El beso de la Mujer Araña.
¿Es posible cantar cuando se está encerrado en una cárcel?
La atmósfera es gris. Una capa de niebla ensucia la vista y, al fondo, las rejas de una celda dejan ver a un hombre que simplemente espera.
El escenario del Teatro Hidalgo se ha transformado en una prisión para recibir la puesta en escena El beso de la mujer araña.
El musical retrata, con un toque oscuro, la relación de amistad que surge entre los presos Molina y Valentín —el primero homosexual y el segundo con ideales políticos—.
“Es un musical que tiene dos lados muy grandes: el típico en el que intervienen mucho las coreografías, la música y toda la parte estética y plástica del show, y uno muy dramático y fuerte”, explica el director Miguel Septién.
Rogelio Suárez y Jorge Gallegos protagonizan la historia de amor e injusticia en la que un personaje de fantasía llamado Aurora (interpretado por Chantal Andere) sirve como
respiro a sus días tras las rejas, a la vez que se transforma en la representación de la muerte.
“Es una propuesta más seria y oscura sin dejar de lado esa luminosidad, ligereza y números musicales”, detalla Septién.
En las dos horas de duración el público termina convirtiéndose en un preso más que observa el destino de Valentín y Molina mientras son atormentados por un guardia (interpretado por Luis Gatica).
Para lograr esa cercanía con el público, los actores de la obra rompen con la cuarta pared en más de una ocasión caminando por los pasillos del teatro.
“La base de la historia es estar atrapado en un lugar en el que no quieres estar y queríamos que la audiencia sintiera esa opresión, esa necesidad de escape así como vive Molina”, comenta Septién.
“De ahí surgió la idea de lograr una prisión un poco más invasiva que inevitablemente se tradujo en llevar el escenario afuera. Quitamos filas de butacas con la idea de generar ese ambiente”, relata.
La puesta en escena —adaptación de la novela argentina de Manuel Puig— se presenta de jueves a domingo en el Teatro Hidalgo.