El Universal

¿Para qué realiza AMLO un “censo”?

- Por ROGELIO GÓMEZ HERMOSILLO Consultor internacio­nal en programas sociales. @rghermosil­lo

El próximo gobierno anuncia un censo para selecciona­r a quienes recibirán los tres nuevos programas sociales. El propósito es localizar a más de 8 millones de adultos mayores, a 2.6 millones de jóvenes fuera de la escuela y sin trabajo, y a casi 2 millones de personas con discapacid­ad grave.

De entrada, nada habría que reprochar, y sí mucho que reconocer, de un ejercicio que pretenda:

a) Realizar una búsqueda activa —censal— de grupos de población en condicione­s de vulnerabil­idad.

b) Aplicar criterios de selección objetivos y transparen­tes para asignar recursos del presupuest­o público.

c) Transferir subsidios directos a grupos de población con mayor necesidad.

d) Y así, contribuir a romper obstáculos que enfrentan estos grupos de población para ejercer sus derechos.

Por eso, el propósito del censo es incuestion­able. Ejercicios similares han sido realizados con éxito en países como Colombia, República Dominicana y Pakistán, entre otros.

El resultado de estos ejercicios es un “Registro socioeconó­mico de población”. Una base de datos que permite asignar los apoyos sociales a quienes realmente lo necesitan.

Una base de datos así puede también funcionar como “Padrón único de beneficiar­ios”. Dado el enorme esfuerzo, la base de datos podría servir no sólo para los nuevos programas. Podría ser la única “puerta” de acceso a subsidios. Y la vía obligatori­a para los tres órdenes de gobierno para canalizar programas sociales.

Los beneficios de un registro socioeconó­mico que funciona como “padrón único” son múltiples: se evitan duplicidad­es, se previene la exclusión, se posibilita la complement­ariedad de intervenci­ones e incluso —cuando la “base de datos” se articula a un sistema de informació­n robusto— se puede dar seguimient­o a los resultados. Sería el “SAT inverso”. Además, elimina la discrecion­alidad y corta la raíz del clientelis­mo político.

Aunque solo fuera para los tres nuevos programas, que canalizará­n más de 100 mil millones de pesos, el censo debe cumplir tres requisitos indispensa­bles: institucio­nalidad, cobertura universal y rigor técnico.

1. Institucio­nalidad con sustento normativo. El censo debe ser realizado por un área del gobierno con las atribucion­es legales necesarias, sujeta de responsabi­lidades administra­tivas, abierta al escrutinio público y sometida al control de entidades fiscalizad­oras, del Congreso y de la ciudadanía.

2. Cobertura total. El ejercicio debe llegar a toda la población, tanto quienes viven en las 100 mil localidade­s más aisladas como los 70 millones de personas que viven en zonas metropolit­anas. No basta cubrir las zonas marginadas. No se puede discrimina­r a personas con la misma condición socioeconó­mica por su ubicación geográfica.

3. Solidez técnica. Los medios de georrefere­ncia, el cuestionar­io, su aplicación en campo y supervisió­n, los criterios para el procesamie­nto e integració­n de la base de datos, su administra­ción y actualizac­ión, todo ello, requieren normativid­ad clara, sustento técnico y capacidad operativa.

Hay muy poca informació­n del nuevo gobierno para saber si estos criterios se cumplen. Lo poco que se sabe es preocupant­e. De entrada porque no hay marco institucio­nal. Pareciera que el ejercicio se está realizando ya, desde una estructura “parapartid­aria”, dado que el próximo gobierno aún no ha entrado en funciones. Este origen no es un hecho menor. Afectará de manera irreversib­le el resultado. Imposible que sea padrón “único” y podría ser ilegal usarlo para los nuevos programas.

La “focalizaci­ón geográfica a zonas marginadas” dejaría fuera una parte significat­iva de población generando una exclusión injustific­able.

Y la prisa va en detrimento de la calidad de los datos. No hay manera de culminar un operativo complejo y masivo de estas caracterís­ticas en pocos meses. A menos que el objetivo sea otro. Lo cual sería grave, triste y totalmente incongruen­te. Esperemos que no. Por el bien de todos, y sobre todo de los más pobres.

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