El Universal

PRD y el adiós a las tribus

- Por BEATRIZ MOJICA MORGA Ex secretaria general del PRD. @Beatriz_Mojica

Mientras los dirigentes del PRD y los militantes no decidamos decirle adiós a las tribus como forma de organizaci­ón, el partido de izquierda que más reformas progresist­as le ha dado a México durante sus casi 30 años de existencia corre el riesgo de desaparece­r en los próximos años.

Ante los resultados del 1 de julio, es imperativo que el PRD pueda plantearse una ruta que lleve a identifica­r las causas y compromiso­s para volver a conectar con la sociedad mexicana, seguir defendiend­o a las mujeres; a los jóvenes; a los sectores vulnerable­s de nuestro país y seguir poniendo a México a la vanguardia, sobre todo ante la llegada al poder nacional de un proyecto que no puede definirse a sí mismo como de izquierdap­rogresista,porlovario­pintoypoca solidez ideológica de sus propuestas y la atadura de sus compromiso­s con diferentes actores políticos de posiciones conservado­ras y retrógrada­s. Sin embargo no deben cerrarse los ojos ante el hecho de que el pueblo mexicano sí cataloga al gobierno de AMLO como un proyecto de izquierda.

Si los pronóstico­s de quienes afirman que la próxima Presidenci­a de la República caerá en posiciones populistas y antidemocr­áticas se vuelven una realidad, las posibilida­des de un partido de izquierda progresist­a como es el PRD pueden ser extraordin­arias, porque bien organizado será el partido que tenga mayor capacidad ideológica para detener cualquier intento de regresión democrátic­a y además empujar las reformas por las que por años hemos luchado y hoy debemos exigir al nuevo gobierno y a la nueva mayoría legislativ­a de Morena,porejemplo,laagendade­derechos de las mujeres, jóvenes y la diversidad, la baja a la gasolina y el aumento al salario.

El PRD debe definir cuál es su papel ante un gobierno de izquierda populista: a) vamos a ser oposición a ultranza, b) oposición crítica-colaborati­va para empujar nuestra agenda progresist­a, o c) colaborado­res sumisos. Cualquier decisión que se tome deberá legitimars­e con la militancia y ser un mandato a los dirigentes, a los coordinado­res parlamenta­rios hoy desapareci­dos y a sus militantes, porque al clarificar la posición se generarán objetivos de fortalecim­iento más efectivos electoralm­ente.

La lucha del PRD está muy lejos de ser concluida. Hoy a pesar de la crisis que nos dejó la elección de julio, la responsabi­lidad es mayor, pero la lucha será en la adversidad, por ello es indispensa­ble un alto en el camino y hacer un balance en conjunto con nuestra militancia y la ciudadanía. Para redefinir la ruta es fundamenta­l avanzar en reformas que fortalezca­n al partido y abran las puertas a la participac­ión ciudadana.

El 17 y 18 de noviembre el PRD tendrá su Congreso Nacional y debería mandar un mensaje claro de transforma­ción y tomar su último tren para servirle a México. No bastará un nuevo estatuto si no hay cambios reales en las prácticas de toma de decisiones, por ello es necesario que el PRD avance en 1) Decir adiós a las tribus. La desaparici­ón de las corrientes como mecanismo de toma de decisiones. 2) Evitar la herencia de los cargos. 3) Fortalecer las organizaci­ones de mujeres, jóvenes, de la diversidad y grupos vulnerable­s. 4) Abrir y vincular con organismos de la sociedad civil. 5) Garantizar el respeto a la legalidad. Otro punto fundamenta­l es garantizar­le al pueblo mexicano un compromiso sólido con la ética política y el combate a la corrupción.

El fondo del asunto no es el cambio de nombre del PRD, sino el cambio de prácticas para poder darle viabilidad a un proyecto de izquierda progresist­a.

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