Cerca del abismo
De acuerdo con los expertos en conducta psicológica, todos somos susceptibles de cometer suicidio o desarrollar ideas de muerte, pero esto es prevenible. El suicidio arranca la vida de 800 mil personas al año y, en México, esta conducta ha incrementado en la última década, sobre todo en niños y adolescentes que tienen entre 10 y 17 años de edad.
En ese sentido, Chihuahua, Aguascalientes, Campeche, Quintana Roo, Chiapas y Tabasco son las entidades con mayores tasas de suicidio, de acuerdo con la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (AIPS). Por género, la incidencia es mayor en hombres, con 8.5 por cada 100 mil habitantes; la mayoría de los varones toman la decisión de ahorcarse, mientras que las mujeres lo hacen a través de una sobredosis de fármacos.
Cada suicidio afecta en gran medida a las familias, amigos y conocidos de los fallecidos. Asimismo, impacta en las comunidades y los Estados, por lo que es un problema de salud pública que se puede prevenir con intervenciones oportunas basadas en evidencia.
Están sufriendo
Al respecto, el doctor Emmanuel Sarmiento Hernández, jefe del servicio de admisión continua del Hospital Psiquiátrico Infantil Dr. Juan N. Navarro, dijo en conferencia de prensa que no se deben tomar a la ligera los comentarios suicidas. Quienes piensan o intentan terminar con su vida lo dicen previamente, no lo realizan en silencio; sobre todo los niños o adolescentes que, muchas veces, se acercan a personas de confianza para desahogarse.
Sin embargo, Rebeca Robles García, investigadora en Ciencias Médicas del Instituto Nacional de Psiquiatría Dr. Ramón de la Fuente Muñiz, aseguró que a los hombres les cuesta más trabajo revelar sus problemas. Por eso, existen más probabilidades de que ellos actúen sin expresarlo a sus seres queridos.
La Organización Mundial de la Salud indica que el suicidio y los desórdenes mentales tienen una relación estrecha: muchos lo llevaron a cabo en situaciones de crisis, por problemas financieros, estrés, término de una relación amorosa, enfermedad o dolor crónico.
Adicionalmente, la soledad, experimentar un conflicto, violencia o abuso y pérdida de un objeto o conocido de suma importancia representan factores de riesgo.
Las amenazas de matarse o las frases como “nadie me echaría de menos”, la búsqueda de herramientas peligrosas y el realizar un testamento o ceder cosas valiosas a familiares y amigos son algunas de las señales alarmantes que emite quien desea, planea o ya ha intentado suicidarse, advierte la OMS.
La institución añade que los allegados al suicida deben hablar con él o ella al respecto, en un lugar tranquilo y en el momento adecuado. También deben animar a la persona a pedir ayuda profesional y no dejarla sola, manteniendo contacto y asegurándose de que no tenga acceso a medios para autolesionarse.
El 16 de mayo una residente de Medicina se quitó la vida, compartió en conferencia el doctor José Javier Mendoza Velásquez, coordinador de investigación del departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Y es que los médicos en residencia e internado son uno de los grupos más vulnerables debido a sus largas jornadas de trabajo, el sentimiento de debilidad e inferioridad y el estar frente a situaciones dolorosas (como la muerte de pacientes). Un profesional de la salud se suicida cada año en Estados Unidos y es más frecuente que ocurra en mujeres.
¿Qué hay por hacer?
AIPS y OMS subrayan la necesidad de organizar campañas de prevención, ampliar la cobertura y atención integral de enfermedades mentales, establecer un programa de seguimiento a personas con conducta suicida, capacitar al personal en hospitales e instituciones de salud, abrir una línea de atención telefónica de 24 horas, difundir información, poner especial atención a las entidades federativas con más casos, identificar casos potenciales y eliminar estigmas para, así, disminuir este problema de preocupación mundial.