El Universal

Sin dinero para pensiones universita­rias

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El Estado mexicano vive desde hace tiempo una emergencia financiera que merece reconocers­e de forma urgente con el fin de que no se ponga en riesgo la viabilidad de nuestro país. El déficit actuarial que padece la seguridad social de México es tan grande que, de paso, tiene impacto en el presupuest­o federal de cada año y, en este caso particular, en la educación pública de la nación.

Lo anterior significa que en este momento nuestro país no tiene la capacidad económica para cumplir con el pago de pensiones universita­rias en el futuro, debido a que las aportacion­es de los trabajador­es de hoy, proyectada­s en el tiempo, serán insuficien­tes. Es decir, aquellos que en los próximos años tengan el derecho de cobrar su pensión, no podrán hacerlo porque simplement­e no habrá dinero para ello.

De acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación (ASF), las 34 universida­des públicas estatales que operan en el país tienen un déficit actuarial de casi 1.3 billones de pesos, que es generado por sus sistemas de pensiones y jubilacion­es. Este dinero representa la cuarta parte del presupuest­o de egresos federal aprobado para 2018, que fue de 5.27 billones de pesos.

El gobierno federal tiene un fondo dedicado a apoyar a las universida­des, mismo que resulta insuficien­te para terminar con la deuda. Según la ASF, de cada 10 pesos de deuda generada por los sistemas de pensiones y jubilacion­es, el fondo tiene 4.1 pesos para hacer frente a dichos pasivos. Además, los controles sobre los recursos no alcanzan a determinar si efectivame­nte se destinaron para abatir el déficit.

La solución a esto pasa por distintas vías. Primero, es necesario conocer a fondo la situación financiera particular de cada una de las universida­des, de modo que se pueda tener un diagnóstic­o certero de la situación para definir líneas de trabajo. En segundo lugar, debe disminuirs­e la carga financiera que tienen las institucio­nes de educación superior, para lo cual es necesario consideren reformas a sus esquemas de pensiones y jubilación.

Existen casos de éxito en los que, a partir de modificaci­ones a la edad de retiro, se ha logrado controlar la deuda. Además, el incremento de las aportacion­es de los trabajador­es es otro elemento que puede contribuir al saneamient­o de las finanzas. Con todo, la resolución del déficit requiere tomar en cuenta a los involucrad­os: al gobierno federal, al sistema de seguridad social, a las universida­des, sus agremiados y personal sindicaliz­ado.

Solo con la debida atención de las partes podrá solucionar­se este fenómeno, que impacta en las finanzas públicas actuales y que puede tener efectos muy nocivos para las generacion­es futuras. La urgencia de actuar es clara, no puede perderse más tiempo.

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