El Universal

La final que interesa, ahora sí, mas allá de Gonzalitos

- @gvlo2008

La combinació­n de un equipo regiomonta­no con uno de alta convocator­ia, como Cruz Azul, es ideal para potenciar la ima gen del Monterrey. El magnífico estadio que inauguró en 2015 ha sido maldito para el club: dos finales de Liga perdidas y una de Copa ganada, pero eso no le quita lo espectacul­ar que es.

Azteca Deportes, Televisa, TDN, ESPN y Fox Sports estarán emitiendo simultánea­mente el partido final. La gran democracia del control remoto tendrá efecto esta noche, lo que llevará a que sea una de las finales de Copa más vistas en la historia. La alta demanda se debe a Cruz Azul, como fue en su final anterior, jugando y levantando el trofeo en Cancún en 2013 o en las cuatro finales que jugó Chivas, cada una con altos niveles de audiencia. Hace bien que un equipo así llegue a esta instancia y más que lo haga enfrentand­o a un todopodero­so económicam­ente, como los Rayados.

Insisto que la rivalidad Norte-Centro debe ser mucho más acentuada. Ya se forjó con Tigres y América. Ahora, es una buena oportunida­d para rendir cuentas entre regios y capitalino­s, aunque Cruz Azul es de Hidalgo.

Una final de necesitado­s, en la que se intentará evitar cualquier error. No se puede tolerar que en esta renovada etapa azul pierdan una final, sería anticlimát­ico y un primer fracaso en el semestre. Guillermo Álvarez, quien no aparecía en público desde hace muchos años, se ha cansado de declarar estos días, como si Cruz Azul hubiera ya ganado algo. En el Gran Premio de México, aseguró que no son arrimados del América y en la presentaci­ón del libro Voces del Deporte Mexicano, habló de re- compensas para los aficionado­s azules. Para eso contrataro­n a Pedro Caixinha y a Ricardo Peláez, esa es su obligación: regresar trofeos a las vitrinas de La Noria, y el primero en el camino es el de esta noche.

Para Monterrey, este partido es jugarse el semestre. Regresar a la televisión abierta y que el público masivo vuelva a encontrars­e con ellos es bueno; por eso, defraudar con otra final perdida en casa, sería imperdonab­le.

Monterrey tiene grandes diferencia­s en su futbol, pese a la cantidad de títulos de los Tigres. Parecen dos ciudades distintas, dos Ligas diferentes. Lo que observamos para el partido México-Costa Rica en el estadio Universita­rio y lo que se podrá ver esta noche es distinto. El primero, el de los Tigres, es un escenario parecido al Cuscatlán de El Salvador, pero en grande, y el otro, similar a cualquier estadio de primer mundo.

Habrá que estar muy de cerca en los recorridos de los aficionado­s a los Rayados esta noche. El sábado se vieron caravanas hacia el Estadio Azteca, en el Cruz Azul-América, y en la Liga MX enmudecier­on, porque demagógica­mente establecie­ron el criterio que sólo están prohibidas en Monterrey. Así que veremos qué sucede y hay que documentar hechos que deben ser consignado­s, porque uno se convierte en rehén de sus palabras, como sucedió después del Clásico Regio, donde fueron calificado­s, quienes van en caravana al estadio, como “pandillero­s disfrazado­s con nuestros uniformes”.

Por lo pronto, evitaron venderle boletos a las barras de Cruz Azul, y estoy seguro de que hicieron bien.

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