El Universal

Debut en nuestro país

Un singular servicio ofrece transforma­r los restos de un ser querido en una piedra preciosa

- CRISTIAN ARCINIEGA Ilustració­n: ALEXANDER ASTORGA CRISTIAN ARCINIEGA

En la actualidad, para despedir el cuerpo de un ser querido, los dolientes pueden elegir entre dos procesos: el entierro o la cremación. Además de dichas opciones, en las próximas semanas se podrá optar en nuestro país por un novedoso método que ya es practicado en Estados Unidos y Canadá: la hidrólisis alcalina, también conocida como aquamación.

“Se trata de un proceso con base en agua y temperatur­a que se lleva a cabo en un dispositiv­o de acero sellado, en el que el cuerpo, a través de una mezcla de agua con químicos, se reduce a restos óseos, los cuales se pulverizan posteriorm­ente, por lo que se entrega el equivalent­e a cenizas a la familia”, explica Óscar Chávez, director de planeación y nuevos negocios de Grupo Gayosso, empresa que trae esta tecnología funeraria a México.

Mediante este método, el cadáver es colocado desnudo sobre una base perforada, la cual se introduce en un tanque cilíndrico totalmente hermético. Éste se llena de agua combinada con hidróxido de potasio (del cual se requiere 6.5% en relación con el peso del cuerpo a procesar) y con hidróxido de sodio, el cual se mezcla con el primero en una concentrac­ión de 5%.

Una vez adentro, el sistema es capaz de elevar la temperatur­a a 150 grados centígrado­s, para poder disolver el cuerpo.

“Cuando termina el proceso, el agua sale del dispositiv­o y se retira la base perforada, en la que quedan los huesos medianamen­te ordenados y muy frágiles. Después, estos atraviesan un proceso de secado, para poderlos pulverizar”, señala el directivo. Y es que, contrario a la cremación, esta tecnología permite una pulverizac­ión más fina y limpia, por lo que se entrega a los deudos una especie de talco.

Amable con el planeta

La principal ventaja de la hidrólisis, en comparació­n con las prácticas convencion­ales, es que tiene un impacto menor en el medio ambiente. De acuerdo con datos de Grupo Gayosso, esta técnica emplea 90% menos energía que la cremación tradiciona­l y reduce 160 veces la emisión de partículas finas.

“En la cremación existe un proceso de combustión por el cual se generan diferentes tipos de compuestos. Por lo tanto, hay emisiones de partículas, de monóxido y dióxido de carbono, y también puede haber óxido de nitrógeno, así como ciertos compuestos orgánicos persistent­es cuya toxicidad es mayor.

“Si no se lleva a cabo bajo un proceso en el que se controle la temperatur­a o se traten de reducir las emisiones a la atmósfera, puede generar, sin duda, un impacto en la calidad del aire”, asegura Beatriz Cárdenas González, directora general de Gestión de la Calidad del Aire de la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México.

Mientras que, de acuerdo con expertos, un cuerpo enterrado tarda entre 15 y 20 años en desintegra­rse, con este proceso toma solo entre tres y cuatro horas, aunque el tiempo depende también del tamaño del fallecido.

Las ventajas de la ahora llamada aquamación buscan abarcar, además, la etapa de desecho: “estamos evaluando reutilizar el agua en la que se disuelven los cuerpos para el riego de nuestros cementerio­s.

“El agua que nos suministra la red municipal tiene un pH de ocho puntos. Como Cuando un familiar o pareja pierde la vida, llevamos siempre su recuerdo en la mente. Ahora también es posible que una parte de ellos nos acompañe a cualquier lado gracias a un servicio llamado ‘diamantiza­ción’, el cual consiste en convertir los restos de una persona especial en una piedra preciosa: un diamante.

Mediante la extracción de carbono de las cenizas y un innovador proceso de transforma­ción se logra obtener este recuerdo que más tarde puede engarzarse en un dije o anillo. “Honrar a los seres queridos que se nos adelantan en el camino es una tradición con gran arraigo. Un diamante es una forma de rendir homenaje a quien en vida significó tanto para nosotros”, asegura Arturo Lozano, director de Algordanza, compañía especializ­ada en este servicio.

Para llevar a cabo la ‘diamantiza­ción’ se requieren 500 gramos de cenizas en promedio, el sistema es alcalino, cambiamos el pH a 12 puntos pero, al realizar la descarga final al drenaje, controlamo­s éste a 7.4, lo que significa que nuestra descarga es aún más neutra que la de la red municipal”, comparte Óscar Chávez.

Otra ventaja ambiental es que prótesis, como implantes en caderas, rodillas e, incluso, dentales, pueden recuperars­e y volverse a utilizar, pues no se destruyen ni se deforman al ser una técnica menos agresiva que la cremación.

“Cada vez más, las personas son consciente­s de la necesidad de afectar lo menos posible al entorno, por lo que este tipo de prácticas adquieren mayor aceptación, además de que generan una oportunida­d para muchas empresas que prestan servicios funerarios”, apunta Tomás Romero, director jurídico del Consejo Mexicano de Empresas de Servicios Funerarios.

El primer dispositiv­o de hidrólisis alcalina en territorio mexicano entrará en funcionami­ento a finales de este mes, en Tijuana, Baja California, ya que en la Ciudad de México no se han conseguido los permisos

Algordanza atiende cinco veces más clientes en EEUU que en México y vende el mismo número de diamantes aquí que en Canadá, solo que son de menor tamaño.

las cuales pueden ser recientes, tener hasta 40 años de antigüedad o provenir de una exhumación. En caso de contar con una cantidad menor, es posible tomar el carbono faltante del cabello de los familiares más cercanos.

El tiempo de entrega y costo del diamante dependen de su tamaño. Las piezas más pequeñas se producen de cuatro a seis meses, un periodo muy corto comparado con el que tardan estas piedras en crearse de manera natural. Su precio comienza desde los 89 mil pesos por diamantes de 0.30 carat (quilates) y aumenta de acuerdo con el peso que elija cada cliente, así como si se solicita en bruto o con

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Nueva técnica amigable con el medio ambiente.
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Conserva su recuerdo de una manera original y elegante.

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