ENTREVISTA CON SALVADOR ALVA,
PRESIDENTE DEL TECNOLÓGICO DE MONTERREY.
El Tecnológico de Monterrey recibió a 210 jóvenes que a partir de agosto forman parte de la quinta generación del programa Líderes del Mañana. Personas que debido a su buen desempeño académico y alto potencial de incidir positivamente en su comunidad, obtuvieron una beca completa para estudiar una carrera profesional. Se trata de 108 mujeres y 102 hombres de entre 16 y 21 años que estudiarán carreras como Ingeniería, Negocios, Bioingeniería y Procesos Químicos, entre otras.
En el marco de esta iniciativa conversamos con el presidente del Tecnológico de Monterrey, Salvador Alva, quien nos compartió cómo es que las universidades del país deben trabajar para brindar a los jóvenes talentos que están por comenzar su educación superior mayores oportunidades, haciendo énfasis en que se requiere que más instituciones, además de la UNAM y el Tecnológico de Monterrey, se ubiquen en los rankings internacionales. Para ello, considera que es necesario incentivar la investigación y vinculación de los jóvenes con el ecosistema de innovación y emprendimiento tanto a nivel nacional, como internacional.
¿Por qué es necesario que desde las universidades se fomenten la investigación y el emprendimiento? —Cuando un chico viene a una universidad, viene a buscar su proyecto de vida y a encontrar su camino. Sin lugar a duda, la creatividad es una de las características que tenemos que despegar en ellos. Cuando solo te enfocas en la transmisión del conocimiento y a enseñar, la realidad es que pierdes la oportunidad de ayudarles a crear. En las universidades que cuentan con investigadores y laboratorios puedes ver que, generalmente, la característica principal de los profesores es que son muy curiosos, porque un investigador es una persona que no tiene las respuestas pero que está cuestionando. Eso es lo que al final queremos de un alumno. Pero para poder atraer a ese tipo de investigadores, que posiblemente son la élite de las universidades, necesitas ofrecerles los espacios adecuados. Sin embargo, lo más importante no es lo que investigan los profesores, sino cómo vinculan a los alumnos; en ese tipo de actividades para despertar en ellos esa energía creativa y de investigación. Ese es el verdadero objetivo, transformar a los alumnos. ¿Cómo ayudar a que el talento de los jóvenes trascienda?
—Una universidad es tan fuerte como la calidad de sus estudiantes, profesores y programas. Lo más importante para nosotros, al definirnos como formadores de líderes con espíritu emprendedor y sentido humano, es encontrar a esos alumnos que tienen energía, pasión y emprendimiento. Por eso el programa de Líderes del Mañana está abierto a toda la sociedad, sin importar el nivel socioeconómico, para poder atraer a los mejores talentos. En los procesos de admisión no nos fijamos en sus calificaciones, sino en lo que están haciendo. El que tengan una capacidad innovadora es fundamentalmente lo que determina su admisión, porque al llegar a la universidad se encontrarán con una educación abierta y experiencial.
En su opinión ¿por qué solo dos universidades mexicanas aparecen en los ranking mundiales?
—Esto no es un indicativo de que existen buenas y malas universidades, porque los rankings lo que miden es la investigación, y este componente tiene un costo. Una universidad que incluye la investigación debe encontrar cómo financiarla. En Estados Unidos y otras partes del mundo, lo financian con ayuda de los gobiernos. Ese también es el caso de la UNAM; en otros casos, como el nuestro, lo hacen con donativos de la sociedad. Nosotros contamos con 500 investigadores, pero no les pagamos usando las colegiaturas. Utilizamos otros fondos; tenemos otros ingresos como los donativos o Sorteos Tec. Al final, lo que pasa con la mayoría de universidades es que son formativas y no tienen investigación y, cuando estás en el juego mundial de universidades, la mayoría de las preguntas que hacen las encuestadoras es sobre el nivel académico de la investigación, publicaciones y patentes. Aún así, un país como México debería tener de ocho a nueve universidades en estos rankings, porque las universidades necesitan ecosistemas de conexión.
¿Cómo podría transitar nuestro país de una economía de manufactura a una economía del conocimiento? —Reconocer que lo que nos diferencia es el talento y apostarle a ese talento. Esto implica que, para poder elevar la calidad académica desde abajo hacia arriba, se necesita tener un sistema de meritocracia, sin importar el nivel socioeconómico. Eso significa que los mejores estudiantes van a llegar a las mejores universidades por sus propios méritos. Esto hace que los chicos se preparen, porque quieren estar en las mejores instituciones. Pero si se les da educación libre a todos, sin importar el esfuerzo, se pierde este sentido de meritocracia. Por otro lado, el talento es difícil de encontrar y es por eso que México debe abrir sus fronteras al talento de cualquier parte del mundo, porque una sociedad más incluyente es una más creativa y atractiva. Hoy las ciudades más innovadoras son las más incluyentes. Por ejemplo, Silicon Valley tiene 25% de toda la innovación del planeta, pero la característica de sus habitantes es que no son de ahí.
¿El programa Líderes del Mañana es importante para esta transición?
—En México existen 120 millones de habitantes, y hay un grupo de muchachos brillantes que no debe ser mayor al 1%. Nos hemos dado cuenta que en el nivel socioeconómico bajo, donde se han enfrentado a mayores adversidades, están los que logran remontarlas y demuestran tener más capacidad de liderazgo. Encontrarlos debería ser la labor número uno del país, para no permitir que no tengan una educación de calidad, porque esos jóvenes líderes del mañana que están en el estrato más bajo del país, en cuatro años van a estar en el nivel nueve. El resto de sus vidas van a generar un valor social y económico enorme. Inclusive, lo evaluamos cuantitativamente y la tasa de retorno de lo que les ayudamos da un 54% anual. Apostaría a que me presentaran un proyecto que entregue esa tasa de retorno; estoy seguro que no hay otro. Apostar por el talento es la mejor idea, aunque, por desgracia, solo pudimos elegir al 3% y dejamos al 97%, que son también maravillosos, y eso no debería pasar en el país.
“Para elevar la calidad académica se necesita tener un sistema de meritocracia.” “Nos hemos dado cuenta que en el nivel socioeconómico bajo, están los que demuestran tener más capacidad de liderazgo”.