Desde hace muchos años
Existe un plan para que el Centro Histórico de la Ciudad de México vuelva a ser una zona deseable para vivir y un mayor atractivo comercial y turístico. Y, aunque el avance ha sido lento e irregular, sí ha habido considerables avances en este sentido
En el artículo académico La mezcla improbable. Regreso a la ciudad y gentrificación en el Centro Histórico de Ciudad de México, el investigador argentino Ibán Díaz Parra, de la Universidad de Buenos Aires, afirma: “Actualmente, lo que podríamos denominar como un regreso a la ciudad central o a la ciudad construida es un hecho incontestable, tanto en cuanto a los discursos técnicos y académicos, como en cuanto a inversiones públicas y privadas… De forma muy sintética, este discurso y esta práctica se oponen a la zonificación típicamente funcionalista, a la homogenización de los fragmentos urbanos y al desdén por el patrimonio, la identidad y los centros históricos”.
Es decir, una de las intenciones relevantes de la revitalización de los espacios céntricos históricos debería ser el retorno a su esplendor original, con el agregado de la eficientización del espacio urbano. Junto con ello, de manera destacada, se da entonces la vigorización del mercado local, regional e incluso global.
Hace ya 28 años se constituyó el fideicomiso privado para la protección y conservación del Centro Histórico de la Ciudad de México. Doce años después, en 2002, se modificó para convertirse en un fideicomiso público con la intervención del gobierno del Distrito Federal.
Para la primavera de 2003, durante el gobierno capitalino de Andrés Manuel López Obrador, comenzaba a impactar en la opinión pública la existencia del Programa de Rehabilitación del Centro Histórico. Con motivo de la remodelación de algunas calles y su correspondiente reapertura, López Obrador dijo que el proyecto tenía como objetivos principales repoblar la zona y fomentar la inversión.
Después de muchos años de un evidente deterioro del primer cuadro de la ciudad capital, que llegó a su momento más complicado en la primera mitad de los noventa del siglo pasado, la iniciativa fue recibida con agrado por los medios, la opinión pública y, especialmente, por los habitantes de la Ciudad de México.
De 2003 en adelante, con la continuación del proyecto por la administración de Marcelo Ebrard Casaubón, la zona continuó en el interés de los desarrolladores.
Por su parte, el sucesor de Ebrard en la CDMX, Miguel Ángel Mancera Espinosa, en su informe de 2017, dijo que se emitieron constancias de uso habitacional o mixto en el perímetro A del Centro Histórico, con las siguientes características: “incentivar la ocupación de inmuebles para su conservación como Ciudad Viva”.
Es decir, en fecha tan reciente como hasta hace un año, continuaba vigente la intención de seguir regenerando el primer cuadro de la Ciudad de México por parte del gobierno de la hoy entidad.
Durante el gobierno capitalino de Andrés Manuel López Obrador, comenzaba a impactar en la opinión pública la existencia del Programa de Rehabilitación del Centro Histórico. Con motivo de la remodelación de algunas calles y su reapertura en aquel momento, el entonces funcionario dijo que el proyecto tenía como objetivos principales repoblar la zona y fomentar la inversión.