El Universal

NACE COLECTIVO DE VÍCTIMAS DE SECUESTRO

Busca agrupación en Morelos apoyar a familiares de plagio, además de incentivar la denuncia y dar seguimient­o a los casos de este delito

- Texto: JUSTINO MIRANDA Ilustració­n: DANTE DE LA VEGA

LCuernavac­a a noche que la esposa recibió la llamada de los secuestrad­ores se paralizó del susto, quedó en shock al saber que su marido de 64 años de edad había sido raptado en el estacionam­iento de su hogar. Faltaba poco para abrir la puerta de su casa cuando fue sorprendid­o por los delincuent­es.

Nadie se percató de la retención forzada hasta que la esposa recibió la primera llamada de los captores: “Tenemos a su marido”, le dijeron y enseguida escuchó la voz del hombre de la tercera edad.

Laura, la hija del matrimonio, vio a su madre vulnerada por la noticia y decidió asumir el mando de la situación. Tomó las siguientes llamadas telefónica­s, habló con los secuestrad­ores, pidió prueba de vida y siguió puntualmen­te la asesoría de los agentes de la Fiscalía Especializ­ada en Combate al Secuestro y la Extorsión (UECS).

La situación también la tomó por sorpresa, relata, pero asumió el riesgo de colaborar con las autoridade­s y al final lograron la liberación de su padre, cuyo secuestro fue planeado por un ex trabajador de su taller mecánico a quien había ayudado desde pequeño.

Laura aprendió los recursos para manejar una situación de crisis en un secuestro y de pronto otros familiares de víctimas, así como personas que fueron plagiadas idearon la conformaci­ón de la asociación Unidos por un Morelos sin Secuestros, una organizaci­ón que ayuda a quienes enfrenten una situación similar.

Era necesario, explica Laura, porque en cuanto hay un secuestro las familias de las víctimas requieren de apoyo extraordin­ario y sobre todo de experienci­as que ayuden a confiar en las labores de negociació­n y, si así lo deciden los familiares, en la intervenci­ón de la UECS.

“Hay ocasiones que los familiares enfrentan la disyuntiva de acudir a la fiscalía o buscar el apoyo del gobierno federal”, señala Laura. Detalla que otras veces, como en su caso, los familiares aconsejan no enterar a la unidad antisecues­tros para denunciar los casos, pues existe desconfian­za, “ellos están coludidos”, acusan.

Laura recuerda que cuando fue el secuestro de su padre una de sus amigas le contó que en Cuernavaca estaba la UECS y se la recomendó porque ella conocía algunos casos de éxito en el rescate de personas secuestrad­as.

Laura se persignó y viajó a la UECS para entrevista­rse con Adriana Pineda Fernández, titular de la institució­n. En la fiscalía le dieron apoyo sicológico y le explicaron lo que podía pasar, las formas de negociar y las pautas necesarias para llevar a buen termino todo esto.

En ese momento la fiscalía atendía otro plagio, pero también escucharon su caso. Le dijeron cómo actuarían los delincuent­es y la actitud que debía asumir. “Cuando me comunicaba con ellos me iban orientando. Fue así que pude llevar todas las negociacio­nes”, describe.

Siguió puntualmen­te las instruccio­nes que le dieron y al cabo de dos días recibió una llamada de un número privado. “Me dijo que mi padre estaba a salvo y que todo había salido bien. Yo le respondí muy poco porque pensé que era una trampa de los secuestrad­ores para saber si había denunciado, y por eso colgué para llamar enseguida al asesor de la Unidad y me dijo que era verdad”, detalla la mujer.

El rescate de la víctima

En el lugar de su cautiverio, su padre atravesó por la misma incertidum­bre cuando el comandante de rescate entró al cuarto donde estaba. En un principio, no creyó que estaba liberado: “Yo pensé que era otro grupo de secuestrad­ores que me iban a llevar, porque quienes me detuvieron dijeron que si no recibían el dinero de mi familia me iban a entregar a otro grupo delictivo, me iban a transferir”, recuerda.

Ante la incredulid­ad, el mando policiaco lo enlazó vía telefónica con su hija y entonces supo que estaba libre después de 48 horas de estar sometido y bajo la presión sicológica de sus captores. Tres días después estaba festejando con su familia la llegada del año nuevo y su puesta en libertad.

Secuestrad­ores no tienen poder: Laura

Tras la liberación de su padre, Laura conoció a las familias de otras víctimas de secuestro y un día coincidier­on en formar la asociación para apoyar a quienes atraviesen una situación similar.

“[Los asesoramos] en caso de que tengan miedo para denunciar, o por desconfian­za en las autoridade­s. Si después de nuestro testimonio no quieren interponer denuncia, aun así apoyamos para que tengan asesoría jurídica y con una persona que se haga cargo de las negociacio­nes, que es la parte fundamenta­l”, explica Laura sobre la asociación.

Abunda que el objetivo de esta asociación es constituir­se como el puente de la sociedad con las autoridade­s; esa parte que vigile que las institucio­nes funcionen y que las cosas deficiente­s se mejoren, pero sobre todo incentivar la cultura de la denuncia, la prevención y la orientació­n. Sin embargo, Laura reconoce que muchas veces el miedo frena a los familiares para interponer denuncia.

“El secuestro es el delito más cobarde porque son personas que no dan la cara, que juegan con tus sentimient­os, con la vida de las personas que amas. Los consideran una mercancía y dicen: ‘O me das dinero o lo mato’. Sienten que tienen poder sobre la vida de los demás (...). No podemos vivir todo el tiempo con miedo, dejarnos amedrentar y decir: ‘No hago, no digo o no denuncio porque puede pasar esto’. Les concedemos un poder que en realidad no tienen. Somos [la asociación] la prueba de que no es cierto”.

El colectivo surgió por la necesidad de que un grupo proporcion­e apoyo a las víctimas y sus familiares y las autoridade­s les informaron que no había una asociación así en Morelos. Los familiares se organizaro­n y se asesoraron con la fiscalía del estado para ver los alcances y conformaro­n la organizaci­ón recienteme­nte.

La asociación tiene alrededor de 20 integrante­s, todos familiares de víctimas de hace 20 años y cuando se reúnen comparten datos de que cómo les tocó vivir el secuestro, de toda la impunidad que había en ese tiempo y de los cambios en el combate al secuestro.

Entre los objetivos de Unidos por un Morelos sin Secuestros está la exigencia de transparen­cia por parte de las autoridade­s encargadas de combatir delitos como el secuestro y mantener vigilancia sobre el gasto del presupuest­o que tiene la fiscalía, su uso y en esa medida generar pautas de medición y con estadístic­as. “Aquí mensualmen­te nos van a entregar estadístic­as, sus resultados y lo que han hecho con otras víctimas, cómo lo han vivido, cómo los han tratado. De esa forma sabremos cómo se está trabajando”, detalla Laura.

“Si como sociedad no haces algo, no te interesas por saber quién es tu vecino, qué hace, si no haces una red social, permites la entrada a los delincuent­es”.

“El secuestro es el delito más cobarde, porque son personas que no dan la cara, que juegan con tus sentimient­os, con la vida de las personas que amas. Los consideran una mercancía”

[Los delincuent­es] sienten que tienen un poder sobre la vida de los demás. No podemos vivir todo el tiempo con miedo y no denunciar por temor a lo que pueda pasar”

“El objetivo de esta asociación es ser el puente de sociedad con las autoridade­s; esa parte que vigile que las institucio­nes funcionen e incentivar la cultura de la denuncia” LAURA Integrante de colectivo en Morelos

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