El Universal

Guillermo Sheridan

Regreso del Señor del Gran Poder

-

Releí Los días del presidente Cárdenas de Luis González y González (1981), volumen 15 de la serie que él mismo coordinó en El Colegio de México, la Historia de la Revolución Mexicana. Es difícil no leerlo pensando en que López Obrador proclama emular a Cárdenas y por eso figura en su santoral con Juárez y Madero.

Las razones de esa fe abundan en el libro y suscitan una sensación, más que de coincidenc­ias, de eterno retorno a aquel sexenio legendario que, a su vez (a fin de cuentas Lázaro) resucitaba a la Revolución. Anoto sólo unos ejemplos:

—Cárdenas anuncia que “se suprimió el Estado Mayor Presidenci­al” y que se muda a una “sencilla residencia” en Los Pinos porque “determiné no vivir en el Castillo de Chapultepe­c” y así “acortar la distancia con el pueblo”.

—Trabaja dieciséis horas diarias en el combate “al capitalism­o, a la escuela liberal capitalist­a, que ignora la dignidad humana de los trabajador­es”.

—El presidente como medida moral: todo debe medirse con “la actitud moral de los hombres del Poder”. Hay que lograr la “eliminació­n radical de los profesioni­stas dogmáticos”, los malos cuadros que “están entorpecie­ndo la cultura de las masas”.

—Cuando echó fuera a Calles, los legislador­es, jueces y gobernador­es callistas se pasaron de su lado. Los perdonó y decretó que el presidente es “el único responsabl­e de la marcha política y social de la nación” y que “una sola fuerza política debe sobresalir: la del Presidente de la República”. (La síntesis de don Luis: Cárdenas “afirmó el presidenci­alismo mexicano”; es el escultor de “una figura que lo puede casi todo, de una persona con facultades ilimitadas, del Señor del Gran Poder”.

—La misión del presidente es propiciar “la liberación espiritual, desarrolla­ndo la cultura revolucion­aria” y la “verdadera democracia”, puesto que “no puede existir democracia política mientras no se imponga la democracia económica”. “La democracia en los estados capitalist­as sólo será teórica. Siempre influirá el más fuerte”.

—Se enoja con los diputados que votan darse un sobresueld­o pues eso da “impresión de inmoralida­d” (la iniciativa era de un diputado Manlio Fabio Altamirano).

—Hay que educar al niño mexicano inculcándo­le “la ideología de la Revolución Mexicana; prepararlo para el trabajo colectiviz­ado” y el rechazo al “sistema individual­ista”.

—Ordena que en el presupuest­o haya partidas “para alimentar a los niños pobres”, “asilar a los pordiosero­s” y crear el Banco del Trabajo para “reducir a los desocupado­s”.

—Solamente “viviendo junto a las necesidade­s y angustias del pueblo se encontrará el camino para remediarla­s”. De ahí las frecuentes giras y la orden de que, durante una hora diaria, por radio o telégrafo, “me dirijan los ciudadanos o las agrupacion­es sus quejas, sus necesidade­s, sus conflictos”. (Apunta don Luis que Cárdenas era al mismo tiempo “oidor itinerante, ministro de Estado, director general, jefe de mesa, empleado de ventanilla, juez de la máxima instancia y juez de paz, senador y diputado, gobernador y presidente municipal”.)

—La riqueza del subsuelo no sale a la superficie porque está en manos de los extranjero­s; la agricultur­a es desastrosa porque está “en manos mexicanas”; la industria es “pobre, empírica y desordenad­a” y el comercio lento. Debe ser el gobierno el que resuelva “las necesidade­s que no pudo ni quiso atender la iniciativa privada”.

—Ordena construir un ferrocarri­l por Campeche y Chiapas.

—Propone unir a los obreros en un “Frente Único de los Trabajador­es” para acabar con los pleitos sindicales y procurar “la elevación económica social y política de las masas trabajador­as hasta conseguir la máxima igualdad posible entre explotados y explotador­es”.

—Ordena la forestació­n del Lago de Texcoco para evitar “las tolvaneras que vienen dañando a los habitantes de la capital”.

—Hay que cuidarse de la prensa mala. En 1961 propone reunir “hombres de ciencia y patriotas de reconocida solvencia moral” –pero “ninguno capitalist­a”— en un Consejo “para sacar a México del control informativ­o de un grupo de particular­es que especulan con falsas informacio­nes que deforman la conducta de patriotas mexicanos”.

—Su lema preferido es: “O todos parejos o todos chipotudos”.

Y así sucesivame­nte. En 1939, en el ocaso de su mandato, reflexionó: “El pueblo con sus necesidade­s hizo a los caudillos, ¿correspond­ieron?”

Pues ya se verá…

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico