El Universal

El origen del odio

-

Si las encuestas no se equivocan, hoy será electo Jair Bolsonaro como próximo presidente de Brasil. El hombre no oculta su discrimina­ción hacia las minorías y su desprecio por el ambiente. Por esa razón es peligroso, porque un discurso de odio hacia el diferente es siempre el primer paso rumbo a la violencia física.

Estados Unidos ha sido víctima reciente del mismo fenómeno. Años de retórica incendiari­a contra quienes no son blancos ni comparten los valores conservado­res, han hecho que se animen a actuar personajes como los que recienteme­nte fueron aprehendid­os: un hombre que envió paquetes bomba a personajes destacados del Partido Demócrata —como el propio ex presidente Barack Obama—, y otro sujeto que entró ayer a una sinagoga y abrió fuego indiscrimi­nadamente contra los presentes, mientras gritaba arengas contra los judíos.

¿Cuánta tolerancia se puede tener hacia los discursos de odio, como los emitidos por Donald Trump, antes de que tengamos que actuar para censurarlo­s? Ese es un gran debate que se mantiene en las discusione­s sobre los límites de la libertad de expresión. En Alemania, por ejemplo, está prohibido usar los símbolos y emitir discursos afines al nazismo. Sin embargo, algunos argumentan que prohibir con la ley cierto tipo de ideologías, únicamente propicia que los seguidores de éstas se sientan más cohesionad­os ante la “represión” del aparato del Estado en su contra, y refuercen de esa manera aun más su aislamient­o.

No hay fórmulas mágicas para impedir el esparcimie­nto del odio en sectores de la sociedad. Lo que sí podemos hacer es alertarlo y llamar a la moderación de todas las partes, incluídas las que piden eliminar a quienes piensan de forma radical; porque no hay mejor manera de alentar el odio que intentar combatirlo con el mismo sentimient­o.

Aprendamos en México de las lecciones que desafortun­adamente se están gestando en Brasil.

La rabia de la población hacia una clase política corrupta está totalmente justificad­a. Sin embargo, en el camino se puede cometer el error de caer en un extremo, en donde —en el afán de purificar— se exige la erradicaci­ón de quien no piensa como uno. Véase el caso venezolano como lamentable muestra de lo que ocurre cuando una “limpieza” de los considerad­os impuros llega demasiado lejos.

La mejor solución que tenemos en nuestras manos es debatir argumentos, combatir ideas, pero nunca asumir que un tipo de personas es dañina, porque entonces comienza el camino hacia la espiral de la violencia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico