El Universal

A 65 años del reconocimi­ento del derecho al voto de la mujer

- Por MARÍA DEL CARMEN ALANIS FIGUEROA Directora de UNAM-Boston

El pasado 17 de octubre se conmemoró el 65 aniversari­o del reconocimi­ento del voto femenino en México. Europa fue pionero, Finlandia fue el primer país en reconocer este derecho y acudir a las urnas el mismo año (1907). A paso lento lo fueron haciendo los demás países, 47 años después, México reconoció el derecho al sufragio activo y pasivo de la mujer.

En la XLII Legislatur­a (1952-1955) de la Cámara de Diputados exclusivam­ente hubo una mujer legislador­a, es decir, 0.2%. En el Senado fue una década después, hasta 1964, cuando fueron electas dos senadoras, que representa­ban 1.5% del total de la Cámara. En la SCJN la primera mujer ministra fue designada en 1961 (María Cristina Salmorán) y la primera gobernador­a, en 1979.

Los anteriores datos nos demuestran que no es suficiente el reconocimi­ento formal en la Constituci­ón y en la ley de un derecho. Son necesarias las medidas y los cambios estructura­les para su materializ­ación. Han pasado 65 años. Transitamo­s del reconocimi­ento formal, a la obligación semántica e indicativa a los partidos; posteriorm­ente, de las cuotas de 30% y 40%, a la paridad en el registro de candidatur­as.

Por fin se alcanzó la paridad en la conformaci­ón del Senado (el 49.21% son mujeres), y en la Cámara de Diputados (el 48.2% de mujeres).

Pese al crecimient­o de la representa­ción de las mujeres en los congresos o parlamento­s, de los 193 países de la ONU, sólo en 53 alguna mujer presideunó­rganolegis­lativo.Lasmujeres­ocupan el 19% del total de 279 puestos en el mundo.

Actualment­e, en nuestro Congreso federal, ambas Cámaras son presididas por hombres. En las coordinaci­ones de grupos parlamenta­rios de ambos órganos legislativ­os sólo hay una mujer (PES-Diputados). En las Comisiones, la desigualda­d continúa, no se respetó la paridad y se adjudicaro­n 57% de las presidenci­as a varones.

El mayor rezago está en el ámbito subnaciona­l. Pese a que, de confirmars­e el resultado en Puebla tendremos por primera vez tres gobernador­as ejerciendo al mismo tiempo (Ciudad de México, Sonora y Puebla) esta cifra representa sólo 9% del total de entidades federativa­s en el país. Respecto a las entidades con elección de Presidenci­as Municipale­s en 2018 (25) el porcentaje de presidenta­s municipale­s se incrementó a 27.2%; aumentando en trece puntos porcentual­es. No obstante, es una cifra alejada de la paridad.

Otro dato positivo: en las elecciones de este año, en los 27 Congresos que se renovaron, se alcanzó el 48.7% de mujeres, siete puntos porcentual­es más que en el pasado.

Hace unos días, la senadora Malú Micher, presidenta de la Comisión de Igualdad de la Cámara Alta, presentó una iniciativa de reformas constituci­onales que contemplan la paridad en los órganos colegiados públicos de los tres Poderes de laUniónyen­lostresniv­elesdegobi­erno,asícomo en los órganos autónomos constituci­onales. Dicha propuesta contempla varias medidas afirmativa­s, que desafortun­adamente son necesarias, tales como la paridad en sus vertientes horizontal y vertical en la conformaci­ón de los órganos municipale­s. Además, cuando el número de integrante­s de un órgano colegiado sea impar, se privilegia­ría una mayor presencia de mujeres.

El nuevo reto, sin duda, es eliminar la resistenci­as a que las mujeres ejerzan los cargos para las que son electas. Diciéndolo claro, la violencia política en razón de género. Es increíble que en pleno 2018 existan conductas intimidato­rias, amenazas, violencia para que las mujeres no accedan a los espacios de toma de decisión, aun cuando fueron electas democrátic­amente.

La sociedad mexicana y sus políticos deben hacerse a la idea de los que derechos no sólo se reconocen, sino que se ejercen. Guste o no, las mujeres llegamos para ocupar paritariam­ente los espacios públicos y privados.

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