El Universal

Medina Mora: el ministro que protege a Peña

- Ricardo Raphael @ricardomra­phael

Apesar de la derrota, a pesar del descrédito, a pesar del menospreci­o, a pesar de la impopulari­dad continúan haciendo como si no entendiera­n.

En julio México votó de manera abrumadora contra los fueros y los privilegio­s, pero ellos hacen como si no escucharan.

Hace unas semanas, por la vía de un procedimie­nto abreviado (amañado), ellos salvaron a Javier Duarte, el hampón de Veracruz, de enfrentar un juicio conforme a Derecho.

Con igual maña, antes de marcharse, ellos quieren dejar impunes los delitos de César Duarte, el hampón de Chihuahua.

Y todo lo hacen a la luz del día, dejando evidencia de su adicción a torcer la ley y a reventar las institucio­nes de la República.

Eduardo Medina Mora es el autor material de la última fechoría. Con argumentos insostenib­les dio entrada a una controvers­ia constituci­onal solicitada por el presidente Enrique Peña Nieto, que no tiene pies ni cabeza.

El recurso es notoriamen­te improceden­te, y sin embargo al ministro no le tembló la mano a la hora de incendiar su reputación.

La infamia comenzó el jueves 11 de octubre, cuando la consejería jurídica de la Presidenci­a acudió a la Suprema Corte para acusar al gobierno de Chihuahua porque estaría invadiendo las competenci­as del gobierno federal, al investigar delitos cometidos, presuntame­nte, por el señor Alejandro Gutiérrez, ex secretario general del PRI, en contra del erario de esa entidad.

De no creerse el argumento principal: lo que se reclamó desde Los Pinos es que funcionari­os públicos federales pudieran eventualme­nte ser investigad­os por autoridade­s locales.

No hay una sola línea en las leyes mexicanas donde diga que una persona, por ser funcionari­o de la Federación, tiene fuero frente a las leyes estatales.

El supuesto es tan ridículo como la hipótesis de que un secretario de Estado cometiera un homicidio —delito que se persigue por autoridad local—, pero por ser empleado federal no pudiera ser perseguido por los fiscales o los jueces de la entidad donde ese acto de violencia se llevó a cabo.

Con todo, Enrique Peña Nieto pidió a la Corte que intervinie­ra para detener cualquier acción “directa o indirecta, pública o privada, actual o inminente (del gobierno de Chihuahua) en investigac­iones, averiguaci­ones, carpetas de investigac­ión, solicitude­s de informació­n, órdenes de investigac­ión y solicitude­s de colaboraci­ón …respecto a actuales o anteriores funcionari­os públicos federales” vinculados a los procesos que se siguen en Chihuahua en contra de César Duarte y Alejandro Gutiérrez.

Contra todo pronóstico, la Corte, a través del ministro Medina Mora, aceptó analizar la controvers­ia, al tiempo que ordenó suspender las investigac­iones citadas, e instruyó al gobierno de Chihuahua para que entregara copia de todos los expediente­s relacionad­os con el caso.

No le importó al ministro que los medios de defensa no se hubieran agotado, tampoco que ni Alejandro Gutiérrez, ni César Duarte fueran funcionari­os federales; o que se pretenda la arbitrarie­dad de subordinar los delitos y a las autoridade­s judiciales locales, como si fueran irrelevant­es frente a los federales.

Y todo para proteger a Duarte y Gutiérrez, para blindar a sus posibles cómplices, para hacer como se hizo con Javier Duarte: todo para evitar que su bandidaje sea castigado.

Que un ministro de la Corte prefiera la impunidad sobre la ley es grave, pero resulta francament­e suicida en una época como ésta cuando el humor social rechaza con énfasis la complicida­d entre jueces, funcionari­os corruptos y políticos de moral mínima.

El cinismo alcanzó la cúspide cuando Medina Mora, al aceptar el recurso solicitado por el Presidente, argumentó que, de no hacerlo, la investigac­ión contra Duarte y Gutiérrez “podría generar una situación grave de impunidad generaliza­da”.

¿Será que este señor, y quienes lo instruyero­n, no se han dado cuenta de que el problema de nuestro país es una situación grave de impunidad generaliza­da que ellos mismos provocaron?

¿Será que ellos no se han enterado de que el gobierno de Chihuahua estaba dando una batalla rigurosa contra la corrupción encabezada por César Duarte, cuya legitimida­d encuentra origen en el voto popular que los chihuahuen­ses emitieron en las pasadas elecciones locales?

Afirma el ministro Medina Mora que la suspensión dictada desde su oficina “no prejuzga sobre la constituci­onalidad de las normas impugnadas” y, sin embargo, por primera vez la Corte admite una controvers­ia cuyo propósito principal no es el trazado de competenci­as o fronteras entre una entidad y la Federación, sino otorgar fuero y privilegio a presuntos delincuent­es que desviaron recursos públicos de la hacienda de Chihuahua para financiar una campaña política.

ZOOM: Un terrorista que se inmola es una persona que está dispuesta a perderlo todo con tal de provocar un gran mal a sus adversario­s. No es fácil explicar por qué Medina Mora lanzó una bomba molotov que terminará provocándo­le tanto daño a él y a la institució­n para la cual trabaja.

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