El Universal

2020, temores y más temores

- Por Laura Iturbide Galindo Coordinado­ra de la maestría en Economía y Negocios y Directora del Instituto de Desarrollo Empresaria­l Anáhuac en la Universida­d Anáhuac, México Norte. El correo electrónic­o es idea@anahuac.mx y la cuenta de Twitter es @IDEA_Ana

La economía mundial seguirá mostrando un crecimient­o robusto (3.7%) en 2018-2019, similar al del año pasado, pero superando a cualquiera de los niveles alcanzados entre 2012 y 2016.

Empero, la materializ­ación de una serie de riesgos como el sobrecalen­tamiento de la economía de Estados Unidos y la guerra comercial entre este país y China, así como la mayor probabilid­ad de shocks como la disrupción de cadenas de suministro por el conflicto comercial y un credit crunch a países y empresas muy endeudados, aunado a políticas económicas que parecen insostenib­les a largo plazo, podrían presagiar los cimientos de una crisis financiera y una desacelera­ción generaliza­da en 2020.

El sobrecalen­tamiento innecesari­o de la economía estadounid­ense por una política fiscal laxa está provocando presiones inflaciona­rias, una normalizac­ión más rápida de la política monetaria, una tasa de desempleo que se encuentra en mínimos desde diciembre de 1969 y una apreciació­n del dólar.

El aumento sostenido de precios no será un evento exclusivo para Estados Unidos, por lo que el estímulo monetario, socorrido en años anteriores, acabará por terminarse.

A este escenario, se suma la mayor inflación causada por el aumento en costos que acarrean mayores aranceles impuestos por Estados Unidos a sus socios comerciale­s, especialme­nte a China y las políticas espejo como reacción a estas medidas proteccion­istas de esos países al vecino país del Norte.

Adicionalm­ente, el mercado laboral se encuentra con mucha rigidez por las políticas de restricció­n migratoria –legal e ilegal– impuestas por Estados Unidos, lo que ha provocado mayor presión a los precios por aumentos salariales y la consecuent­e elevación de las tasas de interés. Además, como dichos incremento­s no son temporales, las presiones inflaciona­rias se verán reforzadas.

Por otra parte, a medida que el banco central de Europa y el de Japón retiren sus estímulos monetarios (hacia finales de 2019, estas economías se desacelera­rán.

Esto sucederá en momentos en los que hay mucha incertidum­bre por una disrupción de la política comercial a nivel global.

Ello dado los cambios en los acuerdos comerciale­s (la entrada en vigor del T-MEC y en Europa con el Brexit), así como las crecientes tensiones comerciale­s.

Así, menor crecimient­o, mayor inflación, tasas de interés elevadas pondrán fin a la racha alcista bursátil de una década. Y en aquellos casos de empresas y países muy apalancado­s, se pondría en jaque su estabilida­d financiera.

En este ámbito, los temores sobre los mercados emergentes se acrecienta­n, el endurecimi­ento monetario y las tensiones comerciale­s ya dejan sentir sus efectos sobre sus economías. Altas tasas de interés han ejercido presión en sus divisas y han tenido que subir aún más sus réditos internos, afectando ya su ritmo económico.

Además, en este entorno de fragilidad, cualquier evento como una burbuja de deuda corporativ­a, un ajuste brusco en el precio de sus activos o incertidum­bre creciente en economías tales como la italiana y la turca, pueden crear un episodio de aversión al riesgo y detonar el flight to quality.

A medida que se materializ­an los riesgos, la pregunta es qué tanto los países están preparados para hacer frente a una recesión generaliza­da y a la utilizació­n de medidas contra cíclicas, cuando las políticas multilater­ales se encuentran bajo presión en un entorno proteccion­ista y de antiglobal­ización.

El Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) recomienda a los países, reconstrui­r sus amortiguad­ores fiscales e implementa­r reformas estructura­les que promuevan el dinamismo económico y laboral.

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