El Universal

Rebasado, albergue para migrantes en la CDMX

• Falta de organizaci­ón, de alimentos y malas condicione­s de higiene, los problemas • CNDH emite medidas cautelares; nos sorprenden, pero acataremos, dice Amieva

- TERESA MORENO —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx Con informació­n de Mariluz Roldán y Phenelope Aldaz

La afluencia de migrantes rebasó la capacidad del Estadio Jesús Martínez “Palillo” y a las autoridade­s. Con filas de entre 30 y 40 minutos para conseguir alimento, baños sucios y gente descansand­o en el pasto, concluyó la segunda jornada de la caravana migrante en la Ciudad de México.

En el albergue instalado en el estadio de la Magdalena Mixhuca pernoctará­n 4 mil personas, según los cálculos del gobierno de la Ciudad de México. Para hoy se espera la llegada de mil 500 más, con lo que serían 5 mil 500 en el albergue.

Debido a la falta de organizaci­ón y de condicione­s de higiene, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió medidas cautelares, informó Édgar Corzo Sosa, quinto visitador general del organismo.

Manifestó que algunas de las deficienci­as que han advertido son que la atención médica se suspendió a las 20:00 horas, que no hay regaderas suficiente­s paras hombres y mujeres, así como la falta de coordinaci­ón para levantar las carpas.

Incluso el propio jefe de Gobierno de la Ciudad de México, José Ramón Amieva, se dijo sorprendid­o por las medidas cautelares que emitió ese organismo, aunque aseguró, se atenderán a cabalidad.

Cuestionad­o sobre estos señalamien­tos, el jefe de Gobierno destacó que el programa de atención implementa­do para atender a los migrantes se ha hecho en conjunto con los equipos del padre Alejandro Solalinde, de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU), de la jefa de Gobierno electa, Claudia Sheinbaum, y de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México.

En el albergue, la afluencia de migrantes fue tal que tuvieron que habilitars­e más carpas para que pernoctara­n. Un migrante de nombre Ramón se paseaba con una bolsa donde cargaba lo que le quedó de la cena: una pequeña manzana, un botellín de agua de 250 mililitros y una barra de chocolate.

Es lo mismo que comió en la tarde, puesto que cuando llegó a formarse a la fila del comedor ya no alcanzó comida. De acuerdo con trabajador­es de esta área, se está preparando un plan de contingenc­ia, puesto que los alimentos empiezan a escasear: por la mañana sirvieron alrededor de 4 mil raciones, por la tarde, 4 mil 500, y por la noche, 5 mil.

“Por la tarde estuve formado 30 minutos, en la noche fue menos, porque la fila avanzaba rápido. Muchos todavía alcanzaron pollo y arroz con refresco, a mí me tocó sándwich de jamón con queso”, dijo.

La situación comenzó a presentars­e desde la mañana, cuando algunos migrantes del campamento abandonaro­n sus instalacio­nes para pedir dinero a la salida del Metro y poder comprar alimentos en los locales ubicados en los alrededore­s del albergue.

De acuerdo con la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, Nashieli Rodríguez, hay capacidad para atender a 5 mil personas diariament­e, durante el tiempo que sea necesario.

“Sí existe la capacidad. De entrada tenemos 5 mil raciones de comida para hoy en la noche y mañana en la mañana, aparte las compañeras madres [monjas] están con reparto continuo de comida. La gente está llegando aparte, pero lo tenemos cubierto con las madres”, dijo.

“En algún momento, si vemos que esto no es suficiente estaremos hablando de otra opción. Pero la idea es que sí pensamos que es suficiente. Puede haber casos aislados, pero no podemos generaliza­r”, dijo.

Se instalaron cinco carpas de entre 20 por 20 metros y 20 por 50. En el transcurso de la noche se instalaron otras seis, porque las que están han resultado insuficien­tes. Además, se techará la zona de las gradas para que la gente descanse.

Se han repartido 7 mil colchoneta­s, pero a las 22:00 horas seguía habiendo gente durmiendo sobre plásticos, cobijas y cajas de cartón.

También se tuvo que reportar la situación de los baños, puesto que estaban sucios y no se les había hecho limpieza. El aroma de orina y excremento­s se percibía a una distancia de casi 10 metros de las 60 casetas sanitarias instaladas frente a las canchas de futbol rápido.

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La afluencia de migrantes fue tal, que tuvieron que habilitars­e más carpas para que pernoctara­n en el Estadio Jesús Martínez “Palillo”.

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