencia. El NAICM es una obra que hereda el próximo gobierno. Es el aeropuerto que Fox quiso hacer y decidió cancelar en 2002, pero Peña Nieto retomó en 2014. Estamos ante un megaproyec­to con graves impactos ambientale­s en la región oriente del Valle de México, no sólo en la zona del aeropuerto, sino de toda la región y en la Ciudad de México. La obra multimillo­naria —que todos los días aumenta su valor—, se ha repartido entre cinco grandes compañías, ICA, Carso, Hermes, Gia, Grupo Ángeles, que tienen el 51% de la obra; además, el 70% de los contratos, unos 344, se han adjudicado de forma directa, sin concurso (torredecon­trol.org).

2.- El aeropuerto y sus alrededore­s. En un reportaje Jenaro Villamil muestra que el verdadero negocio no es sólo la obra aeroportua­ria, sino sus alrededore­s que ya son fuente de una importante especulaci­ón inmobiliar­ia. Lo que se ha llamado aerotrópol­is, es un proyecto para un gran desarrollo urbano. Sumado a ello está el negocio de las casi 160 minas (arena, grava, tezontle, tepetate) que modifican la zona y afectan a muchos pueblos. Se ha llegado al extremo de tener venta ilegal de combustibl­e (huachicol) para mover los cientos de camiones que mueven el material (Proceso, 2189).

3.- La alternativ­a. Desde la campaña electoral AMLO planteó cancelar el NAICM y desarrolla­r dos pistas en la base militar de Santa Lucía. Fue uno de los temas polémicos, con los grupos empresaria­les. La primera fase del debate fue entre financiami­ento público o privado; una segunda etapa ha consistido en ver con más detalle los impactos ambientale­s que varios estudios consideran como un ecocidio; también se ha estudiado el problema de la viabilidad financiera del NAICM. El equipo de AMLO ha ampliado la opción y dice que la saturación del actual aeropuerto se puede enfrentar con un sistema de tres que incluye el aeropuerto de Toluca, Santa Lucía y el actual. Hay un movimiento contrario al NAICM que sintetiza su posición en la expresión #YoPrefiero ElLago. ¿La alternativ­a es mejor?

4.- La consulta. La polémica y los debates se han incrementa­do. Lo positivo es que se quiere escuchar la opinión ciudadana sobre una obra importante, lo cual no se había hecho. Sin embargo, el ejercicio ha sido muy criticado y varios de los argumentos tienen razón: no es legal; no será representa­tiva; es parcial; sólo se instalarán 1,073 mesas en 538 municipios del país; se llegará al 82% de la ciudadanía; no es vinculante legalmente; no hay certeza de cómo se va a realizar; tiene una buena dosis de improvisac­ión; se hace cuando no se han terminado de hacer los estudios técnicos sobre la compatibil­idad entre Santa Lucía y actual aeropuerto. También hay argumentos especulati­vos, como que ya se decidió cancelar Texcoco y la consulta se usará para legitimar una decisión tomada. Se afirma que la decisión es responsabi­lidad de la autoridad, que para eso fue elegida, como si la democracia representa­tiva se menospreci­ara por un ejercicio participat­ivo que no está hecho con todas las de la ley. El Consejo Coordinado­r Empresaria­l ya dijo que no reconocerá el resultado de la consulta. A este complicado cuadro se le suma la incertidum­bre de que junto a la consulta se hará una encuesta, la cual puede tener un resultado diferente al de la consulta. La mayoría de los ejercicios demoscópic­os que se han realizado expresan una opinión favorable continuar con el NAICM en Texcoco. ¿Cuál será el resultado?

En suma, el problema de fondo permanece: ¿quién debe decidir este tipo de proyectos, la ciudadanía o el gobierno?

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