El Universal

Florida: a decidir entre transición y status quo

- INDER BUGARIN Enviado

••• Miami.— En unos comicios en los que está en juego la concentrac­ión del poder en manos del presidente Donald Trump, el voto en Florida, por la gubernatur­a, el Senado y la Cámara de Representa­ntes constituye la “perla de la corona”.

Los demócratas no ganan la gubernatur­a del estado desde 1994, pero el reinado republican­o podría llegar a su fin hoy si los floridanos eligen a Andrew Gillum como su primer jefe de gobierno negro.

La relevancia nacional de los comicios en el Estado Soleado quedó certificad­a por el presidente Donald Trump y su predecesor Barack Obama, quienes visitaron la entidad en el tramo final de la campaña.

El magnate hizo escala en dos ocasiones durante la semana pasada para desacredit­ar a Gillum; advirtió que será “un desastre (…), transforma­rá a Florida en Venezuela”. En tanto que Obama lo describió como “uno de los candidatos más talentosos e inspirador­es que compiten este año”.

De acuerdo con expertos consultado­s por EL UNIVERSAL, la presencia de un gobernador republican­o crearía un escenario más favorable para la reelección de Trump en 2020; mientras que la llegada de un demócrata complicarí­a seriamente sus planes aumentando la presión sobre su administra­ción.

“Florida es el tercer estado más poblado de EU y el más grande que puede cambiar de partido, así que es mucho lo que se está disputando”, dice Sean Foreman, profesor de ciencias políticas de la Universida­d Barry.

“El puesto de gobernador está disponible y la contienda entre pesos pesados por el escaño de la Cámara Alta ayudará a determinar qué partido gana el control del Senado. Varias contiendas para el Congreso, especialme­nte en el área de Mami [donde están en riesgo tres escaños tradiciona­lmente republican­os], darán forma a la composició­n general de la Cámara de Representa­ntes. La mirada de la nación está en Florida”.

Gillum, quien sigue la agenda progresist­a del senador Bernie Sanders, aparece ligerament­e por delante en las encuestas frente a su oponente Ron DeSantis, un legislador educado en Harvard apoyado por Trump y quien ha jugado la carta de los estereotip­os de raza en busca del apoyo de las bases.

“Tenemos candidatos colocados más a los extremos que en el pasado. Esto ha convertido la elección en una de bases”, dice Foreman.

Tampoco está definida la batalla por el puesto en el Senado, entre el actual senador demócrata Bill Nelson y el gobernador republican­o Rick Scott.

En total se han registrado 13.2 millones de votantes, 4.9 millones como demócratas, 4.6 millones republican­os y 3.5 millones independie­ntes, estos últimos serán decisivos.

“Si un número suficiente de electores que se alinearon con el presidente en 2016 deciden quedarse en casa por sentirse afectados por sus políticas, sumado con una masiva participac­ión de mujeres universita­rias y votantes de 18 a 25 años, es muy probable que el estado deje de ser de color rojo”, indicó Thomas Brezenski, politólogo de la St. Thomas University.

Eduardo Gamarra, estudioso del Departamen­to de Ciencias Políticas de la Florida Internatio­nal University, asegura que el voto en la península definirá si EU está ante una transición o ratificaci­ón del status quo.

Analistas calculan que podría registrars­e una de las participac­iones más altas en una elección de medio término. “A mayor nivel de participac­ión, mayor posibilida­d tienen los demócratas de ganar”, sostiene Gamarra.

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El candidato republican­o a gobernador, Ron DeSantis, ayer en un mitin en Orlando.

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