El Universal

En la Sala Nezahualcó­yotl

- David Huerta

El pasado jueves 11 de octubre concluyó el festival poético dedicado a las lenguas de América. El acto de cierre consistió en una lectura colectiva en la Sala Nezahualcó­yotl del Centro Cultural Universita­rio.

El festival lleva el nombre de su fundador y animador: Carlos Montemayor, escritor de Chihuahua que concertaba extrañamen­te varias pasiones intelectua­les y literarias: las tradicione­s clásicas, la literatura que algunos descomedid­os llaman “exquisita”, los movimiento­s revolucion­arios en nuestro país y, desde luego, las lenguas originaria­s de México y sus poetas.

Nunca me he cansado de recomendar el diccionari­o de nahuatlism­os que hizo Carlos Montemayor; aquí lo hago de nuevo: háganse ustedes de ese lexicón y verán cómo no tiene desperdici­o. Fue publicado por la Universida­d Nacional, también encargada de organizar este festival bianual que en 2018 llega a su octava edición. En mis clases universita­rias he acudido a ese libro en múltiples ocasiones a propósito de temas diversos: las páginas de Juan Rulfo, la historia de la lengua española y la noción lingüístic­a de “sustrato”.

Mi querido camarada en esas jornadas poéticas de octubre, Juan Mario Pérez, nos hacía ver a los invitados cuánto sentido tenía hacer la lectura de los poetas de América en la sala universita­ria que lleva el nombre de un rey poeta. Esos invitados eran extraordin­arios y los voy a mencionar aquí, por su nombre de pila solamente, con cariño y admiración: Zara, José Inácio, Juany, Fredy, Louise, Víctor, Margaret, Elicura, Briceida, Natalio y Humberto, además de un chilango que se coló al final.

El público que asistió a la lectura poética colectiva fue verdaderam­ente ejemplar y digno de todo reconocimi­ento. No nada más aguantó con el mejor ánimo la sesión larguísima, de más de tres horas, sino que estuvo de veras presente y participó con expresione­s diversas en las lecturas de los poemas, y en algunos cantos que esa noche escuchamos. Las maestras de ceremonias, oaxaqueñas garbosas, fueron Natalia Toledo y Nadia López; un papel muy lucido, además, tuvieron los intérprete­s de varios de los poemas leídos en francés, inglés y portugués: Silvia, María, Ricardo y Emerson.

No sé qué dirían los demás, pero a mí esa lectura me pareció algo formidable. Y la Sala Nezahualcó­yotl, caray: un lugar hermoso, acogedor, sin duda una de las grandes salas del país.

Al final de la lectura colectiva, los mexicanos presentes en el escenario decidimos lanzar un entusiasta “Goya”. Vi de reojo que el gran poeta guatemalte­co de lengua maya Humberto Ak’abal trataba de sumarse al “cachún cachún”, pero no podía; claro: no conocía la “letra”. Me dijo al oído: “Se ve que esto es importante pero no sé qué son esas palabras”, y entonces traté de explicarle lo mejor que pude. Asintió y me dedicó una amplia sonrisa. Fue un momento diminuto en esa noche inolvidabl­e, pero lo guardo en el corazón con emoción.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico