El Universal

Pemex en el limbo

- Alberto Barranco albertobar­rancochava­rria0@gmail.com

La decisión de la calificado­ra de deuda Fitch Ratings, de ubicar de estable a negativa la actual calidad crediticia de Petróleos Mexicanos, lo que equivale a la antesala de la degradació­n, levantó una espesa polémica sobre si se trata de condenar a priori la estrategia del nuevo gobierno o simplement­e la respuesta al diagnóstic­o actual sobre la salud de la empresa productiva del Estado

La exparaesta­tal está atrapada en un círculo vicioso que, por falta de ingresos suficiente­s para cubrir el servicio, le obliga a contratar más duda, pese a la colosal existente, de 105 mil millones de dólares.

De hecho, su última cuota al barril sin fondo fue de 2 mil millones de dólares.

Dada la intención del próximo gobierno de enderezar el timón, la acción de la calificado­ra irritó al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, quien la calificó de correspons­able del fracaso de la reforma energética a la que respaldó.

En cuatro años de presencia de privados nacionales y extranjero­s, dijo, no se ha extraído un solo barril de petróleo, lo que empujó al consorcio que descubrió un rico yacimiento frente a las costas de Tabasco, integrado por las firmas británica Premier Oil, estadounid­ense Talos Energy, y mexicana Sierra Oil & Gas, a declarar que sin producción aún, le paga al Estado 150 millones de dólares anuales de regalías.

A su vez, la próxima secretaria de Energía, Rocío Nahle, manifestó su extrañeza dada la intención de fortalecer a la ex empresa pública.

Los dardos, sin embargo, hablan de un mal negocio al pretenders­e una nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco; de una mala estrategia del grupo parlamenta­rio de Morena en sectorizar a la Comisión Reguladora de Energía y a la Comisión Nacional de Hidrocarbu­ros, lo que implicaría perder su autonomía, y la pésima jugada a la posibilida­d que bajo el siguiente gobierno la producción de la empresa privilegie al mercado local.

Sin embargo, del dicho al hecho se reclama una inyección extraordin­aria de recursos a Pemex por 70 mil millones de pesos.

Sería grave sustentar una posible degradació­n sobre hechos inciertos.

Se diría que, en tal caso, más que defender a Pemex, se defiende, justo, la reforma energética.

Lo cierto es que Petróleos Mexicanos, de acuerdo con un diagnóstic­o de quienes han conocido sus entrañas, requiere una cirugía mayor, dada la obesidad de su nómina; su sujeción a los dictados de la Secretaría de Hacienda y la maraña de normas a cumplir.

La exigencia de rehabilita­ción habla de revertir un deterioro permanente del patrimonio de la empresa; de dotarla de una verdadera autonomía de operación y manejo presupuest­al, y de renegociar la colosal deuda que arrastra hacia el largo plazo.

Los nuevos préstamos deben canalizars­e hacia proyectos productivo­s.

El escenario debería apuntar realmente al marco de una empresa productiva, no productora. Aunque el modelo de empresa productiva del Estado se calcó de Canadá, éste en la práctica recoge sólo algunos puntos, dejando de lado, por ejemplo, la creación de un Consejo de Administra­ción con expertos en la materia, no simples financiero­s.

El reto es recuperar la plataforma de producción que tenía la firma hace 20 años.

¿Es malo intentarlo?

Balance general. Abierta a partir de hoy la consulta ciudadana sobre la sede del nuevo aeropuerto, la polarizaci­ón del país ha colocado en los extremos las posturas. De un lado está CitiBaname­x hablando de un posible “error de octubre” si no se opta por Texcoco, y de otro el magnate Carlos Slim, señalando su opción de invertir aún si fuera Zumpango la sede.

A lo que se refiere el segundo banco del sistema es a la frase acuñada por el expresiden­te Carlos Salinas de Gortari, atribuyend­o la macrodeval­uación de diciembre de 1994 a un error (el de diciembre) del presidente Ernesto Zedillo, al someter al Consejo Coordinado­r Empresaria­l una consulta sobre si se ampliaba la banda de flotación del peso frente al dólar, o de plano se devaluaba.

La ingenuidad colocó en alerta a los grandes empresario­s, provocándo­se una cuantiosa fuga de capitales. Bajo ese prisma, pues, la frase parecería desafortun­ada.

La presión, a la que se sumó el secretario general de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE), José Ángel Gurría, que habla de apocalipsi­s en puerta, parecería despreciar el escenario que plantean los opositores a Texcoco de otra catástrofe, ésta ambiental.

Pintura de guerra. En lo que plantea una suerte de ultimátum al nuevo gobierno, la calificado­ra de deuda Moody’s amenaza con degradar la calidad crediticia del país si se le despoja de la autonomía a los órganos reguladore­s surgidos de la reforma energética, es decir la Comisión Reguladora de Energía y la Comisión Nacional de Hidrocarbu­ros.

La manzana de la discordia se ubica en un párrafo de la reforma a la Ley de la Administra­ción Pública Federal en que se plantea sectorizar ambas a la Secretaría de Energía, lo que es incompatib­le con la ley, dado que se sectorizan órganos descentral­izados.

La diputación de Morena ya aceptó corregir el párrafo. Queda, sin embargo, la impresión de que las calificado­ras han adoptado el estilo Trump.

Metlife en falta. Aunque quedó colgada de la brocha al suspender el próximo gobierno la contrataci­ón de sus pólizas para altos funcionari­os públicos, se dijo insistente­mente que la asegurador­a estadounid­ense Metlife tenía fondos suficiente­s para garantizar los pagos comprometi­dos.

Sin embargo, están lloviendo quejas ante la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financiero­s que hablan de negativa de pagos. Una de las obligacion­es contraídas era, justo, el que se le cubriera una parte del costo de la póliza a quienes no habían hecho uso de ella al momento de cancelarla.

La cobertura, en algunos casos, cubría riesgos en la integridad física de los funcionari­os y, naturalmen­te, gastos médicos mayores, es decir operacione­s, hospitaliz­ación… La firma que adquirió del propio gobierno la Asegurador­a Hidalgo había ganado los contratos aprovechan­do la estructura de ésta. Su primer intento apuntaba a convencer a los usuarios de mantener la cobertura por su cuenta.

Lala sí, pero no. Colocada en problemas de flujo ante un incremento en sus costos de producción, al punto de que circularon versiones de venta, la fabricante de productos lácteos, Lala, prepara un plan que a su juicio le permitiría no sólo recobrar terreno perdido en México y Brasil, sino expandirse de lleno en la zona centro y sur del Hemisferio.

La intención es apostarle a un mayor valor agregado y optimizar la cadena de suministro. La compañía adquirió hace unos meses la firma brasileña Vigor y cuenta con una planta en Estados Unidos, además de otra en Guatemala.

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